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Hace algunos días escribíamos en estos mismos apuntes que Calderón estaría de visita en Ciudad Juárez, pero decíamos también que en esa ocasión iría blindado. No sabíamos si, para evitar el encuentro con las madres de los 16 jóvenes masacrados hace nueve meses, cuyos crímenes siguen pudriéndose en la más completa impunidad al no haber sido resuelto el multi homicidio que estremeció a la nación por el grado de crueldad con que fue cometido o, bien, para ponerse a salvo contra alguna bala pérdida de las miles que se respiran en el cielo juarense.
El convoy del blindaje estaría integrado por los secretarios de Seguridad Pública Federal, su secretario consentido, Genaro García Luna, el de gobernación, José Francisco Blake Mora, los de Marina y el Ejército y por supuesto, quien no debe de faltar en un evento de estos en el que el gobierno federal se compromete por enésima vez a poner orden en Ciudad Juárez, el fiscal de la República, Arturo Chávez y Chávez, por más que los hechos demuestran que de plano, no chave que hacer con el paquete.
La información oficial decía que Calderón y sus hombres llevaban la misión especial de decirle a Juárez y a la nación misma que ahora si, la lucha por recuperar las calles de esta, que alguna vez fue la ciudad que amuralló al benemérito ( de ahí su nombre, no por otra cosa ) en contra del asedio del imperio francés y los conservadores que votaban porque la francia estableciera su reino en suelo patrio, que ahora si, venía en serio.
Y resumían en una sola frase el cometido de la reunión:
Estarían relanzando la estrategia en contra del crimen organizado con lo cual se entendía más que bien que los pasos, antes dados, o habían sido palos de ciego o sencillamente, no estaban dando resultados. El mensaje, seguramente llevaba varios destinatarios.
Entre estos, la comunidad juarense que imploraba y sigue implorando porque se acabe el baño de sangre en que el narco ha convertido esta populosa frontera y, por supuesto, a los editores del Diario de Juárez que días antes habían lanzado un angustioso S.O.S, dirigido al crimen organizado al grito de “ ya no queremos más muertos”, ¿ustedes digan qué hacemos?, --- pero, por favor, ya no nos maten más reporteros--. Entre líneas se entendía que el mensaje decía: -- Te lo digo Juan, para que lo entiendas Felipe--.
Hoy, a menos de un mes del llamado relanzamiento de la estrategia, vemos sorprendidos y más vejados que nunca, que ni con el Chapulín que hubieran llevado en esa ocasión al “ relanzamiento” de la estrategia la hubieran hecho.
La diferencia entre el escenario de la masacre de hace nueve meses con el escenario de este pasado viernes 22 de octubre es de tan solo tres muertos menos.
Es decir, 13 víctimas, atacados a mansalva por un grupo de sicarios que se desplaza como Pedro por su casa a bordo de un sinnúmero de camionetas blindadas en las que se pasea la muerte y la impunidad, a los ojos de la autoridad en una ciudad que, se supone, acaba de ser blindada y reforzada ni más ni menos que en un acto encabezado por el jefe supremo de las fuerzas armadas.
Y como solamente se enmienda ( corregir, quitar defectos, subsanar, dice el diccionario ) lo que es susceptible de enmendarse, es decir, lo que no sirve, lo torcido, cómo me temo que Calderón y sus muchachitos tendrán que estar de nuevo en Juárez. Y en esta ocasión, para enmendar lo enmendado en un terreno que, -- paradojas de la vida—llueve sobre mojado.
FIERRITOS EN LA LUMBRE.
Los priistas de Sonora se hallan en plena efervescencia política a partir de que, desde el viernes anterior se emitió la correspondiente convocatoria que da inicio en forma oficial, a la lucha por la dirigencia del PRI estatal. Una lucha en la que, como diría alguien por ahí, nunca tan pocos, decidirían al respecto de tantos. La clave está en que la designación del sucesor de Ruibal se efectuará a través del voto de los consejeros políticos del tricolor.
De acuerdo a los tiempos fijados en la convocatoria, el humo blanco se estará emitiendo el mismo día en que tenga lugar la reunión extraordinaria de los consejeros, es decir, el próximo 26 de noviembre. Lo anterior quiere decir que quienes aspiran al cargo, léase, Claudia Pavlovich, Julián Luzanilla Contreras y el toño Astiazarán, tienen justamente un mes para tocar al oído de los consejeros.
Eso si, antes tendrán que esperar hasta el tres y cuatro de noviembre, tiempo programado para el registro de sus candidaturas y, a partir de ahí, podrán iniciar su proselitismo, dice en su texto la convocatoria cuando más bien, debería decir que los ya aspirantes deberán arreciar sus campañas pues para todo mundo es un hecho que la carrera por la dirigencia del PRI estatal se puso en marcha a partir de que la cargada dio sus primeras muestras de afecto hacia la persona de doña Claudia, hace cosa de un mes, si mal no recuerdo.
Lo mismo han venido haciendo tanto Julián como Astiazarán lo que mueve a pensar que las cosas podrían seguir como hasta ahora. Esto es, sin un cuarto en discordia, marchando los tres, como ha sido desde un principio y en ese orden de importancia: Pavlovich, Contreras, Astiazarán.
Y, ojo, lo que pudiera mover el orden de las cosas sería la posibilidad de un debate entre los aspirantes, debate que, según lo expresa en el boletín emitido por el PRI, el delegado Elías Calles, aun cuando se contempla en los estatutos del partido, será decisión de los propios candidatos y (aquí el pero, aquí el candado que se podría echar a funcionar de último momento ) la Comisión de Procesos Internos si se llevan a cabo. Y la verdad es que no les arriendo las ganancias, toda vez que se decidieran por llevarlos a cabo. Con el debido respeto para los contendientes de Luzanilla, para decirlo en términos boxísticos, el enviarlos a un debate con el secretario general de la CNC en Sonora, sería comparado como enfrentar a un peso pluma con un semi pesado.
O, para acabar luego, está como si el PRI nacional tuviera la descabellada idea de enviar al toñito ( luego de su próximo e inminente descalabro en la justa que se avecina ) como delegado del PRI al Estado de México en donde se estaría enfrentando a verdaderos miuras de la grilla nacional y en donde Andrés Manuel López Obrador estará haciendo esquina a uno de los contendientes. No hay punto de comparación.
A menos que los debates tuvieran la misma fórmula empleada por el chapo Romo en sus legendarias funciones de box y en las que estaban más arregladas que un galán en busca de su dulcinea.
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