En los últimos días he ratificado la facilidad con la que muchas personas utilizamos la mentira como un arma cotidiana para intentar justificar algunas conductas que tenemos en nuestra vida diaria. Desde las mentiras más insignificantes dentro del ámbito familiar, laboral, social y en cualquier lugar donde nos “convenga” utilizarla.
¿Para qué decir la verdad cuando la mentira no es tan mala como parece? O por lo menos así nos han acostumbrado a visualizarlo. Hagamos un pequeño ejercicio con algunos ejemplos públicos.
No es necesario retroceder mucho tiempo para ejemplificar esta cuestión.
Hace pocos días salió a la luz por medio de Guillermo Valdés, ex director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la información sobre el periodo presidencial de Felipe Calderón Hinojosa, que creó centros de fusión como parte de una estrategia para enfrentar el crimen organizado. ¿Esto tiene algo de malo? Quizá si, quizá no; el cuestionamiento primordial tiene que ser ¿Qué tanto abrió la puerta el presidente FCH para que el gobierno estadounidense espiara tanto a él como al país? Hoy es fácil hacerse la persona digna y exigir explicaciones a las autoridades estadounidenses sobre esta situación, pero ¿por qué en su momento no se hizo una explicación de estos centros de espionaje? ¿Acaso sólo hay indignación cuando se ataca los intereses de un grupo o personaje político y no del resto de la población del país? ¿Acaso ocultar estos acontecimientos no es mentirle a un país? Pero es de esperarse que cuando se tocan intereses particulares ahí si exigen respuestas a los involucrados, el país pasa a segundo término. ¿Quién miente, la investigación periodística o Felipe Calderón Hinojosa? ¿Acaso no sería importante que las actuales autoridades tomen cartas en el asunto para exigir una explicación? ¿O no sé hace la solicitud para no abrir la caja de Pandora?
De igual manera se puede analizar esta cuestión de cómo en nuestro país siempre existen acontecimientos “asombrosos” dentro del ámbito nacional. ¿Cómo explicar que después de 18 años y diversos procesos judiciales un juez federal ordena la devolución de 224 millones de pesos a Raúl Salinas? Hasta el día de hoy he tratado de encontrar una respuesta “lógica” a esta noticia y la verdad aún no encuentro ni siquiera una forma de empezar a articular con coherencia una explicació. ¿Acaso estamos viendo cómo regresa el viejo régimen de gobierno en nuestro país? ¿O sólo es un “disculpe Sr. Raúl Salinas” por demorar por más de 18 años sus bienes cuando siempre ha sido “inocente”? ¿Quién se tomará la molestia de salir a explicar estos acontecimientos? Quizá peque de ingenuo al creer que alguien tomará la iniciativa de hacerlo, si al final de cuentas saldrán con las mismas justificaciones de siempre, cuidándose las espaldas unos a otros.
Por si esto no fuera suficiente para ejemplificar el pan nuestro de cada día, hace unas semanas empezó a circular por distintos medios de comunicación un video del líder de los Caballeros Templarios (antes Familia Michoacana) Servando Gómez “la Tuta”, quien acusa a la senadora por el PAN Luisa María Calderón Hinojosa (hermana de Felipe) de haberlo buscado a él, la Tuta, en el 2011 y ofrecerle un acuerdo durante las campañas del estado de Michoacán. Esto sale a relucir ante las acusaciones de la propia Luisa María sobre los nexos de esta organización criminal con el actual gobierno priista de Michoacán. El líder de los Caballeros Templarios explica los nexos con la senadora de la república y los inicios de los conflictos de este grupo y el gobierno del ex presidente FCH. ¿Tiene algún nivel de credibilidad este líder de esta agrupación? Es un tema que quedará a consideración de cada uno de los lectores, sin embargo es interesante observar como La Tuta no solamente sale a acusar a la senadora ante los cuestionamientos hacía este grupo criminal y sus nexos con el actual gobierno de Michoacán, pero además fundamenta con un pruebas para respaldar de lo que habla en el video.
Sin embargo es importante analizar que en todos los casos existe una amplia cultura del engaño para buscar siempre un beneficio particular, dejando de lado los intereses de todos los ciudadanos.
El sistema político mexicano como siempre sigue trabajando a conveniencia de sus propios intereses. “Nosotros somos los buenos, los otros son los malos”, “Nosotros nunca hemos hecho algún acto de corrupción, pero los otros si”, “¿Eres de mi grupo político? Tienes apoyo total, ¿Eres del grupo de enfrente? Tendrás todo el peso de la ley”.
Mientras tanto, la sociedad no exige respuestas, si al final de cuentas la respuesta generalizada es: Para qué hacer algo si de todas maneras las cosas no van a cambiar. Es lamentable ver como existe un generalizado desinterés sobre estas situaciones dentro de nuestro país.
Y cómo no las vamos a seguir viviendo, si al final del camino aceptamos la mentira, el engaño, la manipulación como el pan de cada día en nuestro querido México.
