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Los cauces de las causas

Andrés González Prieto
Martes 05 de Julio de 2016
 

A partir de la revolución intelectual del 68, La nomenclatura (así le llamó Salinas de Gortari) Miró con preocupación el incremento de la libertad intelectual, buscó  orígenes y los encontró: No era recomendable que la juventud futura tuviera acceso al conocimiento de manera tan fácil, se deberían, de ya, buscar las estrategias, estratagemas para lograr el propósito de controlar los cauces de la rebeldía, en el futuro inmediato y a largo plazo.

En aquellos sesentas,  qué joven de 16 a 24 no recibía algún folleto de la URSS o de la República Popular de China  (y aunque aún, el internet estaba en pañales) los jóvenes leían a Sartre, Cortázar, Joyce, admiraban al Che, al Chakal, incluso a Lee H. Oswald  al igual que a Gandhi, Luther King o Malcom X. Sabían de Zapata,  los Flores Magón y los Serdán. Les ardía la sangre cincuenta años después, de lo que pasó en Cananea, Rio Blanco, Chicago.

Los jóvenes dejaban ya su pelo envaselinado y sus chaquetas de piel, y los cambiaban por el rebelde inglés y su tupé afeminado -pero de moda - ,después con Jim Morrison y el movimiento Peace and Love, lo dejaríamos largo,  tan así que las mujeres de pelo largo, parecían hombres-.

 Cualquier joven hijo de cristiano te hablaba con propiedad de temas sociales de nivel mundial: la guerra de Viet-nam, la conquista de la luna, la alianza para el progreso, bahía Cochinos, Tiang men. Tenían conciencia de las dictaduras militares en centro y sud américa, los tupamaros y la efervescencia social que distinguía a cada uno de ellos. Algunos jóvenes pasivos, otros activos pasaban a formar parte de la guerrilla urbana y la dirección federal de Seguridad no se daba abasto llenando expedientes, mientras el monstruo de la indiferencia no habría sus ojos para ver “que el dinosaurio, estaría ahí, cuando despertara”

La consigna fue: “No matar al perro para que se acabe la rabia, sino aislarlo  para que no tenga a quien morder,  para que no sepa que tiene rabia” y se urdieron los planes a futuro: agotar   ciencias y humanidades,   civismo, los espacios artísticos y culturales, y si estos existen, que se alejen de los centros principales en provincia, que se batalle para encontrarlos. Que hagan universidades pero tecnológicas, que hablen de catetos y términos robóticos, que aprendan inglés y florezcan los planes de estudio patitos donde enseñen a decir cuac- cuac en el idioma internacional maquilador, para despistar el sistema educativo aportará de un millón, un seleccionado, que tendrá su lugar afortunado en el buen vivir como político ( caso beltrones, Colosio, entre otros) frutos del esfuerzo, prototipos de la justicia revolucionaria y la lucha de clases.

 El sistema educativo deberá cambiar sus programas para que enseñen nada y cuando nada, respondan, estén graduados, titulados y contratados como maestros de sus propios institutos, para que las próximas generaciones aprendan nada y así por los siglos…, Importante destruir la liga social de los verdaderos maestros,  aquellos con verdadera vocación, como el que  protagonizó José Elías Moreno en  “ Simitrio” o Mario Moreno Cantinflas en  “El Profe” dar cabida en esa despersonalización a personal de limpieza, asistentes, secretarias en el nuevo profesorado, total que de “nada” todo mundo sabe algo.

Hay que cambiar la música que escuchan, el rock que habla de libertad, de rebeldía, cambiarlo por la pachangoza Cumbia, de caballito, pasito duranguense, ritmo alterado y reggaetón,  darles pautas a seguir “en el infierno próximo a venir”: el narcotráfico y sus apologías soñadas por los próximos adalides que dejarán la escuela (total que ni se aprende nada) en los primeros años de la secundaria para vivir el espejismo de la ignorancia y la insensibilidad social.

Los que quedan se entretendrán con el innovador internet y los juegos de la red, en su momento del Candy crush y otros, los Itunes, Ibays , los pac –man pasarán de moda.

 La misma tecnología   brindará el entretenimiento con modernos sistemas de comunicación entre Ipads, blogs y sistemas que rompen la comunicación humana con comunicación digital Facebook, tweeter, haciendo realidad y efectivas las profecías de grandes intelectos que presagiaban esta tormenta despersonalizada.

 Habrá más expendios que canchas deportivas y bibliotecas, seremos los primeros en beber y comer, y el sexo tendrá también sus primeros lugares en el turismo infantil y la trata de blancas, mientras en conocimiento y aprovechamiento competiremos con países que ni aparecen en el mapa.

Dónde quedarán: El lobo Estepario, El jugador, Ulises, Rayuela, El Quijote, Los Tres Mosqueteros, los enciclopedistas, Chejov, Dowstoyesky, Tolstoi, Ibsen, Homero, Platón, Darío, Martí, Paz, Saramago, Fuentes, Pacheco? Ni mencionar a: Einstein, Darwin, Newton y demás. ¿Dónde quedarán? Creo,   en el olvido inmediato.

 De pronto nuestros jóvenes universitarios llegaron (gracias al sistema premeditado – y con alevosía-) Sin saber leer (Bien)   sin mover los labios, cuando en silencio se hace. Sin saber escribir ( Bien) y sin tener noción intelectual de los hechos históricos que los rodean, salvo los hasgstaf y los treding topics, además de video de youtube y los memes nuestros de cada día.  Saben del Papa Francisco, no porque hayan leído alguna de sus obras, sino por algún meme, foto o mención del Facebook, o twitter “ Se levantará el bloqueo en cuba, hasta que haya un presidente negro en Estados Unidos y un papa latino”.

 Ni se diga, sobre  cultura general,  hablar de Monet, Velázquez, Goya o Dalí,   Armstrong, Parker, Miles Davis, Bill Evans, Placido Domingo, Carreras o Chopin es pedir demasiado, preguntarles por efemérides es en vano, y para dar un ataque cardiovascular, preguntarles la fecha en que se descubrió América está por demás,   la respuesta   es a la inversa con una expresión de  “Dígame en qué me beneficia saber la fecha del descubrimiento de américa o cuando se pisó la luna” Y tienen razón, no sirve de nada. Como dicen en los programas de concurso en la televisión  ¡Prueba superada! La nomenclatura triunfó. El joven estudiante absorbe el conocimiento hasta el examen próximo, luego vacía el disco duro de su mente y comienza el ciclo.

Nuestra juventud no se acuerda, ni necesita de Gandhi, Luther King o la madre Teresa, primero está en saber lo más nuevo de los teléfonos celulares, galaxies, Ipods , software android., Que si Bill Gates, o Steve Job. Lo  más cultural o su aproximación serán: Los Simpson.

¿Y el pensamiento revolucionario? ¿Y el termómetro social que fue la juventud?  Se diluyó en el último estornudo del movimiento Somos 132, hoy caídos en fortuna en los pasadizos del sistema.

 No dudo que existan los jóvenes revolucionarios, algunos viviendo entre la tentación de volverse anarquistas o templarios,   ninguna de las dos opciones exige saber leer ni escribir (aunque los haya) o como tercera opción, tumbar gobiernos, mentar madres, ofender al presidente de la república, acusar la corrupción, querer cambiar al congreso  desde la cómoda posición de una pantalla de computadora en el valiente anonimato de los nombres ficticios.

 Ustedes dirán que presento una juventud buena para nada, ignorante, Ninis? No para nada. 

No me atrevería a generalizar, va en contra de mi esperanza. Los hay que están buscando respuesta a muchas inquietudes. Que si el sistema  no les enseñó a leer o a escribir, lo están haciendo con las herramientas que la misma tecnología les brinda, y brindo por ello.

Creo porque ese es mi deber de formador, en una juventud amodorrada que saldrá del marasmo en que los sistemas educativos los tienen inmersos, en esos jóvenes que se preguntan ¿por qué?  Y se auto responden ¡Por qué no! Es Cuanto.


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