Encabezados por su pastor Epifanio Salido Pavlovich, cuyas cartas credenciales son obsequiar bufandas en verano, un grupo de diputados priistas anunciaron con “bombo y platillo” la creación del OBSERVATORIO LEGISLATIVO CIUDADANO (así, con mayúsculas).
Ávidos de reflectores y de viaticar en tiempos de austeridad, los legisladores del tricolor organizaron un evento con invitados afines para informar de una perogrullada:
“Para informar las tareas legislativas de estos próximos tres años” y “que la voz de las cámaras, de los sectores y de las universidades se escuchen en el Congreso”, según la sesudas intervenciones de Emeterio Ochoa Bazúa y Omar Guillén Partida.
Esta ocurrencia sacada de la chistera busca una proyección mediática poselectoral, pues los diputados ya llevan un mes del encargo y como poder autónomo (ajá), todavía no aterrizan cómo posicionarse con un tema que no sea el de la anticorrupción que trae la gobernadora.
Desconozco qué idea les vendieron a estos legisladores sobre lo que es un observatorio, pero de entrada hay un vicio de origen: este mecanismo de participación ciudadanos surgió para fiscalizar la actuación de los poderes no para cabildear favores.
Diferente hubiera sido –y más creíble- que una organización como Sonora Ciudadana u otra, anunciara el mencionado observatorio con el apoyo del legislativo y establecer una agenda de temas a evaluar. En pocas palabras, no pueden ser juez y parte.
Nadie habló sobre las formas de participación del ciudadano en temas relevantes, como la calidad de iniciativas que presentan los diputados, si cumplen o no la encomienda de ser contrapeso al Poder Ejecutivo o el perfil y desempeño de los diputados, entre otros.
Por ejemplo, más que escuchar autoelogios por parte de los legisladores, para lo cual se les paga bastante bien, sería más conveniente que investigaran por qué la anterior legislatura no dictaminó la cuenta 2014, incumpliendo así la Ley Orgánica.
El ISAF entregó en tiempo y forma el Informe de Resultados de la Revisión y Fiscalización de la Cuenta de la Hacienda Pública Estatal 2014 y de los 72 municipios al Presidente de la Comisión de Vigilancia del ISAF, el diputado PRIISTA José Luis Marcos León Perea.
Ahí está una veta por explotar para la rendición de cuentas, ahora que con su pirotecnia mediática, el priismo quiere convertirse en la referencia de honestidad política aunque son corresponsables (por obra u omisión) de los ocurrido en el sexenio anterior.
Y en cuanto al observatorio anunciado en días pasados en esta ciudad, diría que aquí se cumple el adagio de que “no tienen la culpa los diputados… sino quien los asesora y les escribe sus líneas de comunicación”. Es cuánto.
