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Independientemente de lo reprobable y lamentable que resulta el asesinato de los dos agentes de la oficina de migración y aduanas de los Estados Unidos, en hechos ocurridos en días pasados en la carretera federal de San Luis Potosí, y muy por encima de las advertencias hechas por la secretaria de seguridad interna del vecino país, Janet Napolitano de que su gobierno no tolerara este tipo de agresiones en contra de sus agentes queda en el aire la pregunta con fuertes dosis de sospecha, ¿eran los agentes asesinados parte de un grupo infiltrado a escondidas o abiertamente solapados por el gobierno federal, para actuar libremente en territorio mexicano?
Cualquiera que fuera el propósito de los agentes asesinados, es decir, la verdad de los hechos, no creo que esté al alcance de cualquier simple mortal mexicano y quedarán en el terreno de lo enigmático por los siglos de los siglos como quedó el caso de Camarena Salazar policía estadounidense muerto también en suelo patrio ( un rancho cercano a Guadalajara ) cuando seguía el rastro y las actividades de algunos capos del narcotráfico aztecas.
Lo que si no requiere mucho de investigación es que la agresión de ambos agentes fue perpetrado por el crimen organizado, luego de ver la forma en que se realizó el ataque y que de paso confirma una contundente verdad; el alcance y la organización de estos y el conocimiento que tienen al respecto de los movimientos de nuestras policías y de aquellos que encubierta o abiertamente han cruzado la frontera norte para venir al auxilio del gobierno mexicano en su lucha anticrimen. En más del ámbito internacional, por desgracia hay razones más que suficientes para creer en las preocupaciones del gobierno francés en relación al caso de la francesita Florence Cassez, cuyo caso mantiene en un vilo las relaciones entre México y la tierra de Charles de Gaulle. A
los galos les asusta (y a nosotros también) el saber que las gastadas investigaciones “ científicas” a punta de tehuacanazo y torturas de todo tipo sigan siendo el pan de cada día entre nuestras policías, amén de las ridículas prácticas con que nos han sorprendido como a las que no dejó acostumbrados el fiscal Chapa Bezanilla cuando echaba mano de clarividentes y médiums en su afán de echarles el guante a los criminales.
No es de dudarse que la preocupación de los familiares de la Cassez ( vosotros rompéis, en francés ) y del propio Sarkozy se haya fincado aun más luego de conocer los pormenores del largo metraje “Presunto Culpable” en donde se pone más que en entredicho el sistema judicial mexicano y en donde, según sus autores, “ en México, ser inocente no basta para ser libre”. La cinta que hasta ahora ha sido galardonada en trece ocasiones está basada en hechos de la vida real y es el caso de un joven mexicano (José Antonio Zúñiga, su verdadero nombre) que luego de ser acusado de un asesinato fue sentenciado a 20 años, cinco meses y 18 días, por un juez al que solo le bastó el que alguien dijera que Zúñiga era el asesino de un hombre a quien jamás había visto en su vida.
La condena, para más señas, fue ratificada en apelación por los magistrados que conocieron el caso y no hubo poder humano que les convenciera que estaban condenando a un inocente mismo que recobró su libertad tras largos dos años de luchar en contra de la injusticia avalada y solapada por la justicia mexicana.
