Raúl Héctor Campa García
Hoy domingo quince de febrero, hubo definiciones o mejor dicho asignaciones de los candidatos de varios partidos (un titipuchal) a las diversas candidaturas, a gobernador, algunas diputaciones y de candidatos a presidencias municipales .
El PAN con una mayoría concordante que vio la mejor opción para contender por el partido, siguiendo la normatividad estatutaria y eligió por votación interna a Javier Gándara Magaña.
Por el PRI por designación a Claudia Pavlovich Arellano, por MoReNa a Javier Lamarque Cano, PT a Jaime Moreno Berry; todos ellos como candidatos al gobierno de Sonora.
Desde meses antes aparecieron los jilgueros políticos, pero a partir de este día estos jilgueros echaran con mayor intensidad sus trinos al aire para ponderar las virtudes de cada uno de sus candidatos, pero también algunos para despotricar y denostar a los contrincantes políticos; estos trinos se irán agudizando mientras estén en campaña hasta el día de la elección constitucional y después también. Tal como escuche por la radio a un presunto candidato a la presidencia municipal de Guaymas por el PRI, donde literalmente dijo: “... los panistas se estan preparando con sus marrullerías, al fraude electoral, al carrusel electoral…” entre otros epítetos o adjetivos agregados; acusando a priori de los que ellos, los Priistas, POR AÑOS, han sido expertos. O sea el burro hablando de orejas. Aunque debemos admitir que en ningún partidos por lo general solo existan santas palomitas, pero si hay jilgueros desbocados con sus “elocuentes” trinos; en TODOS. Quizás porque todos –los partidos- tienen infiltraciones de estas aves canoras.
Muchos ciudadanos SIN PARTIDO y algunos que participan dentro de los partidos, tienen sed de participar y observar contiendas políticas con gran civilidad, donde el respeto a la dignidad de las personas (ciudadanía y candidatos) sea un común denominador. Donde no existan las diatribas (discursos o escritos violentos o injuriosos contra alguien o algo), las patadas bajo la mesa, las traiciones, inclusive a las mismas convicciones partidarias y las deslealtades a los principios de los institutos políticos donde se milita.
¿Cuándo veremos en nuestro México, cómo en algunos países más avanzados en cuanto a educación y civilidad, que exista un gran respeto y honradez en estos procesos políticos; donde dejan las urnas solas y los ciudadanos emiten su voto y al término de la votaciones van los encargados del proceso a recogerlas para el computo delante de los representes de los partidos? ¿Cuándo, al que no le favoreció la votación, con gran civilidad, le levante la mano al ganador?
Ver la honestidad ciudadana, por ejemplo, en los contenedores de periódicos en venta, como depositan el importe exacto del mismo y se lo lleva, sin mediador, de un encargado. ¿Cuándo Mexicanos, cuándo?
Claro que hay muchos ciudadanos con esas características ejemplares, y que están esperando ávidos la civilidad, principalmente de los militantes de los Partidos Políticos.
Pero los partidos, los políticos, quieren acceder a como dé lugar al poder, siguiendo la consigna de la frase El fin justifica los medios, atribuida a Maquiavelo (que no se ha evidenciado si fue dicha por él. Que por cierto en el Libro EL Príncipe, no aparece esa frase).
Tal vez los políticos de altos vuelos se excusan en la frase cum finis est licitus, etiam media sun licita (Cuando el fin es lícito también los medios son lícitos). Frase que aparece en un manual de teología moral; autoría de un teólogo jesuita Alemán, Hermann Busembaum. ¿Pero serán verdaderamente lícitos los medios que utilizan algunos políticos? O ¿Pero en política el fin justifica hasta los medios corruptos?
Los jilguerillos polacos, en estas fechas vuelan esparciendo las virtudes de unos, las de su preferido o les pagan para que así las den a conocer y exponiendo los trapitos sucios de los otros (los tengan o no). ¿Será cierto o esto no sucede aquí en nuestro medio?
#PARACAMBIARYOMEINCLUYO
Saludos.
Raúl Héctor Campa García
raulhcampag@hotmail.com
