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Columna de Hierro

Sergio Ibarra
Martes 29 de Junio de 2010
 

A la enorme lista de ejecutados, eliminados, lisiados, viudas y heridos que ha venido dejando la pestilente guerra fallida de Calderón contra el narco habrá que sumar ahora la de un segundo cantante sonorense; la de Sergio Vega, ocurrida el sábado pasado en el municipio de Ahome en condiciones que hasta el momento siguen en el misterio. Se habla de que momentos antes había estado en una reunión “ de amigos” en donde se habría desatado una balacera y de donde pudo huir, para finalmente haber sido alcanzado unos metros antes de llegar a la caseta de cobro de San Miguel en donde fue acribillado por un grupo de sicarios. Otras versiones hablan de que simplemente fue interceptado por sus asesinos y tras una corta persecución fue alcanzado para darle muerte. Hasta el momento las autoridades de Sinaloa no tienen una versión oficial y la verdad dudo que a fin de cuentas, de aquí a seis meses o seis años más, puedan tener una versión convincente de los hechos.

Lo más seguro es que el asesinato de Sergio quede impune como la mayoría de los miles y miles que se han venido cometiendo a lo largo de esta guerra sin fin y en la que, como la selección nacional, seguimos haciendo el ridículo.

Pareciera mentira pero lo más recomendable hasta ahora sigue siendo el revisar todos los días la lista de obituarios y constatar que no está uno en ella.

Otra cosa cierta es que Sinaloa está al borde del incendio en cuestiones de inseguridad. Los últimos hechos, ocurridos apenas éste pasado domingo así lo demuestran; en cuestión de unas horas, ocho personas habían sido ultimadas en la entidad, cinco de estas muertes se registraron en Culiacán, la capital y entre los ejecutados está el comandante de la policía municipal de Navolato, Aureliano Díaz Espinoza. Con la muerte del funcionario policiaco se eleva a 52 el número de agentes de la ley que han muerto a manos del crimen organizado, en lo que va del año en el vecino estado en donde, para colmo, el próximo domingo, cuatro de julio tendrán lugar las elecciones en las que el pueblo sinaloense estará eligiendo a su nuevo gobernador entre Jesús Vizcarra  Calderón y Mario López Valdez. Sobre esto último y de acuerdo a las encuestas de los periódicos, Reforma, de la ciudad de México y el Debate de los Mochis, hasta ayer había un empate técnico entre ambos candidatos lo que habla de lo reñido que estarán las cosas el domingo de enfrente en un elección en la que más allá de lo que pudiera decir el electorado, es una disputa marcada por los grupos de poder de Sinaloa, representados, a más no poder, por el ex gobernador, Juan S Millán y el actual, Jesús Aguilar. El primero, en abierto apoyo al neopanista, ex alcalde de los Mochis y senador con licencia, Mario López Valdéz y el segundo, impulsando con todo a su ariete, al ex alcalde de Culiacán, Jesús Vizcarra Calderón.


FIERRITOS EN LA LUMBRE

Ni modo de presumirte de pitoniso o que le hacemos la competencia al Walter Mercado, lector. Lo que pasa es que no hace falta hacerle mucho al enzarapado en cuestión de predicciones y el rendimiento de nuestra selección nacional a la que, antes de iniciado el mundial le auguramos un final como la que ciertamente nos obsequiaron  Javier Aguirre y sus aguiluchos en lo que para México fue el triste final de la copa mundial de Futbol, Sudáfrica 2010. Lo dicho; jugamos como nunca y perdimos como siempre. En el recuerdo quedarán los optimistas mensajes con los que el gobierno federal nos atiborró a través del técnico Javier Aguirre, para hacernos creer que ahora si ya estábamos más que preparados para dar el gran salto y salir de nuestra condición de país tercermundista. Años atrás, la culpa fue del arquero, después fueron los delanteros, luego la mala defensa; ahora resulta que el enemigo público número uno de México y la selección fue el arbitraje que no marcó el fuera del lugar con que se inició la debacle de los aztecas y en seguida, a como van las cosas, el pobre del vasco Aguirre tendrá que pedirle asilo político a los morenos de Sudáfrica porque hasta allá le llegó la versión de que en chilangolandia quieren pasarlo por las armas como castigo a su pésimo desempeño al frente del seleccionado tricolor. Ni modo. Otra vez será. Lo que es indudable es que Maradona, con todo y su apasionada afición por la cocaleca – y no precisamente la canción—sigue siendo una leyenda, y Argentina lo único que hizo fue confirmar que en materia de futbol sigue siendo una potencia. Y por lo demás, seguimos en la mediocridad mundial en cuestiones del fuchibol.

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