Por la boca muere el pez y el hombre por la palabra.
Dicho popular.
Las expectativas generadas por el triunfo de Rogelio Díaz Brown a la alcaldía fueron muy altas, sobre todo porque encabezó la línea de confrontación –que aún persiste- contra el proyecto Sonora Sí y su principal promotor: el gobernador Guillermo Padrés. Pero una cosa es ser diputado de oposición en San Lázaro y otra es liderar un proyecto de gobierno.
La apuesta de Díaz Brown para impulsar su administración fue el regreso del PRI al gobierno federal, la cercanía con el diputado Manlio Fabio Beltrones y el apoyo de los líderes del movimiento No al Novillo. A la vuelta de un año, todo indica que la estrategia no funcionó para cumplir con los compromisos asumidos.
Qué tanto ha cumplido o incumplido Rogelio Díaz Brown a los cajemenses? Propongo fiscalizar el desempeño del gobierno del “Valor y Respeto” no en comparación a otros gobiernos porque el actual aún no concluye sino a partir de algunas frases expresadas por el mismo Díaz Brown, donde ha expuesto su propuesta gobierno y los compromisos a realizar.
En abril del 2012, antes de iniciar la campaña, declaró que “No voy hacer un derroche de dinero, cuando hay tanta necesidad entre la gente”. Quizás no lo hizo entonces, pero el pago con recursos públicos de desplegados en medios nacionales para apoyar a un sector del movimiento No al Novillo, le generó una crisis de credibilidad.
Le dio argumentos a quienes le señalan como una autoridad sectaria que solo gobierna para los líderes del movimiento, identificados en su mayoría con el PRI local, pero además ni cómo justificar el dispendio para favorecer a los “agrotitanes” enquistados en el Distrito de Riego Yaqui, cuando ni siquiera se trata de un grupo vulnerable.
En plena campaña en un spot afirmó “Sé lo que Cajeme necesita y sé cómo hacerlo. Para recuperar los empleos, para recuperar más inversiones federales, para recuperar la seguridad y mejorar los servicios públicos, para recuperar las oportunidades para jóvenes y mujeres cajemenses, pero sobre todo, pido tu voto, para que recuperemos el Cajeme del que todos nos sentimos orgullosos”.
Seguramente extravió la receta porque si nos atenemos a los números, el dinero no aterriza en proyectos de iluminación, empleo, pavimentación y seguridad para la ciudad, eso sí, el alcalde de Cajeme es muy proclive a victimizarse y responsabilizar de sus insuficiencias al de enfrente, máxime si se llama Guillermo Padrés o Manolo Barro.
En su toma de protesta como presidente municipal, resaltó que “Un reclamo de la gente, es que su gobierno logre brindarle mayor seguridad. Una seguridad que les permita salir de sus casas todos los días con la certeza de que regresarán sanos y salvos. Una seguridad que le permita enviar a sus hijos a la escuela o a la universidad, sabiendo que no corren peligro. Una seguridad que impida que sucedan asesinatos como el que acaba de suceder”. (Contra Castro Luque).
La realidad habla por si sola. De enero a la fecha se contabilizan más de 130 muertes violentas, mientras que en todo el 2012 se registraron 102, de las cuales 30 fueron en la presente administración, es decir, del 16 de septiembre del año anterior hasta hoy suman ya más de 160 bajas. La situación se agravó con todo y su Cuadrante Seguro de policías colombianos.
Pero su optimismo no tiene fronteras. Hace días afirmó que “No podemos negar que hay situaciones de encono o roce, pero hemos cumplido con la responsabilidad que la sociedad nos pide, sí hay diferencias muy marcadas (con el gobierno del Estado), pero en temas de seguridad, salud, infraestructura, deporte, cultura, hemos transitado bien”. Algo así como transitar hoy por las calles de Ciudad Obregón.
Y es verdad, no todo es su responsabilidad directa, pues mucho de los resultados dependen de sus funcionarios y del cuerpo de regidores afines, pero aquí tampoco se puede presumir, salvo, honrosas excepciones, ya que mientras el gabinete se “da con todo” (el síndico llegó a pedir públicamente la renuncia del doctor Alvídrez), a los regidores priístas sus contrarios les “comen el mandado” una vez y otra también.
En todo caso se trata de un gobierno municipal acorralado, copado por los intereses de los grupos de poder que le ayudaron a llegar a palacio, unidos por su lucha por el agua, pero que hasta ahora no han logrado hacer un gobierno exitoso. Los teóricos dirían que a Díaz Brown le sobra la legitimidad de origen (votos), pero escasea en la legitimidad de ejercicio (resultados).
Rogelio Díaz Brown ha “estirado la liga” demasiado en el tema del agua y lo convirtió en su zona de confort. Es cierto que le trajo simpatías, pero también descuidó su gestión como autoridad. Sigue sin resolver su encrucijada: o se va dedicar a gobernar el municipio o a la defensa del agua. Si se decide por lo segundo está en su derecho, pero lo correcto sería que pida licencia y evite el conflicto de intereses.
Más allá de filias y fobias partidistas, el cajemense común ya se cansó de bloqueos a calles y la carretera, así como de todo tipo de enfrentamientos que sólo retrasan las soluciones; por ello se ocupa que los gobiernos de los distintos órdenes trabajen en armonía, enfocados a resolver los problemas de su competencia. Para lo demás está el oficio de la política y muy al final la vía judicial.
Pero sobre todo, espera que de una buena vez el alcalde haga efectiva la respuesta que ofreció a los estudiantes de Ulsa, tras ser cuestionado sobre el dislate que protagonizó en su arranque de campaña, al llamar “cajemensos” a los habitantes de esta región: “Me equivocaré en un nombre, pero no me voy a equivocar a la hora de gobernar”. Ya consumió una tercera parte y por ahora, del dicho al hecho…hay puro “roller”.
ADENDUM PATRIÓTICO.-Una duda ronda por las mentes de los cajemenses: se atreverá el presidente municipal agregarle al Grito de Independencia un “Viva No al Novillo”…digo, si ya les financió unos desplegado.
