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El caso ocurrido hace unos días en San Francisco del Mar, Oaxaca en donde un hombre fue linchado y colgado por una turba que lo confundió con un supuesto secuestrador de un menor, nos recuerda los muchos casos habidos en el país en donde en los pequeños municipios no se cuenta con más de tres elementos policiacos para “ resguardar” el orden público.
El hombre no pudo ser rescatado por los enardecidos habitantes de este citado municipio que forma parte de los más de quinientos que conforman el estado de Oaxaca, no obstante a que sus jefes, una distribuidora farmacéutica para la que laboraba, aclaraba, con alguien que se comunicó con ellos para confirmar si en efecto, Jesús Guillermo N, trabaja con ellos.
De hecho el hombre que habló a la empresa para confirmar la identidad del supuesto secuestrador tuvo que cortar la comunicación al ver que la turba amenazaba con derribar las puertas del pequeño cuarto en donde Guillermo se hallaba resguardado.
Cuando los propietarios de la empresa reanudaron la comunicación, minutos después para saber la suerte de su representante que había viajado a aquel distante poblado de la capital para surtir de medicamentos a las farmacias del lugar, ya era demasiado tarde.
Guillermo, a quien mediante carta dirigida a las autoridades y moradores del lugar, la empresa describe como un padre amoroso de tres hijos, hijo de familia y trabajador responsable, ya había sido brutalmente golpeado y colgado de un poste en donde terminó sus días.
El único representante de la ley de San Francisco del Mar, únicamente se limitó a informarle a los patrones de Guillermo que éste no pudo ser rescatado de sus victimarios porque el Ayuntamiento del lugar prácticamente no cuenta con policías, pues éste, el “ cuerpo” policiaco se integra de tan sólo tres elementos.
Esto me lleva a recordar que hace unos meses que estuve de visita en el vecino municipio de Rosario, el comandante del lugar me comentó que ahí la “ comandancia” de policía está integrada por dos hombres. “ Yo, y la persona que me ayuda en los rondines”. ¿ Y qué harías si se presentara aquí una batalla campal como suele ocurrir en algunos bailes..?, preguntamos.
En esos casos, -- me dijo—contratamos a quien así desee y lo habilitamos de agente auxiliar. Ahora la pregunta sería, ¡¿ y en caso de un intento de linchamiento, que podrían hacer dos hombres frente a una turba enardecida?...Es pregunta y va de tarea…
FIERRITOS EN LA LUMBRE…
Ramón Iñiguez Franco, mi ex compañero de labores y mejor amigo, jalisciense de nacimiento, pero cajemense de adopción a donde llegó hace ya más de cuarenta años. Además de ser uno de los mejores editorialistas que he visto en mi paso por más de 40 años en el periodismo, Iñiguez Franco fue un hombre dedicado de lleno a la cultura.
Ramón tiene en su haber, además de haber sido un excelente compañero de toda la vida para su ahora viuda, Magda Irma Palomares y un padre dedicado a sus hijos, un bibliotecario de pura cepa, fundador y primer director de la Biblioteca Pública Municipal, además de gran promotor de la cultura en Cajeme y colaborador de primer nivel para este su periódico Tribuna en donde se inició en estos asuntos y en Diario del Yaqui en donde últimamente se desempeñaba como el gran editorialista que fue siempre.
Mis sinceras condolencias para mi amiga Magda Irma y sus hijos. Hasta pronto, mi querido Monster, como solía llamarme en el casi medio siglo en que convivimos y que el señor tenga para ti el descanso eterno de tu alma que fue siempre grande.
Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com
