Banner
Lunes 6 de May de 2024
El tiempo - Tutiempo.net

Acueducto: Recapitulación y perspectivas

Fernando Navarro López
Domingo 25 de Enero de 2015
 

Fernando Navarro López

¿Cuánto vale el Río Yaqui?                   

La polémica entre el Gobierno del Estado y una parte de los habitantes del Valle del Yaqui por la construcción del acueducto Independencia puede resumirse en los principales argumentos de quienes están a favor o en contra del proyecto:

1.-Los que apoyan el acueducto argumentan, bajo la premisa “el agua es de todos”, que son totalmente justificable  las obras que permitan optimizar el uso de este recurso, mejorar la infraestructura de distribución urbana y por supuesto compartirla desde donde haya hacia donde no la hay, pues la misma ley prioriza el uso para consumo humano antes que el agrícola e industrial.

2.- Quienes se oponen argumentan que no es posible compartir una cantidad de agua si ni siquiera alcanza para las necesidades del Valle del Yaqui, y se muestran sumamente preocupados por una obra que permitirá sacarle agua a la presa del Novillo aun en épocas de sequia y poniendo en riesgo la producción alimentaria del Valle.

3.- Los que apoyan la obra aseguran que la oposición no es real sino financiada y manipulada por intereses políticos identificados con el PRI y originada por los agricultores que siembran grandes superficies en el Valle del Yaqui y solamente defienden sus intereses.

4.- Los que se oponen aseguran que la obstinación del Gobernador por esa obra se origina en los compromisos políticos adquiridos durante su campaña electoral, principalmente un supuesto compromiso con Carlos Slim pagable con la concesión del acueducto.

5.- Quienes están a favor del acueducto Independencia, aseguran que una vez conseguida la cesión de derechos de agricultores de zonas rio arriba de la presa del Novillo la cantidad de agua disponible para los agricultores del Valle del Yaqui no se verá afectada, pues se respetará íntegramente el agua concesionada a los agricultores.

6.- Los opositores han insistido vehementemente que la mejor solución es hacer una desaladora de agua de mar en la costa ya que es más barato el proceso y la conducción hacia Hermosillo;  así no habría necesidad de tomar agua de una zona que de por si batalla para su propio abasto y mencionan como ejemplo la sequia del año 2003 que obligó a reducir drásticamente la superficie cultivable del Valle del Yaqui.

7.- Quienes apoyan la obra aseguran que con solo implementar medidas de ahorro y optimización del agua de riego agrícola se obtendrían ahorros mayores a los 75 millones de metros cúbicos de agua que planean extraerle a la presa anualmente para garantizar el abasto de Hermosillo, pues aseguran, el nivel de desperdicio por el mal manejo del agua rodada es un problema no resuelto ni atendido debidamente.

8.- Los opositores argumentan que si el problema se está presentando en la cuenca hidrológica del rio Sonora, donde está asentada la capital del estado,  es ahí donde se deben de aplicar medidas de optimización, ahorro y modificación del patrón de cultivos agrícolas en el Valle de Hermosillo (conocido comúnmente como “la costa”) sin dejar de incluir la modernización y mantenimiento a la red de agua potable de la ciudad, que presenta un alto porcentaje de fugas (40 %); si se atienden estos aspectos sencillamente no es necesario la realización del acueducto.

9.- Las dependencias del Gobierno del Estado involucradas en el tema aseguran que es “más barato” obtener agua mediante el acueducto que por medio de la desaladora.

10.- Los opositores aseguran que el Gobernador actual no quiere afectar a los agricultores de la costa de Hermosillo, tanto en la realización de nuevos pozos como en la adquisición de los derechos de algunos existentes y sobre todo en imponer una modificación en el patrón de cultivos de alta demanda de agua en la zona que debe satisfacer la demanda de la capital del Estado.

Al resumir en diez puntos los principales argumentos es posible dejar en claro algunas de las cosas de fondo  y de forma, como el contexto del primer año de un gobierno emanado del PAN después de más de 70 años en que todos eran del PRI y que tuvo como antecedente una campaña álgida descalificaciones y acusaciones mutuas, cuyas heridas no dan señales de sanar, tanto en la parte de los ganadores que están aprendiendo a ejercer el poder, como por parte de los perdedores que también están aprendiendo a  desenvolverse como oposición.

Este proceso deja en claro nítidamente que ambos bandos no  creen en los “adversarios”: cualquier cosa que digan los “otros” es inmediatamente puesta en duda.

Lo novedoso fue que  los sonorenses hemos sido testigos de una especie de “debate” entre el Gobierno del Estado y organizaciones afines que lo apoyan contra las organizaciones de agricultores del rio Yaqui, organismos empresariales y una parte de la sociedad de Cd. Obregón, agrupados en el “Movimiento Ciudadano por el Agua”.

El resumen de los 10 argumentos fue hecho a partir de los desplegados de prensa, declaraciones de funcionarios, volantes, mítines, artículos de opinión, noticieros, etc., que nos colocó a los habitantes del estado en medio de una especie de “guerra mediatica” y que algunos –no sin exageración- llegaron a firmar que se trataba de una de las primeras “guerras por el agua” que están por venir.

Las heridas a que me referí antes y que surgieron o se recrudecieron durante la campaña electoral no han sanado pues los que están enfrentados con el tema del acueducto son, básicamente, los mismos y que desde entonces –y tal vez desde antes- perdieron la capacidad de dialogar entre sí.

Es curioso pero en nuestro sistema electoral una vez que se logró que las elecciones fueran competitivas, se está dando  con frecuencia un fenómeno que merece análisis a fondo: los candidatos se esmeran en descalificar a sus oponentes y a todos los que de alguna manera pueden ser obstáculos para ganar las elecciones.

Se usa ahora el concepto de “guerra sucia” para englobar todo lo que se hace abierta o subrepticiamente con miras a ese objetivo supremo, para una vez logrado iniciar una etapa de “ahora si unámonos todos en un solo objetivo…”, cerremos filas ( entorno mío), hay que tener “altitud de miras” y demás frases, sin reconocer que  carecen de sentido para los que perdieron, pues no solo están desilusionados por el resultado de las urnas, sino heridos por la manera en que se procedió.

Alguien me dijo una vez que la tendencia a hacer “trampa” en las elecciones en México, o dicho eufemísticamente “hacer uso de todos los medios posibles”, se debe a que todos lo hacen.

No tengo elementos para asegurar que se haya hecho “trampa” en la última elección para gobernador en nuestro estado, solo me limito a recordar que los dos partidos protagonistas (PRI y PAN) se acusaron mutuamente de eso y lo que sí produjo es alejarlos  cada vez mas de la posibilidad del dialogo constructivo, pero sobre todo del acuerdo político.

¿Que esperamos los habitantes del Valle del Yaqui  y  los habitantes de la Ciudad de Hermosillo…?

Quienes no poseemos tierras de cultivo, que no somos dueños de empresas ni pertenecemos a los organismos “abajo firmantes” que participaron en la campaña mediática, queremos básicamente que se pongan de acuerdo.

Resulta patético que esta obra tenga que dirimirse en los tribunales, como pasó con la serie de obras que el sexenio pasado –el de Eduardo Bours-  enfrentó también a muchos de los que ahora lo hacen: algo no está bien en la forma de gobernar o en la forma de ser oposición. O en ambas.
 
Si ponerse de acuerdo no es posible (como ya es evidente) entonces deberían dar  a conocer a la opinión pública toda la información que les permite respaldar sus afirmaciones pues, evidentemente, alguien está mintiendo: esto es notorio en la caso del costo del agua obtenida de una desaladora, ambos aseguran exactamente lo contrario (puntos 6 y 9).

Considero que formo parte de esta discusión precisamente porque el agua es de todos y todos los  involucradas debemos de formar parte de ella; a estas alturas más que afirmaciones necesitamos datos. La información al ser compartida evitará los malos entendidos y las afirmaciones sin sustento.

¿Por qué son 75 millones de metros cúbicos los que se requieren? ¿Por qué no 60 o 200?           ¿de dónde salió la cifra?

¿Qué va a pasar cuando el incremento de la población de Hermosillo haga insuficiente la cantidad ahora definida como necesaria? ¿Los de 75 millones de m3 iniciales se irán incrementando conforme aumente la población? ¿Cuál es el mecanismo a aplicar?

¿Por qué si la cantidad máxima de almacenaje de las tres presas del rio Yaqui es de alrededor de 7 mil millones de metros cúbicos y la cantidad concesionada a los agricultores del Valle del Yaqui es de un poco menos de tres mil, los organismos en que están agrupados deciden sobre el total?

¿Cuales son los mecanismos formales, cuando –por ejemplo- el total almacenado al inicio del ciclo agrícola sea  de solo tres mil millones, para definir el uso del agua de la parte proporcional almacenada al momento de autorizar la superficie de siembra?

¿Bajo que parámetros de operación se garantiza a los demás usuarios del agua del Rio Yaqui que serán 75 y solo esa cantidad la que se extraerá de la presa del Novillo? ¿Qué va a pasar si alguien permite que se extraigan más de lo acordado?. ¿Por qué no hacer explicitas dichas  garantías?

¿Por qué si la cantidad concesionada a los usuarios de agua riego del Río Yaqui es de exactamente 2 mil setecientos millones de metros cúbicos no es posible compartir 75 millones? ¿Cuáles son las estadísticas anuales de captación de agua en toda la cuenca? ¿Cuáles son los ahorros comprobados en la pavimentación de la red secundaria de riego en el Valle del Yaqui? ¿Cuáles son los datos asociados al uso del agua con otros métodos de cultivo y del uso de otros métodos de  riego?

Dado que la cantidad de agua a utilizar se ajusta a la baja cuando no hay suficiente (se siembran menos hectáreas), ¿está contemplado que los 75 millones también lo hagan en una situación de baja disponibilidad de agua en la presa?

¿Cuáles son los datos del uso del agua en la costa de Hermosillo? Cuanto se siembra, cuanto se gasta de agua, de que fuentes, que alternativas de ahorro se pueden aplicar? ¿Por qué no se usa la de ahí?

¿Por qué no dar respuesta con datos verificables a estos cuestionamientos?

¿Cuánto cuesta el agua que sale de la llave en las casas? ¿Cómo se compone la tarifa impresa en los recibos?  ¿Este dato es el mismo en las diferentes ciudades sonorenses involucradas como Hermosillo, Guaymas, Obregón y Navojoa?.

¿Si los datos sugieren que la solución sea una mezcla de las alternativas disponibles, por qué no comenzar por las más baratas y solo si no se soluciona el problema incluir la obra  más cara, que es el acueducto?

Todo indica que el fondo de esta discusión, aparte de las diferencias políticas,  es el dinero, es decir el costo de las obras… por eso es necesario hacernos una nueva interrogante que es válida para  todos:

¿Es correcto que el agua, como elemento indispensable de la vida, sea considerada una simple mercancía? 

¿Está dentro de las atribuciones éticas del gobierno (el bien común primero que todo) que el agua para consumo humano se le “concesione” a empresas privadas para extráela, conducirla, procesarla o enviarla a los hogares? ¿Cuál es el la utilidad “aceptable” o como dicen los financieros “el retorno de la inversión” que se va a utilizar en el caso del agua de Hermosillo? ¿Por qué el gobierno (federal, estatal y municipal) no puede financiar esa obra?

¿Por qué la construcción del acueducto debe de incluir la concesión del mismo? Si alguien la hace y cobra por ello…¿es necesario darle los derechos de uso para que obtenga más ganancias que la obra misma?

La desgracia de nuestro tiempo es que todo lo tendemos a monetizar, creemos que todo vale en función de la utilidad que se puede obtener de ella. Si a esto le agregamos que la tragedia de nuestro país es que una gran mayoría de los  políticos saben y se especializan en eso: lo utilizan en su beneficio cada vez que les es posible.

¿Cuánto vale el agua?

Tal vez sea equivalente a lo que vale la vida misma, pues como repiten muchos aun sin haberlo comprendido del todo: “el agua es vida….”.
Qué va a pasar con nosotros los habitantes sin intereses económicos directos en esta situación en que los afectados y los interesados se “pelean” por el agua del Río Yaqui?

Conozco el Rio en casi todo su recorrido, hasta su desembocadura, sabemos que dio origen a la etnia yaqui e hizo posible al valle agrícola y la ciudad de Obregón, sin embargo predomina la idea de que podemos hacer con él lo que sea: sus aguas son estadísticas de lluvia, cantidades necesarias por hectárea, etc., las exigencias que le cargan ya no alcanzan para que el agua pase del pueblo de Hornos y a partir de ahí su cauce es un páramo seco lleno de cercos para ganado, despojando a los pueblos rivereños (los pueblos yaquis) y a su gente de lo más preciado de su vida comunitaria: el Río.

El temor a un año “malo” en lluvias  ha convencido a los agricultores, administradores del agua, de que es mejor secar el rio, pues se ha considerado erróneamente que el agua que forma su cauce se está “tirando” al no ser utilizada por alguien en  particular para producir algo que se pueda vender.

¿Cómo le decimos a un grupo de niños yaquis que ya no se van a poder bañar en su río porque otros ya lo vendieron?

¿Cuánto vale la sombra inmensa de los álamos de su orilla?

¿Cuánto el aroma matutino de la briza en la primavera arrullada por el canto de los pájaros… y el sonido del agua al deslizarse en su camino hacia el mar…..?

¿Cuánto vale el rio yaqui……?



Nota de enero del 2015:

El escrito anterior data de hace más de dos años, cuando se inició el diferendo.

Al poco tiempo de haberlo publicado, hicieron irrupción los yaquis como pueblo exigiendo la cancelación del acueducto,  incorporándose a las manifestaciones de rechazo y cerrando la carretera internacional a la altura del pueblo de Vícam, ambas actividades realizadas en coordinación con la organización de agricultores (Distrito de Riego núm 41) que desde el principio habían iniciado la lucha contra el acueducto.

Esto ocurrió un año después de iniciado el enfrentamiento mediático y hasta que en Cajeme ganó la presidencia municipal el PRI, con un candidato joven, hijo de  agricultores y que le dio mucho énfasis en  su campaña al rechazo al acueducto, logrando una votación histórica a su favor.

Inmediatamente las presidencias municipales en poder del PRI iniciaron demandas y  controversias constitucionales contra la construcción y operación del acueducto… evidenciando al obierno del estado por todas las artimañas legales y complicidades a que recurrió para no ser notificado y para no acatar las resoluciones de autoridades involucradas… hasta que el asunto llegó al máximo tribunal.

Ahora que la Suprema Corte resolvió dichas controversias y reitera la disposición de elaborar de nuevo el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA necesario para la realización de la obra ya que no se le dio derecho de expresarse a los yaquis.

Las dos resoluciones de la Corte revelan:

La de hace unos días hace sumamente difícil que los ayuntamientos que se dicen afectados puedan acreditar el “daño ambiental” que han recibido por la operación del acueducto Independencia pues  está construido fuera de sus límites territoriales. Los agricultores están en una situación similar pues en el tiempo que lleva operando ese acueducto no han reducido sus superficies sembradas de agricultura intensiva a la que están acostumbrados.

La de hace unos meses revela la forma tramposa como el gobierno del estado elaboró o permitió que se elaborara  el MIA pues fue evidente que omitieron la consulta a los pueblos yaquis, que son, en su conjunto uno de los principales propietarios del agua de ese río por decreto presidencial de Lázaro Cárdenas.

Sin embargo, en este último punto, como nativo del Valle del Yaqui es posible hacer algunas aclaraciones:

El daño ambiental que es visible y ostensible a lo largo del Río Yaqui, especialmente desde el pueblo de Hornos hasta su desembocadura, inició desde hace mas de 30 años  a partir del cierre de la compuerta que regula las aguas que le corresponden al río como usuario del distrito de riego  y que es un derecho inalienable de los pueblos “aguas abajo”.  A esa situación se le agregó,  agravándola  seriamente, la realización del primer acueducto sobre la rivera del Río Yaqui realizado en el sexenio de Manlio Fabio Beltrones y que parte del pueblo de Corrales, municipio de Cajeme, a partir de pozos profundos y entubamiento, rebombeo, etc.,  hasta llegar a los hoteles de San Carlos, Nuevo Guaymas.

El tremendo daño incluye una increíble escasez de agua para los pueblos rivereños, en todos los ámbitos, además de la desaparición, en algunos tramos, de la alameda típica de que acompaña al cauce del Río Yaqui.

Unos –los agricultores - exigen agua para garantizar sus superficies de siembra, a pesar de que la dotación presidencial debe de ser compartida con el Distrito de Riego 18 (que es de los yaquis) y con la dotación mínima a que el rRío Yaqui tiene derecho, pues ninguna presa en el mundo se construye para secar el río aguas abajo, sino para controlar demasías.

Los otros –los empresarios y autoridades- mantienen operando los pozos de Corrales, Cajeme  y hacen llegar el agua a San Carlos, manteniendo la paradoja de hacer pasar un gran tubo de agua por las orillas de los sedientos pueblo yaquis.

Evidentemente esta situación no comenzó con el acueducto Independencia, sino que  vino a ser como “la gota que derramó el vaso”. Todos han abusado de la necesidad, ignorancia y divisionismo que aqueja a la tribu yaqui.

Las premisas básicas para solucionar a mediano y a largo plazo esta situación son:

1.- La construcción de una desaladora en la zona conurbada de Guaymas, para cerrar los pozos que la extraen del subsuelo a las orillas del cauce, sin dañar la operación de las empresas turísticas del puerto.

2.- Restituir la dotación mínima de agua al río, aguas abajo del pueblo de Hornos, para regresarles el río a los pueblos yaquis.

3.- Incluir formalmente a los administradores del Distrito de Riego 41 y 18 en la operación del acueducto Independencia para garantizarle a todos los involucrados una operación apegada a las reglas autorizadas.

4.- Restituirles la cantidad de agua que la dotación presidencial les asignó a los yaquis para que incorporen más terrenos al cultivo e incluyan los apoyos que reduzcan el rentismo endémico que los aqueja y que los mantiene en una especie de círculo vicioso.

5.- Excluir al agua de consumo humano como objeto comercializable por particulares pues como lo ha puesto en evidencia esta lamentable situación, su uso, manipulación y control atenta contra la vida misma de los pueblos.





Política de Privacidad    Copyright © 2006-2024 InfoCajeme.com. Todos los Derechos Reservados.