Este 1 de septiembre que inicia el tercer periodo ordinario de sesiones en la Cámara de Diputados, finalizará a la vez el año de la presidencia del PRI en la Mesa Directiva. El primer año de la LXII legislatura lo eligió el partido en el gobierno para asegurar la toma de protesta del presidente Enrique Peña Nieto en el recinto de San Lázaro.
Acto que lograron los priistas con éxito rotundo, pues no se registró incidente mayor y la ceremonia de la protesta de ley se llevó a cabo; quedando de manifiesto no sólo la restauración del protocolo político sino también del control del PRI en el Congreso de la Unión.
De ahí que se puede considerar que el primer y más importante objetivo del PRI al elegir presidir el primero año de ejercicio parlamentario quedó cumplido con creces.
Lo que siguió también fueron retos superados por el PRI que coordina Manlio Fabio Beltrones en la Cámara de Diputados; como alcanzar los acuerdos necesarios para aprobar reformas; no obstante ser éstas parte del contenido del Pacto por México; pues como se ha demostrado, eso no ha sido garantía de éxito en el Congreso.
La labor política ha sido relevante, y en eso también pasó la prueba una vez más el sonorense; habiendo pasado la prueba no sólo de lealtad al mandatario federal, que fuera al principio su rival político, sino también de eficacia política.
La pregunta es si en lo sucesivo Manlio Fabio Beltrones podrá alcanzar su meta personal de ser el candidato del PRI a la presidencia de México, quizá se quede con un buen reconocimiento como legislador, pues los tiempos políticos no le han favorecido para esta alta meta.
Silvano Aureoles podría ser el próximo presidente del PRD
Aunque no le guste el término al presidente nacional Jesús Zambrano, el PRD está compuesto por tribus que no se guían por el arte de los acuerdos y negociación, sino por la ley del más fuerte, esto es según sus adeptos, militancia a fin y bases sociales; que han permitido a las tribus menos politizadas como ADN, que dirige René Bejarano y Dolores Padierna, mantenerse como un grupo de hostigamiento al interior. Aunque siguen siendo minoría, de ahí que no han logrado dirigir al partido.
Sin embargo, enfilan ya sus baterías para incidir en la renovación de la dirigencia nacional para marzo o mayo próximo; cuando Zambrano Grijalva, el legendario revolucionario del norte del país concluirá su periodo como presidente nacional.
Por el momento las dos cartas que ya se pusieron sobre la mesa son las del ex jefe de gobierno capitalino, el ex priista Marcelo Ebrard y el actual coordinador de la bancada amarilla en San Lázaro y ex candidato al gobierno de Michoacán, Silvano Aureoles, como aspirantes a ocupar la dirigencia nacional del partido de la Revolución Democrática.
Por un lado, Ebrard se impulsa solo, pues no cuenta con una corriente dentro del partido; ya que no ha hecho equipo con nadie, ni para bien ni para mal, pues siempre ha ido solo, bajo la idea de que tiene un lugar ganado por haber sido un priista reconocido. Lo cual le valdrá poco al interior del PRD; de donde ya salieron las primeras críticas comenzando por el presidente Zambrano quien lo calificó de borracho de cantina y del diputado Fernando Zarate, quien le reprochó no participar en las actividades del partido y sí buscar la dirigencia. Por lo que se muestra que Ebrard tiene pocas posibilidades.
En tanto, Silvano Aureoles lo impulsará su corriente Foro Nuevo Sol que dirige la ex gobernadora de Zacatecas, Amalia García. Y aunque la zacatecana no tiene la fuerza al interior del partido para lograr colocar a su candidato, es cierto que Aureoles Conejo cumple el perfil para dirigir el partido por ser un político abierto, concertador, que cuenta con una trayectoria de militancia y trabajo al interior del partido que le dará bonos a la hora de concretarse su candidatura si es el caso.
