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Sobre sus hombros carga el desprestigio y desconfianza hacia la clase política, más en Sonora si será la abanderada de una alianza partidista que incluye al PAN, que como gobierno no pasó la prueba y su ex gobernador enfrenta un juicio tras las rejas.
Al parecer eso no le arredra a la ciudadana Leticia Cuesta Madrigal, periodista, integrante de Sonora Ciudadana, luchadora contra la corrupción y por los derechoss humanos.
Pero ahora sí que la tiene cuesta arriba en su carrera rumbo al Senado, donde lleva como compañero de fórmula a un político de oficio con los vicios que ella ha combatido.
En cuanto a la aceptación de la candidatura de la alianza Por México al Frente, asegura que “no se trata de que nos utilicen los partidos políticos sino que estamos viendo una puerta abierta para ingresar a los puestos de toma de decisiones para llevar la agenda ciudadana”.
Argumenta que es momento de dignificar la representación ciudadana, esa que la mayoría de los políticos de profesión han tirado por la borda y que si bien “desde la trinchera de la sociedad civil hemos hecho grandes cambios, la Ley 3 de 3, también tenemos límites”.
De ahí que es importante, sigue con su alegato, de no quedarse de brazos cruzados y que los ciudadanos sigan ganando esos espacios, “que lleguen a esos puestos personas que en verdad está por el interés público y no el poder por el poder”.
Y lo dice por su experiencia con algunos actores políticos con un cargo de elección popular: “muchas veces estamos rogando por una audiencia, rogando por una discusión en un tema y eso no me parece justo”.
Reconoce que el camino no será fácil; “se trata de una transición de retos, pero es momento de hacerlo, en ningún momento cargo algo sino al contrario que me están abriendo la puerta para poder tomar decisiones”.
Mientras tanto va a las filas del Movimiento Ciudadano.
Ahora que preside a nivel nacional Emilio Àvarez Icaza, tras su paso por Sonora Ciudadana, organización de donde salió precisamente por su acercamiento con el partido anaranjado, hoy conocido no por su doctrina o ideales sino por una melodía pegajosa.
