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Usos y abusos de la autonomía universitaria

Eduardo Estrella Acedo
Miércoles 03 de Junio de 2015
 

Transcribo algo de lo que escribí cuando el ITSON cumplió cincuenta años de vida:   

En el tema de la autonomía del ITSON, hay algunas preguntas que son importantes:  ¿Ha sido bien manejada la autonomía en el ITSON?  ¿A pesar de la autonomía, las autoridades universitarias están obligadas a rendir cuentas a la sociedad de sus manejos financieros?

Si el ITSON ya como Institución autónoma ha designado a sus autoridades; si imparte sus enseñanzas y desarrolla sus investigaciones de acuerdo con el principio de libertad de cátedra y designa a su personal académico; si administra libremente su patrimonio y determina su presupuesto, la respuesta es que sí, que el ITSON ha hecho buen uso de su autonomía, pero … debemos tener presente que una Universidad por autónoma que sea, queda comprendida dentro del Estado y consecuentemente no puede sustraerse del orden legal que regula la vida del país.

El hecho de que no pueda sustraerse del orden legal que regula la vida del país, implica conceptos muy importantes tanto en el ámbito político como en lo financiero.  Hemos sido testigos de un proceso de sindicalización de los trabajadores académicos y de intendencia de nuestras casas de estudio desde el sexenio del presidente Luis Echeverría y nunca he estado seguro de que la Universidad represente al factor “capital”  en la relación con sus profesores y empleados  Es cierto que se dan los extremos que señala la Ley Federal del Trabajo de dirección y dependencia económica, pero también es cierto que no es raro que se interrumpan labores por reclamaciones, justas si se quiere, de profesores y de no académicos, y eso es muy grave para México.

Y me pregunto si es más importante el resolver reclamaciones de este tipo en nuestras universidades o si es más importante preservar a toda costa sus funciones de investigación , de docencia y de difusión de la cultura en un país con tanta necesidad de preparar a sus hijos. Los partidos de izquierda han extremado su reclamo y no estoy cierto de que ello ha sido bueno para México.

¿Podemos imaginar un sindicato universitario en Cuba, en China continental o en Rusia o en cualquier otro lugar en  donde predomine la ideología socialista?  Ni pensarlo.

Por otro lado, no faltan los que hacen de la Universidad pública un coto de poder.  Y con esto quiero referirme no solo a los “estudiantes” (así suelen llamarse ellos mismos a manera de escudo) sino también a las autoridades escolares.

Cuando el Rector Guillermo Soberón pidió la intervención de la fuerza pública para sacar de la UNAM a quienes con el pretexto de la autonomía cometían desmanes, fue criticado.  Pero apenas hizo bien: no eran actividades académicas los daños y los robos en talleres, laboratorios y salones de clase.   Recuerdo sobre el particular un epigrama de Francisco Liguori en aquellos días de tensión y de vandalismo en contra de nuestra máxima Casa de estudios:

Bien haya la policía                Porque la Universidad
De la Procuraduría                       no es ningún coto cerrado
que a petición del Rector                                ni goza de impunidad
acabó con el error                       ese grupo desalmado
de la falsa autonomía                      que cree “ampararse en sagrado”
                              como ocurrió en otra edad.

Eso que decía Liguori es lo que sucede en ocasiones.  Recordemos si nó, a los “líderes” Falcón, Imaz, Ordorika, el “Mosh” que paralizaron por meses a la UNAM con banderas de izquierda.  ¿Qué pasaría con una situación de éstas en los países mencionados de Cuba, China continental, Rusia?  Vamos, no siquiera podría darse eso.

Claro que los trabajadores tienen sus derechos, pero México también tiene la necesidad de que no se paralicen los únicos instrumentos que tiene para salir de sus crisis recurrentes.  Las Universidades representan si no la única, sí la mejor manera de que nuestra patria supere esta situación ya crónica de subdesarrollo.  Se requieren otras soluciones a las crisis sindicales universitarias.  Más imaginación, más negociación y más compromiso con las necesidades nacionales.  El arbitraje obligatorio tal vez, pero nunca la parálisis de la academia.

Eso por lo que toca a los trabajadores, académicos y no académicos, y a quienes se escudan con el noble adjetivo de estudiante para desconyuntar a la Universidad.  Y pensar que casi siempre hay atrás de ellos intereses políticos.

¿Y la autoridades universitarias?  Habemos quienes pensamos que las autoridades escolares confunden la autonomía con cotos de poder.  El manejo de las instancias encargadas de las elecciones y la no información pública de las finanzas dan lugar a que se vayan sabiendo cosas que también lastiman a la sociedad.

El ITSON ha tenido cuatro rectores: el primero con una permanencia de poco más de siete años; el segundo con casi un cuarto de siglo; otros con alrededor de tres años y el actual.

En el caso de nuestra Institución local nunca he hablado de que haya malos manejos.  Solo he dicho que aparentemente se manejan con largueza los recursos que en último caso provienen de nuestros impuestos.  Hace tiempo, mi recordado y muy estimado amigo el licenciado Hugo Vargas Becerril publicó en el periódico El Imparcial una carta en la que reclamaba de las autoridades políticas sonorenses que se le estaban reteniendo subsidios al ITSON.  A propósito de esa carta, escribí a Hugo ofreciéndole que los cajemenses podríamos ayudar a reclamar los subsidios pero necesitábamos información que no teníamos, ni tenemos hasta hoy.  Le dije:


Ciudad Obregon, Sonora, México, a 29 de Agosto de 2000.
Sr. Lic. Hugo Vargas Becerrill
ITSON
C i u d a d .

Estimado y viejo amigo:
He leído con interés tus colaboraciones últimas aparecidas en el periódico El Imparcial.  Me refiero por ahora a los párrafos en los que mencionas a nuestro ITSON.
Como muchos sonorenses, sobre todo cajemenses,  no tengo información cierta de lo que dices acerca de los subsidios que se le regatean a la Institución que tanto queremos.  ¿qué se le debe?  ¿desde cuándo se le debe? ¿cuánto subsidio recibe? ¿cuáles son los ingresos de la Escuela?
Muchos nos quedamos sorprendidos de la indemnización que se convino con un ex vicerrector que dejó de prestar sus servicios por causas que tampoco conocemos.  Se le fijó una pensión de miles de pesos mensuales de por vida.  ¿sabes cuánto dinero se necesita tener para generar esa cantidad por concepto de intereses?  Si a eso agregamos que hay varios vice rectores y directores generales, es sano tener reservas suficientes para hacer frente a ese tipo de eventos o bien a las jubilaciones cuando éstas lleguen por el mero transcurso del tiempo. ¿qué va a pasar cuando se jubile el señor Rector?  ¿a cuánto ascenderá su pensión?   ¿tiene el ITSON reservas para todo eso?  Si no las tiene, malo. Y si las tiene, ¿en donde están?  ¿con qué criterio se han fijado los sueldos y las posibles pensiones de retiro de los funcionarios y de los empleados?  ¿cuál es el presupuesto de operación del ITSON?  ¿cuánto se destina a docencia, cuánto a investigación, cuánto a la difusión de la cultura?  ¿solo los directivos del ITSON pueden conocer esos números?  ¿nosotros  -el pueblo-  nó?
Tal vez si se publicaran los estados financieros del ITSON, pudiéramos hacer una gran cruzada para la defensa de esa casa que tanto queremos pero no sabemos qué hacer si no estamos informados.  Curiosamente sabemos más de los números de la UNISON que periódicamente da a conocer a todo el Estado cuál es su situación financiera.  Nada menos el domingo 27 aparece en El Imparcial una plana en la que se dan detalles de la aplicación de las colegiaturas que pagan los alumnos.
¿Me entiendes, mi querido Hugo?  ¿verdad que es sano que los cajemenses conozcamos esa información?.  Los subsidios vienen de los impuestos que todos pagamos. Son dineros públicos al fin y al cabo.   La información financiera de la Escuela debe repartirse como si fuera confeti. A ti te consta que en mis tiempos lo hicimos en la mejor medida posible.  La opinión pública necesita y debe conocer esos números para conquistar su simpatía y pelear si es necesario contra el Estado si no cumple con sus compromisos.
Al día siguiente de la columna que comento, aludiste a los caciques que con argucias se reeligen aprovechándose de cualquier circunstancia.  Lamentablemente te referiste solo a los caciques deportivos y nombraste a dos de ellos, pero tienes razón, mi querido amigo: en ninguna circunstancia se vale hacer eso cuando hay  tanta gente valiosa que espera una oportunidad y que  -sin duda-  puede traer ideas frescas para ascender, no para estancarse con sistemas tan verticales como los que se dan en los cacicazgos. “
   
Hugo me contestó aludiendo a unas declaraciones de un político local y me sugirió que me dirigiera al entonces presidente del Patronato pidiendo información.   Seguí la sugerencia y escribí al organismo mencionado en los siguientes términos:

Ciudad Obregon, Sonora, México, a 11 de Septiembre de 2000.
Sr.  Germán Pablos Tirado
Presidente
Patronato del Instituto Tecnológico de Sonora
P r e s e n t e .
   
Estimado Germán:
Hace unos días envié al licenciado Hugo Vargas Becerril una carta cuya copia te anexo, en la que me referí a unos comentarios que él hizo sobre unos subsidios que aparentemente se le deben al ITSON.  No es la primera vez que hemos oído eso pero te aseguro que el grueso de los cajemenses  no tenemos la menor idea de qué están hablando.  Y por lo que veo, mi querido amigo Hugo tampoco la tiene, pues estoy seguro que no tiene acceso a la información a que aludo.
Le pregunté entre otras cosas: ¿qué se le debe al ITSON?  ¿desde cuándo se le debe? ¿cuánto subsidio recibe? ¿cuáles son los ingresos de la Escuela?
Los cajemenses queremos lo mejor para el ITSON y la amistad entre esa noble Casa y la comunidad debe ser fortalecida siempre y a ello contribuiría dar a conocer en qué se invierte el dinero que recibe la Escuela, sea por subsidios o por ingresos propios.
Hugo me contestó diciendo que el Patronato que presides puede responder a lo anterior.  ¿Puedes, Germán?    Si es así,  dime qué podemos hacer para que el ITSON no tenga privaciones económicas.  Den argumentos a los cajemenses y a los sonorenses en general y te aseguro que es mucho lo que se puede hacer si esos argumentos son lo suficientemente fuertes. 
Den a conocer los estados financieros como lo hacen otras Universidades como nuestra UNISON.   Después,  tal vez tengamos una idea más clara de cómo podemos ayudar a nuestro querido ITSON.”
   
   
Ni Germán Pablos, presidente entonces del patronato del ITSON ni Hugo Vargas Becerril supieron, pudieron o quisieron dar la información a que me refería.

¿Esa es autonomía?  Claro que no.  Eso es abuso de la autonomía. 

Germán Pablos aseguró en carta posterior que un despacho entregaba la información a Rectoría y dio a entender que la ley no obligaba a revelar públicamente la situación financiera de la Institución.  Eso dijo en su carta del 27 de Noviembre de 2000, pero olvidó decir que la ley no prohíbe esa publicación y que la moral pública lo exige. 

Tengo una copia de un estudio de la situación laboral, académica y financiera del ITSON llamado “Administración y Gestión institucional en el Instituto Tecnológico de Sonora” que en su parte conducente dice: En el ITSON sólo se realiza auditoría externa, aunque la comisión de auditoría que establece la ley orgánica, no está conformada y se suple con el dictamen de los estados financieros por parte del auditor externo que presenta su informe anualmente, lo cual se entrega oportunamente acompañado de las cartas, observaciones y recomendaciones correspondientes.  Sin embargo, dada la transparencia del proceso, llama la atención de que no se tenga la política de publicación ni divulgación de los estados financieros, lo que sería conveniente pues así el Instituto tendría aún mejor imagen ante la sociedad

En diversa carta del 25 de Septiembre del mismo año 2000 terminé diciéndole a Germán Pablos:

Los cajemenses queremos lo mejor para el ITSON y la amistad entre esa noble Casa y la comunidad debe ser fortalecida siempre y a ello contribuiría dar a conocer en qué se invierte el dinero que recibe la Escuela, sea por subsidios o por ingresos propios.

Insisto en que particularmente llaman la atención varias cosas: el monto conocido de las pensiones que se entregan a altos funcionarios;  los rumores que se esparcen sobre los estipendios que se pagan a esos mismos funcionarios como son  sueldos, automóviles, gastos de representación, viáticos, teléfonos celulares, bonos, etc..    En bonos hay una diversidad enorme: bonos de ajuste a calendario; bonos de semana santa (15 días de sueldo); bonos de Mayo (65 días de sueldo), bonos de aguinaldo (75 días), bonos de despensa y transporte, bonos “extraordinarios”.   Hay otros, muy merecidos para los maestros de planta y personal no académico por los bajos sueldos que perciben, pero tratándose del “primer círculo”, esas prestaciones arrojan resultados asombrosos.  ¿sabías eso, Germán?.  Si no lo sabías, malo; y si lo sabes y no dices nada, peor.   … en el caso del dinero proveniente de impuestos el rendir cuentas es un privilegio….   Tómenlo así, no se trata de molestar a nadie.  Al menos a nadie le consta que en este caso se estén manejando con ligereza los dineros, tal vez con largueza, pero nuestro desconocimiento de todo lo anterior  puede traer como consecuencia que las suspicacias substituyan a la información  y eso no es bueno para nadie.

Np hubo información y durante más de veinticinco años  las autoridades del ITSON no informaron a la opinión pública de su situación financiera.  ¿Por qué?

Por otra parte, el Instituto Tecnológico de Sonora es por definición una institución universitaria de carácter público en donde debe darse la divergencia de ideas dentro de un marco de respeto.   ¿Ha sucedido así en los últimos veinticinco años?  Han habido despiadados “cortes de cabeza” de maestros o empleados administrativos por externar sus inquietudes que no eran del agrado del principal.
 
Han habido también renuncias de patronos argumentando ofensas a su dignidad e intolerancia y prepotencia de la máxima autoridad.  Tengo copias de esas renuncias. 

¿Se ha hecho buen uso de la autonomía universitaria en nuestra Casa de Estudios? 


Una pequeña anécdota antes de terminar: 

Un educador muy conocido en Sonora, don Roberto Arizmendi, al comentar este tema de los usos y abusos de la autonomía, me dijo: “Fíjate que sobre la postura de los rectores que ofrecen resistencia a los procesos de evaluación, denotan y demuestran la costumbre o cultura de que las universidades fueran extremadamente autónomas, no sólo en su situación jurídica, sino en lo que históricamente se creó como una isla en medio de la sociedad, a la cual pocos tenían acceso para ser parte del mundo universitario y eso creaba, a su vez, un cerco que distanciaba a las universidades de las comunidades sociales. Indiscutiblemente que esto ha ido cambiando, pero los detalles finos de una cultura quedan impregnados en el ser de manera casi inconsciente. Sucede lo mismo que con la discriminación: formalmente está abolida, en el discurso diario todo mundo lo acepta, pero no deja de reflejarse lo que en el fondo ha quedado, aún en expresiones como “es buena persona, a pesar de que vive en las zonas marginadas”; “es bonita, a pesar de ser morenita”.

Están tan profundamente incorporados los valores culturales, que modificarlos es asunto no de lustros, sino casi de siglos.

“Creo que cada vez hay más apertura para la evaluación en las universidades. Doblegarse a ella o aceptarla, indudablemente que fue cuestión de entender que los recursos serían mayores y fluirían de mejor manera si se accedía a la evaluación.

“Con este tema que has puesto sobre la mesa, recuerdo cuando yo estaba en la SEP que por primera ocasión se obtuvieron recursos de apoyo para proyectos específicos y que mi dirección negoció con Recursos Financieros de la SEP y con Hacienda. Se aprobaron. Entonces, el paso siguiente era ir a las universidades a decirles que habría recursos para desarrollo de proyectos específicos. Llegué a una universidad, junto con un funcionario que dependía de mi dirección, con cita previa con el rector, quien nos había pedido que aceptáramos ser atendidos por un funcionario del nivel inmediato inferior; le planteamos el programa y los recursos, diciéndole que sólo deberían desarrollar proyectos de trabajo para hacer una plan de desarrollo, para estructurar su presupuesto por programas, para un programa de obtención de recursos adicionales, para una reestructuración administrativa, etc., etc. A cada opción presentada por nosotros, nos decía: “Eso ya lo tenemos”, “nosotros operamos con toda eficiencia”, “eso no lo necesitamos”, “la universidad funciona impecablemente bien”. Terminó la entrevista y regresamos a ciudad de México con la chequera intacta.” 

Difícil de entender, pero a toda costa quienes no entienden los límites  de la autonomía, buscan impedir que “se asomen” a las cuentas de la Universidad.   
¿eso es autonomía?


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