De acciones repetitivas se forma un estereotipo, que es una concepción estructurada y aceptada por la mayoría; por todo un colectivo. El estereotipo se vuelve social, cuando es privativo de algún estrato de la sociedad; cultural, cuando se vuelve costumbre de todo un pueblo o región; o racial, de acuerdo a grupos étnicos.
Ver la muerte por violencia de los seres humanos, se ha vuelto en la sociedades del mundo como algo cotidiano y en cierta forma aceptada tácitamente. Se va perdiendo la capacidad de asombro.
La costumbre de ver, escuchar o leer a través de los medios informativos tanta masacre de personas humanas, hace que nuestra sociedad este adoptando-como la humedad- la cultura de la muerte. Pero previa a ésta, está la cultura de la indiferencia. Un “vale madrismo” de lo grave que está pasando en nuestro entorno; desde asesinatos de tipo político – como la lucha por el poder, pre y post revolución y actuales-.
Los que se dan entre gente involucrada en el narcotráfico y que a veces están inmiscuidos algunos políticos. Los asesinatos de estudiantes (Tlatelolco, Ayotzinapa, etc.), las muertas de Juárez, los masacrados por el crimen organizado por todo el territorio nacional; las tétricas fosas clandestinas con cientos de cadáveres. Los asesinatos de personas secuestradas, y un sinfín de muertes violentas en cascada.
Esta falta de respeto por la vida, esta cultura de la muerte, empieza cuando la sociedad termina por aceptar la muerte de un ser humano en gestación, cuando se tiene concebido a un niño y apoyar la legalización del aborto. Legalizar los asesinatos por aborto, es una barbarie. La indiferencia de la sociedad contribuye a que esta cultura de la muerte se acepte desde la muerte violenta de un no nacido, hasta en todas las edades de la vida de una persona.
El pasado mes de Abril (del 23 al 26), en Boca del Río, Veracruz, se realizó el XV Congreso Nacional de Pediatría; de la Confederación Nacional de Pediatría de México (CoNaPeMe), y dentro del extenso programa académico, hubo un interesante módulo de Bioética, al que asistimos y en donde los expertos Pediatras Bioticistas, pugnaron por el derecho a la vida; que natural y científicamente comprobado inicia en el momento de la concepción y que se debe de respetar.
El Congreso término con una brillante e interesante Conferencia Magistral: Reflexiones Sobre la Reproducción Humana. El universo donde se inicia la vida; contenido en un bellísimo continente: La Madre, su matriz donde se anida ese diminuto ser concebido que se va desarrollando día tras día, la formación de la placenta que lo alimenta por el cordón umbilical, el niño que flota en el saco vitelino, etc. En ese continente y su contenido se combinan una multitud de elementos bioquímicos y psíquicos, para que esa vida se realice, si es que no se presenta alguna eventualidad NATURAL, que trunque su evolución.
Pero aniquilar esa vida, después de un proceso especializado de la naturaleza, por alguien (otro ser humano), que tuvo la posibilidad de vivir…este, es un asesino, como cualquier sicario.
Desde aquí, inicia la falta de respeto a la vida. Desde aquí inicia la Cultura de la Muerte, que nos quieren imponer. Si nos dejamos como sociedad, como personas.
#PARACAMBIARYOMEINCLUYO.
Dr. Raúl Héctor Campa García.
raulhcampag@hotmail.com
