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Tolerancia, diversidad y discernimiento

Raúl Héctor Campa García
Viernes 20 de Mayo de 2016
 

El pasado día 17 de mayo, se hizo mucha difusión al tema de la homosexualidad, por ser el día contra la homofobia y lógicamente los comentarios tanto por radio, televisión y prensa escrita, estuvieron a la orden del día, abogando por el consabido respeto y tolerancia que se debe tener a la diversidad de los que piensan o actúan diferentes (los homosexuales).

Contra aquellos que también pensamos diferente por considerar lo que POR NATURALEZA ES LO NORMAL, respecto a la sexualidad. Por los que también abogamos por el respeto a la heterosexualidad, como un   complemento (no el único) de los seres humanos, como parte importante de la perpetuación de la vida en el planeta que habitamos.

Su Santidad el Papa Francisco, hace unos días dijo: que el respeto a la diversidad es fundamental para contribuir a la paz en el mundo. Pero eso no quiere decir que él Papa este de acuerdo con las pretensiones (algunas ya logradas), de la homosexualidad, como es la unión legal (que no se puede llamar matrimonio; es unión) entre ellos y la adopción de niños.

Se puede ser respetuoso, tolerante a esa manera de vida, contra natura, más CON TODO RESPETO, también tenemos derecho a disentir, a no estar de acuerdo.

¿Pero que es la homofobia? Si lo conceptualizamos de acuerdo a la raíz gramatical de la palabra, homo significa igual o semejante. Fobia: miedo, rechazo, repudio. Entonces se define aquella como el rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres y hombres. O sea a nuestros semejantes. Pero se ha generalizado este concepto adaptando esta fobia hacia la homosexualidad: Entonces el término sería “homosexualifobia”, si nos queremos referir solamente a ese punto, a los que sexualmente tienen sus preferencias con lo de su mismo sexo.

El término homofobia, por su real connotación,  encajaría a la perfección a la era Hitleriana por los asesinatos masivos de judíos; hombres, mujeres y niños; las propias guerras son homofóbicas. Las guerras entre narcos que no tienen respeto a nuestros semejantes, la práctica del aborto es un acto homofóbico. Así este concepto se puede generalizar a todo ser humano que tenga fobia hacia su prójimo. 

Partiendo de lo particular a lo general se puede señalar a Donald Trump y a los racistas, como homofóbicos. Quizás todos en algún momento; homosexuales y heterosexuales, hemos tenido este tipo de fobia, cuando no respetamos la dignidad de la persona humana. 

El respeto debe ser mutuo entre todos los seres humanos, con tolerancia, con respeto a la diversidad cultural e inclusive a la diversidad sexual, pero también tenemos derecho, los que no estamos de acuerdo con algunas practicas de “ese género” a disentir, con nuestro también respetable discernimiento.   

¿Pero cómo se definen estas palabras que se entrelazan con respecto al término homofóbico con que los homosexuales señalan a los heterosexuales. Pero ese señalamiento puede ir también hacia ellos de parte de los heterosexuales? El respeto a la dignidad de la persona debe ser mutuo, aunque respetuosamente no estemos de acuerdo con ellos en lo ya señalado.

Tolerancia: es respetar opiniones, ideas o actitudes de las demás personas, aunque no coincidan en las propias.

Diversidad: es la diferencia o distinción de personas, animales o cosas, variedad a la infinidad o a la abundancia de cosas, a las desemejanzas; la disparidad o la multiplicidad. 

Existe la diversidad cultural, sexual, biodiversidad, ecológica, genética e inclusive diversidad epigenética. Esta última tiene que ver en que lo distintos medios ambientes contribuyen a moldear al ser humano, tanto en su bienestar como en su salud y en su conducta. Sin modificar significativamente a la genética. Como ejemplo de esto último; un heterosexual, puede transformarse en homosexual (aunque no necesariamente) “contagiado” por el medio ambiente donde se desenvuelva y que propicie esta tendencia. Como el “síndrome de la Jauría” (ver artículo).

Los seres humanos tenemos, la capacidad de raciocinio, del discernimiento (unos más capaces que otros). La sexualidad humana como tal, está supeditada a la razón.

 ¿Pero que es el discernimiento? Es saber distinguir, con elementos de juicio, con intelecto, una cosa de otra o varias cosas entre ellas. Va ligado al juicio moral; valora que es lo bueno, que es lo malo. Da valor moral a una determinada situación.

En una sociedad humana, que se rige por reglas, a veces no escritas, pero que tienden a buscar la armónica convivencia de las personas, es necesario frecuentemente apoyarse en la templanza y no caer en el relativismo superficial, que señala que todos los puntos de vista son igualmente válidos. Aquí encaja la famosa frase de Voltaire: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”… solo a expresarlo.

La templanza, la definen como una virtud  humana que consiste en actuar en forma cautelosa y justa; con sobriedad, moderación o continencia para evitar daños, dificultades e inconvenientes. La templanza es un valor que permite al ser humano tener dominio y control sobre sus actos, mantener el equilibrio a través del disfrute de las cosas, sin caer en los excesos que puedan dañar o perjudicar a la persona: Ejemplo Alcohol, comida o sexo, convirtiéndose en un riesgo.  No caer en el desenfreno, fuera del raciocinio. O como dice el comercial, todo con medida nada con exceso.

En lo personal, agradezco a la heterosexualidad  de tener abuelos, padres, mi nacimiento, tener hermanas y hermanos, una esposa, hijos y nietos. Respeto las preferencias, la diversidad, aunque no coincidan con las de uno, con su actuar. Cada quien moldea su vida, de acuerdo a las circunstancias. 

Retomo la máxima de Saulo de Tarso, San Pablo (El Gran León de Dios): “Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza nunca”.

“Yo soy yo y mis circunstancias”. José Ortega y Gasset. Estoy conforme con las “circunstancias” que me han tocado en el trayecto de mí vida. Lo mejor: tener una verdadera familia y educar juntos a los hijos…y si se puede “mal educar a los nietos”. No puedo pedir más a la vida. A Dios lo que disponga.

#PARACAMBIARYOMEINCLUYO

Dr. Raúl Héctor Campa García.

Ciudad de México. 19 de mayo de 2016

raulhcampag@hotmail.com 

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