En medicina se define como síndrome al conjunto de signos y síntomas que fundamentan una determinada enfermedad.
El síndrome de la Jauría es una entidad de patología social, propia de determinados grupos de individuos, que se caracteriza por actos y una euforia, semejante a los aullidos de grupos de cánidos (coyotes, perros, lobos, etcétera), o en una manada de la misma especie, que andan en caza para saciar su hambre o alguna otra “necesidad”.
Este síndrome, se puede presentar en seres humanos susceptibles, utilizados sobre todos por los políticos en las campañas electoreras y logar sus fines. Pero también es frecuente que lo padezcan, sobre todo los jóvenes que se reúnen por lo general “para divertirse” provocando una euforia colectiva, como en algunos festivales de Rock, como por ejemplo los famosos de antaño: Woodstock, en White Lake, New York en agosto de 1969, o el de Avándaro, en Valle de Bravo, en el Estado de México, en septiembre de 1971. Donde en el furor de la música psicodélica, los asistentes se “contagiaron” con el Síndrome de la Jauría: influenciados o NO, por algún tipo de droga, “Psicoestimulante” que los hacían bailar, gritar frenéticamente, con una afectación en cadena a ese conglomerado de asistentes. Los Rolling Stone, Beatles, muchos grupos musicales y artistas, han provocado el Síndrome de la Jauría, Algunos encuentros deportivos famosos, también, a veces el comportamiento puede ser “bipolar”: tranquilos o agresivos.
En las concentraciones políticas, los líderes utilizan este contagio de las masas, para aparentar una gran popularidad. Distribuyen en puntos estratégicos a ciertas gentes para que formen porras, aplaudan, griten vivas y “aullidos” de apoyo a determinado candidato, diseminando el síndrome a la mayoría de los asistentes, que los emocionan hasta el frenesí, en un fanatismo desmedido.
En las famosas “juntadas” de jóvenes se presenta frecuentemente esta patología de contagio colectivo, que es pasajero; a veces sin consecuencias para el grupo de individuos y en otras puede convertirse en una tragedia.
Generalmente hay un “líder” que presenta algunos de los signos y síntomas, como ejemplo: empieza poniéndose de acuerdo con otros para iniciar una especie de Bullyng hacia una persona y al momento involucran a todo un grupo, que involuntariamente aceptan y participan en la agresión.
Los que lo padecen, son seres sugestionables para imitar lo que otros hacen: como embriagarse o consumir otros tipos de drogas, ponerse eufóricos, agresivos, porque los demás lo hacen (Aúllan porque están junto con los que aúllan).
Hay ejemplos clásicos de este síndrome: El caso de un automóvil abandonado en un barrio “bravo” de una gran ciudad, lo ve un grupo de jóvenes y uno de ellos lanza una piedra contra uno de los cristales, luego lo imita otro y después todos lanzan piedras al auto.
Lo mismo pasa en algunas marchas de protestas por algún motivo social, algunos malandrines infiltrados en ellas, empiezan a destrozar escaparates de negocios por donde pasa la columna de manifestantes, al momento la “jauría infestada” empiezan a aullar, agredir y a cometer actos de rapiña, contagiando a los demás y hacen lo mismo.
El síndrome de la Jauría que se caracteriza por lo expuesto anteriormente, es momentáneo, pero puede dejar secuelas de culpabilidad o no. Puede ser recurrente en grupo de jóvenes y es cuando se forman las bandas o pandillas de barriada o las famosas barras de porristas agresivos como los Hooligans en Europa y otros países, con consecuencias funestas.
En el trayecto de nuestras vidas, quizás bastantes de nosotros hemos padecido el Síndrome de la Jauría. Hacemos acciones por influencia de una colectividad fanatizada.
Una recomendación que se les puede hacer a los hijos, a los jóvenes e inclusive a los adultos para que no presenten el Síndrome, es decirles cada vez que salgan a divertirse es que: NO AULLEN COMO UNA JAURIA.
#PARACAMBIARYOMEINCLUYO.
Dr. Raúl Héctor Campa García.
raulhcampag@hotmail.com.
