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Comentarios a la carta de Luis Mercado

Comentarios a la carta de Luis Mercado
Martes 15 de Abril de 2014
 

Estimado Luis Mercado, te confieso que me da gusto escuchar voces críticas que se atreven a externar sus puntos de vista. Considero el hecho como algo positivo en lo general, ya en lo particular tengo algunas observaciones  las cuales quiero señalarlas de manera muy puntual.

No voy a defender lo que a mí no me toca defender, voy a referirme exclusivamente a los puntos en los que me siento involucrado como parte del Consejo consultivo de la Galería del ITSON.

En primer lugar cuando se cuestiona algo, lo verdaderamente importante es que el mensaje llegue a la persona, o las personas a las que se alude directamente, un dialogo critico siempre es bienvenido entre personas maduras  que valoran la reflexión. Las cartas abiertas son valiosas en la medida en que socializan la reflexión e involucran a otros actores en ese ir y venir de las ideas, creo que las ideas se fortalecen cuando se discuten e incluso cuando se confrontan. Aquí estoy de acuerdo con una de las muchas ideas que manejas un tu texto cuando dices… “en Sonora le tenemos un terror crónico a la reflexión crítica”. Absolutamente de acuerdo, solo que habría que agregar que no solo es en Sonora, no pequemos de ingenuos. La ausencia de reflexión y de crítica es una estrategia del poder en todos los ámbitos: Social, político, cultural, artístico, etc. etc.

En tu carta abierta tocas demasiados temas,  lo cual implica un abordaje demasiado superficial y desde mi punto de vista con un estilo laberintico que no aporta mucho a la reflexión.  Por ejemplo declarar enfáticamente una serie de verdades o de conclusiones producto “de una lógica critica y de requerimientos intelectuales y semióticos que exige el arte contemporáneo”  es una estrategia mañosa para cualquier discusión.

¿Cuáles son los requerimientos intelectuales y semióticos que exige el arte contemporáneo? Para qué mencionarlo, si no es posible hacerlos explícitos en un texto de esta naturaleza, o es parte de la mencionada estrategia.

Sinceramente mi estimado Luis, tu forma de argumentar lleva toda la  intención de presentar las ideas como si estas fueran verdades irrefutables.

Y me parece una verdadera incongruencia decir “Esta carta NO es una opinión personal. Es el resultado de un ejercicio de lógica formal y reflexión crítica”.  Entendemos cosas muy distintas por reflexión y lógica. Reflexionar y echar mano de los recursos del pensamiento lógico nos permite construir juicios críticos como seres humanos de carne y hueso y no como entidades abstractas, por supuesto que son tus opiniones, y muy personales, no te confundas. 

Te aclaro que lo valioso de tu carta abierta es que pones en la mesa de la discusión una serie de temas de requieren ser reflexionados y discutidos no solo por los doctos, o los que se consideran doctos, sino por todos los actores involucrados en las políticas de promoción cultural de las artes visuales, tanto institucionales como independientes.

De paso te comento que la anécdota que citas sobre el conflicto entre el pintor Victor Vega y la crítica de arte Raquel Tibol a fines de los ochenta muestra un desconocimiento total del asunto, lo cual no ayuda para nada a apuntalar tus argumentos. Habría que investigar un poco para que documentes bien el tema.

Con relación a tus comentarios sobre el texto de sala, en el que asumo plenamente las ideas ahí expresadas, señalas que está escrito de manera sumamente informal y con poco valor intelectual. Me pones a pensar muy seriamente en los elementos que le dan “valor intelectual” a un texto. Me queda claro que este caso el texto de sala no es un ensayo de filosofía del arte, ni es una reflexión ontológica profunda sobre el quehacer artístico.

 Lo cierto es que un texto de sala debe  ser parte de todo un proyecto curatorial que le dé sustento al discurso presentado en la exposición, sin embargo la dinámica de este tipo de exposiciones producto de convocatorias abiertas no permite realizar un trabajo más estructurado. El texto trata de recoger los rasgos esenciales del conjunto de la obra con la idea de dar elementos muy básicos para que el espectador pueda hacer una lectura de la muestra. ¿Se puede hacer algo distinto en dos o tres días?

Todos son temas dignos de ser analizados y discutidos: El nombre de la exposición, las disciplinas incluidas y las no incluidas, las razones y los objetivos de la exposición, quiénes deben de ser parte de un consejo consultivo, la museografía, el texto de sala, etc. etc.

Los cuestionamientos sobre otras ideas manejadas en el texto de sala  me parecen realmente irrelevantes, ¿Cómo dar respuesta a adjetivos como: desafortunada inocencia, fragmento curioso o gracioso o falacia ontológica. ¿Realmente quieres discutir ideas y no descalificar?

Utilizar esos términos no ayuda, un principio básico de la discusión es el respeto al interlocutor. Las diferencias de puntos de vista enriquecen cuando hay argumentos y no descalificaciones.

Finalmente te digo que estoy de acuerdo en que se tienen que construir líneas curatoriales en donde dialoguen no solo distintas disciplinas artísticas, sino distintos lenguajes, distintas temáticas e incluso distintas geografías,  formaciones y generaciones. Buscar los puntos de encuentro entre pre modernidad, modernidad y posmodernidad, entre culturas populares y las diferentes expresiones de lo contemporáneo.

 Sin embargo este es un proceso que aún no toma forma, y aquí es necesario retomar las inquietudes de quienes tienen la visión y la experiencia.

 Tenemos que empujar en esa dirección sumando y no restando.

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