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Francisco González Bolón
Lunes 09 de Novimiebre de 2015
 

Como en los viejos tiempos, el gobierno de Sonora usa las mentiras para obtener "una nueva relación" con la Tribu Yaqui.

Divididos desde el gobierno de Manlio Fabio Beltrones, los indígenas son presa fácil de los disfraces tan socorridos por los gobernantes para simular que todo está bien, aunque sólo los utilicen para la fotografía y filtrar a los columnistas que ahora si hay buen trato hacia las etnias.

Por principio de cuentas, según el relato de quienes acudieron al encuentro, la invitación para la encerrona en Palacio de Gobierno solamente fue para los cinco pueblos afines al PRI, a saber  "Bikam waytana, Potam pinitos1, Belem Pitahaya, Cocorit guardia y Loma de Bácum".

Supuestamente, el motivo de la reunión "era para plantearle una propuesta de trabajo e invitar a la gobernadora a Territorio Yaqui", pero conforme fueron arribando a Hermosillo, según los enterados, el sospechosísmo comenzó a aparecer.

De cualquier modo, "por precaución y recelo, el Kobanao no llevó consigo el sello oficial, puesto que nada se iba a firmar".

"Llegamos a Hermosillo como a las 9 y media e inmediatamente nos fuimos a Catedral a dar gracias por haber llegado con bien. De ahí nos fuimos a la plaza que está enfrente, donde saludamos a los de Belem que también iban llegando junto con Cócorit. Nos acercamos más al palacio y vimos que iban llegando los de Tórim y empezamos a desconfiar, ya que supuestamente solo eran cinco pueblos nada más y Tórim no estaba contemplado", aseguran.

De inmediato, los integrantes de los pueblos de Ráhum, Tórim, Pótam (pinos 1 y 2), se apartaron cada uno por su lado, por lo que comenzaron a deliberar si entraban o no a la reunión.

Los yaquis vieron que a sus compañeros de Ráhum eran persuadidos, casi de rodillas, para que ingresaran, incluso la presencia de Tomás Rojo y Mario Luna en la puerta de Palacio fue como una indicación para que lo hicieran.

Pero las sospechas de algo turbio se incrementaron cuando un yaqui de apellido Molina llevó a las autoridades de Loma de Bácum un documento para firmar, bajo el supuesto de que era la invitación enviada por la gobernadora, pero que a partir de la segunda hoja "el encabezado no se refería a la invitación, sino que decía que era de "acuerdos” de una reunión de trabajo con el Gobierno del Estado de fecha 4 de noviembre y la invitación tenía fecha 3 de noviembre".

Con este detalle, los yaquis desconfiaron más y pidieron que se cambiara la leyenda de las hojas, a fin de que no pudieran utilizarse para otros fines, incluyendo el gasoducto y el acueducto, relatan.

"Mientras se cambiaba el encabezado dentro de palacio, nuestras Autoridades y tropa deciden que es mejor irse y es cuando se nos acercan gentes de Tórim a preguntarnos sobre esto que está pasando y que a ellos también los engañaron y los trajeron con mentiras... Salen también los de Pótam pinitos 2, (al parecer a Pótam mezquites y Bikam Pueblo no los invitaron, mucho menos a los Cócorit papas) y nos preguntan lo mismo y que se quieren unir a nuestra causa, y les decimos que está bien, los aceptamos porque somos hermanos de la misma raza pero que también procuren unirse entre ellos mismos".

Además, recuerdan, cualquier acuerdo debe hacerse dentro del territorio yaqui. Sobre todo porque está de por medio un jugoso contrato para el paso del gasoducto por la zona yaqui. Y, como se ve, el desarrollo que se dice esperan con esa obra, difícilmente llegará a la etnia.

"Creemos que el objetivo de este acercamiento era lograr la firma de Bácum, para lo cual se le trajo con engaños y mentiras, usando a los pueblos “afines” para ello, disfrazando de invitación el documento donde se plasmaría y sellaría nuestro destino. Logística diseñada y operada por los “expertos” y “líderes yoremes” que tienen fuertes compromisos con el Estado ya que el acueducto ni lo tocaron, como que ya lo olvidaron y se ve que buscan algún puesto político que les permita vivir del presupuesto cuando menos por seis años".

Esa es la triste realidad de una supuesta "nueva relación" entre las autoridades civiles y las de los pueblos yaquis. Así los han engañado durante cientos de años. Incluso, muchos acuerdos firmados por casi todos los gobiernos federales y estatales, han quedado en el olvido.

¿Qué más da una raya más al tigre, no?

 

FGB

franciscogonzalez.bolon@gmail.com

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