Había convenido, hasta conmigo mismo, no escribir más. Mucho menos de política porque siempre habrá posturas diversas que nunca podremos conciliar y, por el contrario, los simpatizantes o los enemigos crecen en función del lugar en donde esté ubicado el que se atreve a perder un poquito de su tiempo al leer estas líneas.
Pero el gusanito de escribir, para un periodista, es como la catsup para las papas, si lo queremos ver desde el lado amable de una canción de nuestra Gloria Trevi. Como los clásicos decían, cuando el olor a tinta entra a tu cuerpo, es como cuando un recién llegado a Ciudad Obregón toma un agua de coco de la Laguna del Náinari: ya no quiere dejarla ni tantito.
Por eso da risa cómo unas cuantas líneas de "Más mentiras a yaquis", en alusión a cómo se gestó la firma de un documento para entregar dinero a los integrantes de la etnia a cambio de que se hagan de la vista gorda para los múltiples negocios que dejará (beneficios a unos cuantos) el acueducto que pasará por sus territorios, de inmediato despertó el espíritu soberbio de esos priistas que sólo ven positivas esas columnas de los periódicos donde les mandan saludos el día de sus cumpleaños. "Esos si son buenos periodistas", suelen decir.
Y el mensaje, anónimo por supuesto porque no tienen el valor de dar la cara, llegó: que escriba sobre la enorme estatua del supuesto Yaqui que el gobierno anterior mandó a construir en Loma de Guamúchil o bien sobre el dinero que Ali Babá (Guillermo Padrés Elías) y sus 40 (¿¿¿????) colaboradores se llevaron y hoy disfrutan en santa paz.
Es más, el anónimo priista se animó a decir que Padrés Elías fue mi patrón. Si supiera que fui de los periodistas más odiados por ese gobierno, no se atrevería a escribir como lo hizo. Pero de alguna manera me siento honrado de saber que ni a los gobiernos del PRI ni a los del PAN les gusta mi manera de opinar sobre sus errores como servidores públicos.
Eso habla de que me mantengo con la frente en alto para criticar a cualquiera, porque a ningún político le debo lo poco o mucho que pude haber logrado con mi esfuerzo propio.
Ojalá me equivoque
Por ello, considero una pérdida de tiempo añadirme a la lista de quienes están pidiendo la cabeza de Padrés Elías y sus colaboradores por corruptos. Ojalá y me equivoque, por el bien de Sonora, pero creo que eso no habrá de suceder.
Habré de escribir al respecto hasta ver que realmente el de Padrés Elías y Manlio Fabio Beltrones Rivera (y todo lo que representa), a cambio de la gubernatura y las principales alcaldías de Sonora, no fue un pacto de impunidad para el primero. Porque, como muchos sonorenses, tengo mis sospechas.
Como Santo Tomás, habré de creer en las nuevas autoridades hasta ver que se enjuicia realmente a los corruptos y no solamente los del gobierno panista pasado sino a los hasta hoy impunes "reyes del moche" del más alto nivel y a los cuales todos los políticos reverencian, por temor o por conveniencia.
Habré de creer hasta que dejen de existir frases como aquella de "ponte guapo" porque los sonorenses ya no soportan otros seis años de una nueva "comalada" de noveles millonarios que llegan a los cargos con una mano atrás y otra adelante y se retiran impunemente con los bolsillos bien cargados, pero, eso sí, pidiendo a los dueños de los medios de comunicación que sólo hablen de los "millonarios negocios" del pasado y no de los actuales.
Habré de creer hasta que el lema de "Gobierno Eficiente y Honesto" deje de ser discurso. Hasta que se compruebe la eficacia de la nueva burocracia enquistada en una Fiscalía Anticorrupción que hasta hoy sólo tiene en ascuas a los ciudadanos que, es cierto, quieren ver sangre al aplicarse la ley a los corruptos del anterior sexenio, pero que también anhelan, para ya, un Sonora honorable.
Si eso es mucho pedir, pues qué lástima. Que con su pan se lo coman.
Ah, y para que no anden mandando anónimos por otras vías, mi correo electrónico es franciscogonzalez.bolon@gmail.com. Ojalá y pueda seguirles sirviendo.
