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En este escrito presentaré algunos aspectos inherentes a la relación que existeentre las elites (los súper ricos) y la política que son determinantes para la concentración del ingreso, la riqueza y el poder. Sin rodeos: analizaré aspectos visibles de la relación entre las elites y la pretendida democracia en nuestros países regidos por el modelo Neoliberal.
No hay necesidad de anticipar en calidad de advertencia, que la relación entre las elites y el Sistema que ejerce la política, es muy compleja y especialmente opaca, de secrecía muy protegida. Por lo regular, en el modelo Neoliberal existe entre una relación de dependencia mutua entre las elites y el Sistema político, una codependencia morbosa. Más precisamente: viven una relación simbiótica e inmoral.
La relación entre los ciudadanos y sus representantes es parte esencial de la política. Evidentemente, de la política entendida en su concepción teórica clásica, original. Pero la Praxis política exige que los representantes, para ser elegidos, deben realizar campañas que les atraigan el voto ciudadano. Estas campañas políticas están generalmente influidas y determinadas por el dinero, toda vez que para ganar una elección se necesita financiamiento.
“Un político pobre es un pobre político”, sostuvo con conocimiento de causa Carlos Hank González, figura dinosáurica de la política mexicana, que al hablar solía hacerlo con la autoridad que confiere la experiencia, el poder y el dinero.
No solamente hay que hacer campaña para atraer el voto ciudadano que haga ganar la elección, cualquiera que ésta sea. Primero hay que ganar la nominación dentro del partido político. Y antes hay que convencer a las fuerzas fácticas que dominan el partido. Ambas cosas tienen precio. Muy alto precio.
Esta condición coloca en una posición ventajosa a las personas y grupos que tienen y/o disponen de dinero, y que por esa sola razón son asediados por los aspirantesa posiciones de representación o a cargos públicos. Estos candidatos no se preocupan tanto del votante medio, sino que centran su atención en los ciudadanos adinerados y en las posibles fuentes de dinero e influencia que les financien sus campañas de proselitismo.
En este proceso de Campaña Política financiada/comprometida, los medios de comunicación masiva (periódicos, televisión, radio) influyen poderosamente en la construcción y manipulación de las opiniones y los valores de la ciudadanía y en última instancia, en los resultados electorales.
Para ser más preciso en el trato, refiero al lector al libro de Claudia Fernández y Andrew Paxman titulado “El Tigre: Emilio Azcárraga y su imperio Televisa”, publicado en 2000 por editorial Grijalbo, en que el magnate más poderoso de la televisión de México expresó sin ambages que “En TELEVISA somos soldados del PRI y del presidente.”
Por el mensaje implícito que constituye una admonición muy clara a las más altas autoridades políticas del país, cito otra frase del afamado y temido “Tigre” Azcárraga: “Televisa puede poner (imponer) presidentes”. Yo agrego que es tal su poder, que también puede quitarlos … si fuera necesario para sus intereses y los ingentes intereses económicos que representa.
Ese discutido personaje que con sus rudos modales honraba su apodo, se hizo de fama por su bronca sinceridad que en muchas ocasiones puso en aprietos al sistema político mexicano. Es recordada una entrevista en que descaradamente describe los contenidos de la empresa que dirigió, luego de heredarla de su padre Emilio Azcárraga Vidaurreta:
“México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil.”
Esas palabras las pronunció El Tigre el 10 de febrero de 1993. Su discurso fue improvisado al calor de la euforia que le produjo el éxito de la telenovela “Los Ricos También Lloran”.
De esa entrevista, el aguzado periodista Jenaro Villamil escribió lo siguiente en la revista PROCESO No. 1906 de 11 de mayo de 2013:
“Con una claridad típica de su estilo, El Tigre quitaba los velos de la retórica y confesaba lo que todo mundo sabía en este país y nadie se atrevía a decirlo: la televisión comercial es para enajenar (“divertir”) a los jodidos. No pretende nada más que incorporar a los pobres a la sociedad de consumo. Y tampoco pretende sacarlos de esa condición. Mucho menos instruirlos.
Para Azcárraga Milmo, como para su padre Emilio Azcárraga Vidaurreta, y para su hijo Azcárraga Jean, la televisión simplemente es un gran negocio: venderle espectáculo a los pobres y, a cambio, garantizarle al sistema la sumisión de los “jodidos” y el control político vía la información teledirigida.” Fin de la cita.
De acuerdo con lo anterior, sostengo que los medios desempeñan una función muy importante en los procesos políticos de construcción de la democracia Neoliberal o Neodemocracia (what ever it means, suelen decir irónicamente los críticos) y en consecuencia, es muy importante su control por parte de las elites.
Para el caso mexicano, chileno e italiano, los medios han sido determinantes. En Chile y en Italia, Piñera y Berlusconi son los magnates de la TV y tienen amplia injerencia en la prensa escrita. Uno es presidente actual y el otro, simplemente un ex, por decir lo menos de este nefasto personaje.
En este contexto, la concentración de la propiedad o el acaparamiento de las concesiones de televisión, radio y periódicos, está regularmente en manos de empresarios representantes de las elites, obviamente afines al modelo Neoliberal. Esta última condición es imprescindible. Más precisamente: es estratégica para “el Sistema”. Lo refuerza y pretende legitimarlo.
Cuando declaro que la concentración de los medios es conveniente para el Modelo Neoliberal me refiero a que el gobierno los concesiona con criterios políticos. En ningún caso los entrega para su operación a elementos contrarios a los postulados básicos del Modelo y/o reñidos con los intereses de las elites.
Y por razones muy obvias, dichos medios operados por personas afines al Modelo Neoliberal no apoyan a los candidatos que son manifiestamente contrarios al Modelo y los intereses que representa. No solamente no los apoyan, también los obstaculizan y boicotean. La experiencia muestra que en muchos países y destacadamente en México, la intervención de los medios en la política contamina las elecciones y deteriora el ejercicio y la convivencia política.
No puede dejar de mencionarse que la misma formulación de las políticas públicas se afecta por el dinero y las influencias de los grupos poderosos que inciden en la elaboración de Leyes y en su aplicación discrecional o casuística. ¿Sabe usted que en los EUA hay 9 cabilderos (gestores) por cada uno de los representantes en el Congreso? ¿Cuántos tendremos en México?
Las generosas contribuciones financieras que a través de esos gestores hacen los grupos económicos a los candidatos, gobernantes, Diputados y Senadores influyen poderosa y tendenciosamente en la elaboración y aprobación de leyes y desde luego, en el funcionamiento general del gobierno y el Sistema político.
Resumiendo: la política está regida por los grandes intereses económicos de las elites. Éstas suelen financiar las campañas de los políticos, estableciendo en ellos una condición de dependencia y compromiso que se traducirá en beneficios considerables y en el reforzamiento de la estructura de poder de los grupos dominantes. Los gobernantes son puestos por elites y trabajan para las elites.
Esa práctica simbiótica de elites y actores políticos garantiza la Continuidad del Sistema que en primera y última instancia, es la fuente primigenia y principal de la desigualdad, de la pobreza y la inseguridad.
