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(A partir de hoy Infocajeme publicará la columna "Conjeturas" del periodista Álvaro Cepeda Neri, director de la revista Contralínea)
I.- Los peñistas, empezando por Peña, no cultivaron la cualidad para la política, con la que no se nace ni cae del cielo. Se adquiere estudiando, proponiendo soluciones. Y entendiendo que la política se ocupa del presente, dejando de lado el futuro mediato e inmediato para proyectos o planes de mediano y largo plazos. La política es para el corto plazo.
Hay que aprender a transigir y convencer para no implementar, sino para implantar decisiones haciendo coincidir intereses y llegando a acuerdos.
Los capataces, como el ingenuo Aurelio Nuño Mayer, sólo sirven para dirigir manadas irracionales o en los autoritarismos, imponiendo a cuchillo resoluciones elitistas contrarias a la definición de la democracia: del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
En ninguna de las mal llamadas “reformas estructurales”, que son ajustes conforme al neoliberalismo económico estrictamente capitalista se tomó en cuenta la opinión de la Nación.
II.- Un político sabe hacer transacciones. Nuño quiere salirse con la suya mediante amenazas. Y anda con la guillotina en la mano para cortar cabezas de maestros porque éstos van a los mítines de la CNTE en repudio a la “reforma”, estrictamente laboral para cesarlos.
Ya despidió a cerca de 300 normalistas. Y amenaza con más, con sus aires de director antiguo para golpear con la regla las manos y las yemas de los dedos, para que se porten bien o los expulsa del salón.
Peña, su jefe y protector, le ha dado facultades extraordinarias para que haga las veces del detonador de las guerrillas, que es a lo que le tira el peñismo para desatar una represión que conduzca al golpismo militar o a su renuncia.
Novato en las cuestiones políticas, es fajador de fintas y hace el ridículo; llevando al peñismo a una crisis mayor y deshaciendo los amarres del grupo de Atlacomulco que ha causado más desastres a la Nación.
III.- Es tal su intolerancia que ya se parece al tal Jerjes, un rey persa allá por el año 400 a. de C., que montó en ira cuando supo que el convulso mar griego había hundido sus naves repletas de soldados que iban a derrotar al enemigo; y encolerizado mandó darle 300 latigazos al mar como castigo. No toleraba que ni los dioses se interpusieran en su mandato, muy a la costumbre de los sátrapas que por entonces desgobernaban.
Así, dicen que nuestro secretario de Educación anda muy enojado con los huracanes que motivan la suspensión de clases en Guerrero donde la CNTE no acepta la reforma laboral contra el magisterio; y parece que hasta harán mancuerna con el SNTE contra tan autoritaria medida.
Y ya que la temporada de huracanes arroja más de 30 días sin clases, Nuño ha ordenado que en cuanto aparezca uno de ellos le den de latigazos por cancelar la impartición de clases; ya que no puede descontarle su salario por manifestarse como hace con los maestros, quienes dan clases de civismo y ética al defender sus derechos a participar en la reforma laboral fabricada para deshacerse de ellos.
Mientras, Nuño sigue nombrando a sus empleados en la SEP, traicionando a Chuayffet y pendiente que la Gordillo no salga a cumplir su condena a una de sus mansiones.
cepedaneri@prodigy.net.mx
