Glafira Osorio Clark
México está dolido, no está postrado. Las demandas sociales de justicia y atención no deben dilatar las obras de infraestuctura que son capaces de transformar una zona olvidada, en una de actividad productividad importante. Mil 2000 millones de dólares invertirá Pemex en el proyecto Los Ramones Fase II-norte.
Pese a los tiempos convulsos que vive el país, las grandes obras de infraestructura que requiere la nación no han sido demoradas por parte del gobierno. No hay razón para que los reclamos estudiantiles pongan en jaque al país, a su productividad, o al desarrollo que se precisa en zonas que están esperando estas obras detonantes tanto para la transformación económica de México, como para el empleo que se crea en torno a las mismas.
El presidente Enrique Peña Nieto tiene especial interés en que su gobierno siente bases firmes sobre las que el desarrollo social pueda sustentarse en plazos largos, no sólo en resoluciones cortas que resuelvan problemáticas urgentes. Es una forma de trabajar para las siguientes generaciones y no sólo para el momento actual.
Los Ramones Fase II-Norte es un proyecto gasoducto de 42 pulgadas, de aproximadamente 450 kilómetros de longitud que va desde Nuevo León hasta San Luis Potosí ay en su construcción generará una importante derrama de empleos para los habitantes de Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro y Guanajuato, por donde cruzará.
El director de la paraestatal, Emilio Lozoya Austin, lleva en buenas manos la responsabilidad de rendir buenas cuentas, como lo ha hecho al Presidente de México, a la sociedad mexicana que suele preguntarse si la reforma energética traerá finalmente, los beneficios anunciados.
Los Ramones Fase II-Norte parece dar una clara respuesta al respecto.
