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Acto Médico

Raúl Héctor Campa García
Miércoles 13 de Junio de 2018
 

Cuando una persona se decide por cualquier profesión, sea técnica o universitaria, por lo general, es porqué esa es su vocación; es lo que desea, le atrae. Tal vez algunos se equivoquen o a la mitad del camino deserten a esa profesión antes de terminar y quizás algunos que las concluyen, nunca la ejerzan por diversas circunstancias. 

Los que deciden cursar la carrera de medicina, puede ser que, a su ingreso, no conozcan de inicio, el principio Hipocrático de que lo Primero es no hacer daño: Primum Non Nocere.

En este principio se fundamenta el ejercicio de nuestra profesión. Se infiere que el acto médico en si nunca, lleva la intencionalidad de provocar un daño y menos provocar la muerte de un paciente, aunque si bien es cierto, se corre el riesgo de algunos eventos adversos, por distintas causas: unas inherentes a la misma enfermedad y otra la respuesta del paciente a ella y al tratamiento. De allí el aforismo, también de Hipócrates que: “No hay enfermedades, sino enfermos”.

Esto se entiende, que cada enfermo responde muy diferente a la misma enfermedad y a un mismo tratamiento. Una “simple” Faringoamigdalitis, como ejemplo, en dos diferentes pacientes, la respuesta puede ser distinta, al mismo tratamiento; uno cura totalmente y el otro puede presentar desde una complicación renal (glomerulonefritis), hasta una cardiopatía reumática o incluso un cuadro de sepsis, que podría ocasionar la muerte. Afortunadamente estos casos son los menos.

Una otitis media bacteriana, que, en la mayoría de las veces, cura con un tratamiento completo, en raras ocasiones puede complicarse con una meningitis cuyo pronóstico puede ser sombrío o dejar secuelas neurológicas. Y así podríamos enumerar una larga lista de enfermedades, que se complican en ocasiones; sobre todo las enfermedades crónico-degenerativas en los adultos y también por supuestos en los niños. Pero cierto es que ningún médico, desea que un paciente se complique o fallezca, a pesar de que hay enfermedades que son mortales por su naturaleza o por la historia natural de su evolución.

El ser humano desde el momento de su concepción; nace, crece-desarrolla, se reproduce (algunos) e infranqueablemente muere. Las enfermedades a veces pueden adelantar este ciclo. El médico está para que esto no suceda, esa es nuestra función. 

Pero en ocasiones en esta lucha contra una muerte prematura, no siempre vencemos, pero nunca se claudica, esa es nuestra misión, nuestro (si se puede decir), apostolado. El médico debe tener, entre otras, tres virtudes, según Claude Bernard; Curar a veces, aliviar frecuentemente y, consolar o confortar siempre. Todo esto basado en el continuo conocimiento de los adelantos de la ciencia médica o quirúrgica; que no tienen otra finalidad de mantener una población sana o mejorar la calidad de vida. Pero lo médicos a pesar de esto, no somos infalibles. Por eso cuando se presenta un acto médico fallido, se nos criminaliza como un acto doloso, cuando quizás algunos pueden ser, si se demuestra, culposo; a pesar, reitero, que el trabajo médico nunca lleva la intencionalidad de provocar daño.

Según el Manual del Justiciable Materia Penal, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los delitos en general se cometen en dos formas: “Dolosa. Cuando hay la voluntad de cometer el delito, es decir, cuando se conocen sus elementos o se prevé como posible el resultado y se quiere o acepta la realización del hecho descrito por la ley”.

Ejemplo el delito de homicidio es doloso cuando existe la comprensión y la voluntad de privar a otro de la vida; o cuando solo hay la voluntad de solo lesionar a otro y de este hecho surge la muerte no querida (1). Cuando se actúa con dolo, es hacerlo con premeditación, alevosía y ventaja –  si es así el juicio se debe llevar con el encarcelamiento del involucrado-. En la práctica privada o institucional el verdadero acto médico, no se ejerce nunca, en esa forma.

En el delito “Culposo por lo general, no existe la intención de cometer el delito, es decir, cuando se produce el delito que no se previó al ser previsible, o se previó con la confianza en que no se produciría, en virtud de la violación a un deber de cuidado, que debía y podía observarse según las circunstancias y condiciones personales. Se considera homicidio culposo, si falta no solo la comprensión y la voluntad de producir la muerte, sino también la idea de lesionar a otro (1). Esto último tampoco es intención del verdadero acto médico.

Aunque las Asociaciones y Colegios Médicos (algunos, desgraciadamente no todos en forma continua) han luchado por una propuesta de reforma al Código Penal (Federal y Estatal), por la modificación, para que no se clasifique el acto médico como un delito doloso, propuesta que el Senador Dr. Fernando Mayans, ha defendido desde el 2017 y ahora con el caso del compañero Médico de Oaxaca, tubo, el mismo Senador, ahora Independiente, en abril pasado (2018) una participación en una defensa férrea, apasionada e ignorada (2); en representación de todos los médicos del País, ante una Cámara de Senadores Indiferente (chacotera).

Propuesta que fue aprobada por la Cámara baja (Diputados) y congelada por la de Senadores. Al no haber la intencionalidad de matar, el médico sea juzgado por lo civil, como un delito culposo (si se demuestra) y llevar el juicio en libertad.

Ante el proceso electoral próximo, esta propuesta se ha presentado, aquí en Sonora (en Ciudad Obregón), a dos candidatos al Senado: Una, la propuesta la vio con desdén y enfado (creo que no le sube el “agua al tinaco pirrurrico”), sin embargo, al otro candidato que va Por México al Frente, acudió al llamado ante los representantes (Presidentes y representantes) de los Colegios: de Cirujanos del Estado de Sonora, Colegio de Pediatras del Estado de Sonora, Colegio de Anestesiólogos de Cd. Obregón y del Colegio de Pediatras y Neonatólogos de Ciudad Obregón, que representan una gran mayoría de médicos de todo el Estado. Mostrando gran interés y compromiso, como abogado que es (Toño Astiazaran). Claro que la misma propuesta se le puede exponer a otros candidatos de cualquier frente o coalición (ojalá ya se acabe la partidocracia con esto, muchos partidos, con mucho ruido y pocas nueces). Los médicos no nos educamos en las universidades para matar.

Nuestra verdadera intención es Curar, aliviar frecuentemente, y confortar SIEMPRE. Así nos encontremos en lugares remotos y sin los medios apropiados, como cuando nos toca, al inicio de nuestras carreras hacer el Servicio Social Obligatorio (ahora y siempre peligrosos), en pueblos lejanos y agrestes serranías (3).   

#PARACAMBIAR YO ME INCLUYO. raulhcampag@hotmail.com 

Fuentes recomendadas:

1.- Poder Judicial de la Federación. Manual del Justiciable. Materia Penal. XII Ed. 2012, México, D.F.  

2.- Senador Fernando Mayans en defensa de los médicos,www.youtube.com/SinCensuraTVmedia.

3.- Campa-García R.H. De la muerte a la vida (Novela). Primara Ed. Privada. Gamma Impresos 2017.       

      Cd. Obregón, Son. 

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