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Viaje a China… ¿un cuento chino?

Jaime E. Mondragón
Domingo 16 de Novimiebre de 2014
 

DIRECTORIO ECONÓMICO

CARTAS CIUDADANAS (27)  (Entre la utopía y la ingenuidad)


Han transcurrido siete días y el ambiente nacional se mantiene tenso, expectante. La carga de enojo popular por el tristísimo caso de Ayotzinapa creció con el inoportuno e injustificable viaje presidencial a China y con las denuncias sobre la Minimalista ¨Casa Blanca¨ de la pareja presidencial, que ya se compara con la tristemente célebre Casa de la Colina del Perro, la del extinto José López Portillo, mal recordado presidente priísta del periodo 1976-1982.

¿Leíste, Candidato(a), la hermosa obra literaria LA DIVINA COMEDIA, de Dante Alighieri? Me (te) pregunto con malsana curiosidad ¿en qué círculo del infierno estará sufriendo su penitencia eterna este perverso y traicionero político y gobernante mexicano? Siguiendo al Dante, puedo decir que a JoLoPo el Destino lo castigó negándole a su idílica Beatriz Portinari, dándole en cambio y en justo castigo a la perversa Sasha Montenegro.

La misma pregunta, expresada de manera diferente: ¿En qué círculo del Infierno se ubican a los políticos y gobernantes que traicionan la fe y confianza  de sus conciudadanos, y qué terribles castigos reciben? Esos castigos ¿serán crueles y eternos, como merecen sus pecados?

Me parece que las respuestas a las preguntas anteriores las podríamos encontrar en las obras de Maquiavelo ¿Quién más podría darnos una pista en este escabroso tema, aparte del famoso escritor florentino? Fue autor de muchas obras importantes, entre las que sobresale EL PRÍNCIPE por su polémico pero didáctico contenido político.

Los mexicanos somos muy sensibles, Candidato(a). Con mucha frecuencia, hasta exageramos. No lo olvides. Pero esta vez no estamos cayendo en excesos. La razón nos asiste ahora: el presidente Peña Nieto no debió ir a China. En estos días su presencia en el país es imprescindible. Seguramente estarás de acuerdo conmigo en que debería estar acompañando al pueblo en su duelo profundo. EPN debería ser un presidente condoliente.

Condoliente: ahora entiendo el profundo significado de la palabra tan musical que Gabriel García Márquez propuso en Zacatecas a los veteranos de la Real Academia de la Lengua Española. No, Candidato(a), no busques esta palabra en el Diccionario. No la encontrarás. Pero sin duda este término expresa con precisión meridiana la compartición sincera de una pena.

La ausencia de Enrique Peña Nieto ofende, como ofendió a los mexicanos la distancia e insensibilidad de Miguel De la Madrid en los días posteriores al terremoto que sacudió con fuerza a la capital de la república en septiembre de 1985, produciéndole muchos muertos y daños.

Sabemos que el presidente EPN no lee y en consecuencia, poco sabe de esos aciagos días de 1985 y las consecuencias que trajeron para el “presidente gris”. Pero esta omisión cultural no lo disculpa. Una cosa me queda muy clara: de haber leído algo sobre aquellos días, no se habría ido a China.

Que EPN no lea, no sorprende. Es simplemente uno más de los muchos millones de mexicanos que son analfabetos funcionales. Pero ¿y sus asesores? Me atrevo a decir que además de muy caros… no sirven. Bien hará el presidente si los corre. Aunque sean sus cuates. Simplemente y para decir lo menos, son cuates incómodos.

¿Ya ves, Candidato(a), que estudiar la historia evita repetir errores? No hay duda: la cultura general no estorba y sí distingue y otorga calidad a las personas que la poseen. Por lo anterior, quizá debamos debatir sobre la conveniencia de imponer como requisito en la Reforma Política  que los aspirantes a cargos de elección popular sean ¨personas de leal saber y entender¨ (Por cierto: ¿no te parece apropiado este arcaísmo lingüístico?).

Respecto a la propuesta de elegir a personas de cultura aceptable, procede hacer una importante aclaración, Candidato(a): si bien nos ahorraremos algunas vergüenzas ajenas, estaremos perdiendo los ciudadanos la oportunidad de hacer escarnio de figuras de la farándula política. No es cualquier cosa la que menciono.

Piénsalo de esta manera: ¿De qué vivirán los caricaturistas, los apreciados moneros de los periódicos y revistas? ¿de qué sacarán botana los cómicos? y lo más importante: ¿sobre quiénes podremos destilar nuestro  veneno en las pláticas de café?.

En apretada suma: ¿a quiénes les echaremos la culpa de todos los males pasados, presentes y futuros de la república, si no a los políticos y gobernantes ignorantes? Y fíjate que calificarlos de ignorantes no les hace más liviana la culpa de sus corruptelas y crímenes. Como ellos mismos dicen: La ignorancia de la Ley no exime a nadie de su cumplimiento.

Haiga sido como haiga sido (frase célebre de Felipe Calderón), el caso es que Peña Nieto se fue a China con su esposa. Con ellos viaja, a nuestras expensas ciudadanas, el maquillista de la señora de Peña Nieto, una persona que cumplirá las elevadas exigencias internacionales de decoro y urbanidad. Según el vocero de la Presidencia, el arreglo de la señora presidenta, independientemente de su precio, es una cuestión de Protocolo.

¿Sabías de este delicado e importante componente del Protocolo Diplomático, Candidato(a)? Yo tampoco. Y mi desconocimiento de esta cuestión crucial me hace merecedor del desprecio que yo dispenso a las personas ignorantes. Si mi abuelo viviera, me diría con toda razón: “¿Ya ves, m´hijito, que Más rápido cae un hablador que un cojo”?

No dejo de ser economista y en consecuencia entiendo la importancia de asistir a las reuniones de la APEC y valoro la trascendencia de fortalecer lazos comerciales y de inversión con China. Sin duda son eventos y cuestiones muy importantes, que apenas una gravísima situación como la que ahora vive México puede y debe posponerlas, que no cancelarlas.

No hay la mínima duda: es de interés mutuo reforzar y ampliar las relaciones entre los dos países y por tanto, la recalendarización de las reuniones no debería presentar complicaciones ¿no lo crees así, Candidato(a)? Aceptémoslo: se pasó de gacho el Preciso.

La salida del presidente fue inoportuna en grado extremo. Una necedad. Una ofensa para un pueblo dolido. Sentimos que se trata de una evasión de responsabilidad del Ejecutivo. Una evasión de una tragedia que no es admisible en la realidad bonita en que habitan ellos, los actuales gobernantes. Esa realidad bonita, el Mexican Moment, que a fuerza de ofrecer y publicitar, ya la consideran creada para el disfrute de todos los ingratos mexicanos que no la reconocen y agradecen.

No soy erudito en cuestiones de sicología pero tengo entendido que las personas que habitan un mundo irreal se diagnostican como paranoicos. De este tema tan impactante se deriva otra propuesta para la Reforma Política: debemos asegurarnos los ciudadanos que los aspirantes a cargos de elección popular sean mentalmente sanos, aptos para gobernar. Y habrá que hacerles revisiones frecuentes para constatar que el poder no los ha desquiciado.

Para estos efectos será conveniente contratar los servicios muy especializados del mítico Diógenes, encargándole que encuentre hombres honestos y mentalmente equilibrados que nos puedan gobernar. No estaría de más sugerirle que en sus incursiones de búsqueda por el mundo de los políticos en México, tenga especial cuidado de su lámpara y demás pertenencias. Dejemos muy en claro con él que no respondemos por pérdidas, extravíos, robos, asaltos, moches o extorsiones. Tampoco por desapariciones.

En síntesis: todo lo que la gente imagine, piense u opine sobre el tema del viaje del presidente Peña Nieto, su esposa y el maquillista tiene fundamento, por simple o débil que pueda ser el mentado fundamento. Todos reprobamos el viaje del presidente. La reprobación y el correspondiente enojo son unánimes. Punto.

¿Es irreverente decir que el presidente Peña Nieto se equivocó? Pues entonces soy uno más de los ¿setenta u ochenta?  millones de mexicanos que sostenemos que el presidente se equivocó al salir de viaje en estas circunstancias tan difíciles, graves en extremo, que vive México.

Los mexicanos quizá estamos padeciendo los efectos del sospechosismo, una enfermedad que es pandemia en nuestro medio nacional. Esta parece ser la impresión de la gente del Sistema.  Cuando menos, ésta es la versión oficial.

Sin ánimo de contravenir esta interpretación gubernamental, a mí me parece que esta enfermedad en nuestro país es más contagiosa y perniciosa que el Ébola. Y la mala noticia es que el gobierno nacional no ha encontrado ni cura ni vacuna. Hasta ahora, la gente no acepta los remedios que el gobierno pretende aplica por considerarlos inefectivos y de pésima calidad.

Una última pregunta: ¿Dejaron de ser efectivos los placebos políticos de siempre?

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