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Dr. Raúl Héctor Campa García
La controversial periodista de CNN noticias en México, Carmen Aristegui, recientemente recibió por parte de la Universidad Autónoma de Querétaro el Doctorado Honoris Causa, que integrará a su muy extensa colección de reconocimientos, por su periodismo de investigación en temas sobre política y corrupción, entre otros muy polémicos. Hace unos días hizo mención sobre la involucración del Banco HSBC, solapado en el secreto bancario, la evasión de impuestos de varios personajes mundiales, sus clientes relacionados con la política y en la lista mencionada aparecen unas inocentes palomitas de México (escribí palomitas NO gaviotitas, conste).
En referencia a esa nota periodística la corresponsal de su programa radiofónico matutino, hace mención de la corrupción endémica en nuestro país. Y ni modo que la desmientan, cuando a diario se ventilan por todos los medios estos actos deleznables, presuntamente, dirían los tribunales, como una manera de darles tiempos a los corruptos de defenderse.
¿Pero que es corrupción y que es endémico? Definamos estos conceptos en términos generales.
Corrupción, en un concepto sociológico y no biológico ni físico-químico (en esto sería putrefacción de la materia orgánica o corroído o materia alterada, etc.), se definiría como actos de mala fe, abuso de poder, mala conducta o inmoralidad, falta de ética.
Endémico es una acepción médica, sobre todo en el área de epidemiología; ésta, en un concepto general, es la ciencia médica que estudia y determina de que se enferma una población y como evitar la propagación de las enfermedades. Y para la operatividad, de limitarlas o prevenirlas, las clasifica en enfermedades Endémica, las que se circunscriben a una población (Brucelosis en el sur del Estado, por ejemplo), Epidémicas cuando la enfermedad se disemina a todo un territorio o un país (Influenza) y Pandémica, cuando traspasa las fronteras de los países en donde se presentan (ejemplo la misma Influenza o el Ébola).
Entonces si la Corrupción como enfermedad social, de cierta parte de la población, la ubicamos en un solo lugar, por decir Michoacán, pues es una corrupción endémica; pero NO, en México traspasa los pueblos, los Estados, es generalizada, entonces en México se sufre una epidemia de corrupción a todos niveles (la epidemia del Dengue, que está en casi en todos los estados, en unos más que otros, es mucho menor que la corrupción política y también empresarial) como ejemplos, están Grupo Higa de la Casita blanca- y no me refiero a la Casita que parodiaba Oscar Chávez, en referencia de aquel líder de la CTM corrupto, y no porque ya este su cuerpo corrompido, en descomposición por su muerte hace ya años, sino a la práctica en política de muchas corruptelas- o las tranzas bancarias como las que se ventilan del HSBC (¿de allí se deriva el término “transacción bancaria”?).
En fin la corrupción es un flagelo o un virus que permea en todo el mundo y que toma como “vector” la política, los sindicatos, los partidos políticos, las empresas, las instituciones de todo tipo, los gobiernos, etcétera y los corrompe. Pero no dudamos que en todas estas instituciones existen gentes no corruptas, que son los más, los menos son ellos, los corruptos, pero que si no se denuncian, nos hacen cómplices.
La sociedad, la ciudadanía ya no encuentra el cómo combatir la virulencia (grado de patogenicidad) de esta cepa microbiana que es la corrupción.
Tenemos que poner todos los ciudadanos, si los gobiernos no pueden, algo de nuestra parte. Y hablando en términos de prevención médica, tenemos que establecer cercos epidemiológicos, para cuando menos, si no la erradicamos, tratar de limitar el daño que tanto causa la corrupción a nuestra Patria, a nuestro planeta. La respuesta está en cada uno de nosotros. Se dice y es cierto los buenos son más, pero si no hacemos algo para detener la pandemia de la corrupción, estamos expuesto a ser una sociedad enferma. Unamos. #PARA CAMBIAR YO ME INCUYO.
Mis saludos con afecto.
raulhcampag@hotmail.com
