Raúl Héctor Campa García
El nepotismo se puede definir, como un “influyentismo que ejercen” algunos políticos o servidores públicos, para colocar en trabajos a todos niveles, principalmente a familiares, amigos o gente que pertenecen a su círculo cercano o no; sin importar en la mayoría de las veces, si cumplen con el perfil para ocupar dichos puestos.
La acepción de nepotismo, se deriva de la palabra griega nepos, que significa sobrino. También el termino se supone que alude al nombre de un emperador romano; Julio Nepote. Los emperadores daban funciones a varios familiares, amigos, yernos, etc., sin estar capacitados para ello. Nombraban a un jefe de un ejército, sin conocer tácticas de guerra. Cualquier coincidencia actual, ES MERA REALIDAD.
Quizás los “nepóticos” o practicantes del nepotismo, se fundamentan en que las cosas se aprenden con el andar, sin contar con preparación previa a las funciones que se les asignan. Pero para eso existen los “mateos” para que si no saben les hagan sus chambas. Algunos de estos chambones se convierten en serviles o lacayos, que se prestan a eso, en aras de no perder su modus vivendi. Aquel escala a veces, a puestos mayores si el nepotismo tiene continuidad y estos, lo pobres “mateos, siguen en las mismas. Ejemplos, muchos. Existen directivos de alto nivel que están en un puesto administrativo, siendo médico o al revés no siendo médico dirige alguna dependencia del sector salud. Alguien que nunca ha ejercido la docencia y lo ponen a ocupar un puesto representativo en educación. Así podremos escudriñar y sacar trapos al sol…Pero en este País, NO PASA NADA.
El nepotismo, es una práctica sexenal, de trienios, pero también se da en otros ámbitos. En áreas políticas esta acción de influyentismo, hace que no exista una carrera de verdaderos servidores públicos en nuestro país. Poco hay en esto, de un SERVICIO CIVIL DE CARRERA. Otro ejemplo: no existe a nivel de política de urbanización de población expertos en ello.
Quizás los haya en políticas de salud, pero pocos médicos salubristas, si bien es cierto tenemos expertos en salud pública, epidemiólogos, que conocen bien de que se enferma una población y en base a ellos ponen en práctica mecanismos de prevención para delimitar patologías. En una palabra las políticas de salud pública deben dirigirlas los expertos en salud pública, salubristas y epidemiólogos. LAS POLITICAS DE SALUD, dice un experto en ello, DEBERIAN CAMINAR BAJO EL PARAGUAS DE LA EPIDEMILOGIA.
También, esto sucede en el área educativa; desde la asignación de maestros con deficiente preparación- No todos - alumnos que ingresan a nivel universitario por el influyentismo de alguien y que la mayoría (de estos recomendados, en forma nepótica) resultan malos alumnos, dejando sin oportunidad en muchas ocasiones a excelentes estudiantes, de continuar su preparación. Esto sucede muy frecuente.
Como colofón a esto, viene a mi recuerdo aquel cuento de un influyente político que le busca chamba a un hijo y le habla a un director de una empresa, para conseguirle un trabajito a su hijito del alma.
El director le ofrece de entrada un sueldo de 60 mil pesos mensuales. Consciente el político (raro en ellos, de que tengan conciencia), le dice: No, un sueldo tan alto no, algo más bajo de inicio.
Bueno hay otro de director en una sucursal de la empresa, entre 30 a 40 mil pesos al mes.
No, no, mi interés – le dice el político- es que le tome amor al trabajo; un sueldo más abajo.
Bueno – le comenta el director de la empresa- hay un puesto de jefe de área, donde ganaría 20 mil pesos.
No – le vuelve a insistir el “consciente” influyente político- quiero algo donde empiece a percibir un sueldo entre 6 o 8 mil pesos.
Uy señor, disculpe Usted, pero para ese sueldo, su muchacho necesita tener estudios universitarios, con maestría y un doctorado en el extranjero… Le voy a quedar muy mal “mi líder”.
Ah pero esto no sucede en nuestro querido México…eso, es de otras latitudes.
#PARACAMBIARYOMEINCLUYO.
Saludos con respeto.
Dr. Raúl Héctor Campa García.
raulhcampag@hotmail.com
