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El Bullying

Andrés González Prieto
Sábado 22 de Febrero de 2014
 

Por Andrés González Prieto


Cuando el psicólogo noruego Dan Olweus catalogó el acoso escolar reiterado  con el rimbombante nombre de Bullying, jamás pensó que fuera a hacer un trading topic de la sociología.

La palabra bullying viene de Bully relacionada en su traducción inmediata de: acosador, hostigador.

El fenómeno social superaba ya las expectativas de las relaciones humanas y caía en el estudio profundo del comportamiento humano en el área psicológica, cuando abarca en sus finales, cuadros patológicos en los diferentes actores del fenómeno.

En el ambiente mexicano, donde todo, incluida la muerte, se toma a chunga, la mayoría de las personas entrevistadas, padres y no, comentaron que siempre ha existido, pero con otros nombres.

Pero el sicólogo Olweus miró un poco más allá de las costumbres sociales y se preocupó al encontrar una nueva estadística de suicidios que no correspondían a los naturales: des amor, diferencias familiares  o simplemente ganas de no vivir.

Había algo más y se tendría que buscar en el  fondo del asunto, ¿qué hacía que jóvenes y niños decidieran quitarse la vida sin razón aparentemente lógica? Siguiendo los diferentes cuadros y estadísticas se determina y muchos países desde 1973 comienzan a tomar cartas en el asunto, primero los sicólogos, sociólogos, luego autoridades educativas, mucho después el gobierno y al final, muy al final los políticos.

El bullying    es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares, esa es una definición fría, a grosso modo, pero en el fondo implica más.

Nuestra definición del agresor  también   fría, tácita y acotada”  El bullying es una fuerza interior que busca: amedrentar, intimidar la autoestima de otro como satisfacción personal, generando en el dominio insensible, un poder sin obstáculos  que elevado a su máxima potencia lo llevará a su propia destrucción moral.

Con más de cinco años, investigando, levantando encuestas me he dado cuenta que el problema bullying va  más allá de estadísticas y con un grave incremento en los pisos posteriores educativos.

Hay quienes aseguran que el problema del desarrollo del bullying está en la casa, con la violencia intrafamiliar, la falta de normatividad y preservación de   valores.

Detrás de un niño bully está un niño golpeado, he escuchado decir a padres, inclusive sicólogos. Detrás de un niño bully está una familia sin valores cristianos, escuché decir a un respetado sacerdote, pero no deja de ser solo una referencia mínima del problema.

Otros lo trasladan    ¡Como siempre a la escuela!, el profesor no atiende, no se dio cuenta, el director no ajustó a tiempo, no denunció.

Y nosotros como organización decimos, como cualquier problema social y sin que se moleste en su tumba el ex presidente López Portillo al usar su frase de campaña, pero ajustada a nuestras necesidades temáticas “El problema somos todos”

El futuro agresor o “Bully” crecerá en un ambiente propicio  para para el desarrollo de sus facultades negativas, en los tres niveles socioeconómicos escuchará las frases paternales:

“Me detuvo un tránsito y me quiso morder y le dije, ¿qué no sabes que soy hermano del comandante, diputado, ministerio, agente federal, estatal, sindico, soy de la televisora, periódico, guarura? y se la pellizcó, hasta me tuvo que pedir disculpas, qué se cree?

El papá ofende a mamá física, verbal, sexualmente… El bully” aprende, toma nota.

Los periódicos diariamente sus noticias son: la corrupción, se les peló el chapo, no agarran a Caro, en el fraude fulano  no hay sutanos, los jueces se vendieron, los policías no agarran a los ladrones, la Cazzés aun siendo culpable la dejaron libre, la captura de la gordillo es una venganza oficial” El bully asimila, toma nota.

La radio en su programación, en base a una presunta libertad de creación  apóloga el mal, hace héroe al que mata, al que cuelga, al que trafica, al que secuestra, al que se enfrenta a la ley. Todo mundo aplaude, disfruta en la danza de los falsos dioses. El bully sueña, toma nota.

Las redes sociales en el internet (sus padres postizos) le hablan de burlas a los diputados, campañas negras entre pares, los partidos roban (según la red y el escarnio público) hay fuego amigo, los diputados  duermen, se pelean, hay despachos divinos, con dinero (poder) se compra todo, las elecciones son un fraude, monex existió, pero no existió. El Bully se anarquiza, toma nota.

En el hogar  por el incumplimiento de la norma constitucional “el salario debe alcanzar  para educación etc etc y bla bla, marca la ausencia de un factor imprescindible: la figura materna, esa que determinaba con la sola mirada, olfato o sexto sentido  cada uno de los trances, pensamientos, argucias venideras, mañas y malas compañías. Balanza entre los justo e injusto de los excesos y guerras familiares y en muchos casos, quien dicta la última palabra de un juicio justo e inapelable.

Ahora en la cruenta lucha por la sobrevivencia y el alarde del status social (cuánto tienes, cuánto vales) las ausencias primarias no solo de ejemplo, sino de autoridad y reforzamientos de valores, reglas y normas, ante tales justificaciones el bully forma su propio carnet de  conducta  antivalores.

Ya ha usado en su Xbox, el valor del dominio, ajuste de cuentas, ya ha probado su capacidad de controlar mentalmente los juegos y los personajes; ha sido el bueno y el malo y sabe   sus facultades interpretativas, la nulificación del enemigo en sus diferentes facetas, conocer sus debilidades o provocarlas para sacar provecho o delantera en el dominio del campo.

Según las leyes educativas, la escuela es el lugar donde el individuo o ente escolar aprenderá la sana convivencia y su relación social entre pares.

Sin generalizar. “El bully”  encuentra una escuela continuación de sus juegos de guerra o sobrevivencia. Ve a unos maestros difíciles de tratar, otros demasiado tranquilos, con salones en su capacidad, con solo minutos por alumno en el diario programa escolar.

Algunos maestros (no todos) ocupados con sus celulares o revisando su face o tweeter imposible la consulta, en lo personal, ajenos en su mundo.

Es tiempo de diversión: el bully  empieza con el lonche, una moneda o amenaza (los vio en la tele) promociona su presencia con la fuerza, el abuso, al chispa del control.

Después   la creación de su futuro mercado de víctimas o súbditos vasallos.

Sin fanfarronear busca la admiración y construye séquito, no sus iguales, solo seguidores, por temor o admiración. El salto a las grandes ligas es solo cuestión de tiempo.

Ante cualquier llamada de atención, el padre en casa amenaza al maestro con probable actuación violenta si acaso le hace algo al niño. “El bully se fortalece”

Ante el anuncio, el maestro evita y deja pasar reportes, el bully se realiza.
 
Hay estadísticas de insultos, golpes, demandas de padres por tales reportes, aun si existe la culpabilidad demostrada o la presunción. ¿Para qué son los padres, sino para defender a sus hijos, incluso culpables? Inclusive datos estadísticos de violencia directa de ofensas y golpes de alumnos al educador.l El maestro aprende, el Bully madura.

No, la carrilla de nuestros tiempos no es el bullying de ahora, no es lo mismo.

La carrilla  de antes era circunstancial, al  azar, de lo contrario tiro seguro entre iguales.

Muy pocas ocasiones contra alguien débil de forma reiterada (los abusivos no eran bien vistos, o encontraban sayo) Las competencias violentas de grupo eran de pandilla que pocas veces se daba en los territorios escolares a menos de un “tiro”, uno contra uno o  a la salida en campal o cabellera contra cabellera. Dentro cualquier expresión violenta era al tú por tú, por la novia, por ser el mejor o porque alguien le caía mal. El pleito por lo general acababa con la salida del “Mole” o por default o “ya estuvo” en el suelo cuando se lo quitaban. Al mes nadie se acordaba incluyendo los protagonistas, quienes al siguiente curso serían: los grandes amigos.

Ante tan preocupante panorama, hace falta una legislación que establezca penas y sanciones  en reglamentaciones  claramente determinadas, para padres, directores, maestros, alumnos que vaya más allá dela frase “la escuela buscara la sana convivencia entre los alumnos” estamos hablando de vidas, suicidios, perturbaciones sicológicas y daños morales difíciles de sanar.

Hablar del bullying es cosa de hablar en serio, si fumar es la puerta a las drogas, el bullying en su máxima expresión es la graduación con honores (de no atenderse a tiempo) para un perfecto Sicario. Es Cuanto.

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