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¿Para qué tanto dinero?

Jorge A. Lizárraga Rocha
Sábado 10 de Abril de 2010
 

Jorge A. Lizárraga Rocha

En los últimos días nos hemos asombrado (¿o llenado de envidia?) con una serie de noticias sobre las cantidades de dinero tan fuera de sentido que algunas personas están ganando o van a ganar.

Se nos informa que un mexicano es la persona más rica del mundo (en dinero); que un futbolista cuya capacidad para saltar bien altote y meter goles de cabeza supera a muchos, fue contratado por varios millones de euros; que un chavalo que sabe tirar una pelotita blanca de manera que otros compas con un palo no le puedan pegar va a recibir varios millones de dólares durante algunos años; que otros que salen en películas cobran también varios millones por endiosar la violencia; que por ahí hay algunos que al cantar odas musicales, muchas de ellas sin sentido, se embolsan también una buena lana cada vez que se paran en un escenario, y otras lindezas por el estilo.

No se puede negar que esas personas tienen talentos que superan a los de muchos más, pero…. ¿Deveras esos talentos valen lo que pagamos por ellos?, porque recordemos que el dinero que reciben no sale de la nada, es generado por un gran número de personas que trabajan duro para poder cubrir algunos de los satisfactores que esos ricos (en dinero), riquísimos personajes, reciben y acumulan.

Cada mes tenemos que pagar una cantidad, muchos dicen que mayor a las que se pagan por el mismo servicio en otras partes del mundo, por el uso de teléfonos y medios de comunicación necesarios para nuestras actividades cotidianas; algunos se quejan de que no es justo que se vaya toda esta lana a las manos de una sola persona, lo que no es cierto pues se va a las manos de muchos que laboran en esta actividad y que gracias a ella tienen una forma honrada de trabajo.  Lo que sí es cierto, pienso yo, es que al mero dueño sí le reditúa el haber establecido ese grupo de empresas que lo ha llevado a ser la persona más rica (en dinero) del mundo.

En el caso de los futbolistas que por sus habilidades para patear una pelota, controlarla con la cabeza, meterla en un marco con medidas de 7.32 m de ancho y 2.44 m de alto, reciben cantidades de dinero ofensivas para el 99% de la población mundial (ofensivas al compararlas con las que dicho 99% recibe por trabajos muchísimo más difíciles y hasta peligrosos de realizar), pues sí son de pensarse las razones para que esa situación se esté dando a nivel mundial.

También cuando a un muchacho o a varios, con una preparación académica que muchas veces, en la mayoría de los casos me atrevo a decir, no es la mejor, pero que puede lanzar una pelota con circunferencia de 22 a 24 cm y 142 gramos de peso, de tal manera que vaya haciendo movimientos en el aire que hagan difícil que le peguen con un madero de arce, se le pagan cantidades de dinero que cualquier profesionista promedio ni siquiera pueda soñar en ganar en toda su vida productiva, también se me hace una situación con poco sentido de la realidad.

Ni qué decir de aquellos que “actúan” en películas en las que el matar gente en cantidades industriales es motivo para momentos de heroicidad, y que por ello se les paguen cantidades que superan los presupuestos que algunos gobiernos dedican a la seguridad pública para salvar la vida de personas reales, esto también rebasa mi capacidad de comprensión.

En cuanto a los cantantes que se paran en un escenario para entretener a la gente, muchas veces con canciones obscenas, grotescas o que incitan a conductas fuera de onda, que se divierten al hacerlo (los cantantes principalmente) y se llevan bolsas de dinero estratosféricas, pues también se me hace difícil entender que algunas personas que no tienen para cubrir algunas necesidades más básicas que el entretenimiento, sacrifiquen su dinero para ir a verlos y sufrir apretujones entre la multitud, porque en muchos casos ni sillas les ponen para ver las presentaciones sentados. Me consta porque he ido a varias presentaciones de este tipo.

Ahora bien, ¿Adónde quiero llegar con esta perorata llena de envidia escondida?, mi respuesta es: ¿Qué pueden hacer con tanto dinero quienes reciben esas cantidades colosales? Las cosas que ellos hacen cuando no están ganando dinero son las mismas que hacemos todos los simples mortales que vivimos con cantidades muchísimo menores que las que ellos reciben.

No creo que ninguna de estas personas pueda comer más de lo que comemos cualquiera de nosotros, y estoy seguro que muchos de nosotros podemos comer cosas que ellos no, ya sea porque ellos se tienen que mantener en forma, o porque por las preocupaciones que tienen, su cuerpo ya no las puede recibir.

La ropa que usamos nosotros no debe ser muy distinta a la que ellos o ellas usan, quizá las telas sean más caras, con más guégueres que las de nosotros, pero también son de tela, como las de nosotros. Estoy casi seguro de que tienen guardarropas muchísimo más extensos que los nuestros, pero de todas maneras, nada más pueden usar la ropa de una en una, a menos que sean tan excéntricos que usen dos prendas de la misma cotidianamente.

Sus carros y medios de transporte pueden ser un poco mejores que los nuestros, sobre todo que mi troquita Comanche último modelo del 89, pero al final de cuentas nos llevan a los mismos lugares, quizá un poquito más tardaditos y sin tantas comodidades, pero como dijo el legendario José Alfredo, “no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar”.

Las diversiones que nosotros tenemos a lo mejor superan las de ellos, pues ellos se tienen que mantener siempre muy propios ya que los reflectores de la fama los siguen a todos lados, en cambio nosotros podemos hacer algunos desfiguros sin que se nos critique o sea tema para bodrios televisivos.

En muchos casos sabemos, sobre de todo de personajes de la farándula, que sus relaciones familiares no son las mejores, de todos nosotros es sabido que la felicidad familiar no se compra con dinero, incluso a veces el dinero es causa de que dicha felicidad no sea tan fácil de alcanzar.

En fin y para ya no seguirme poniendo más verde de lo que estoy por la envidia, solamente puedo decir que ese dicho norteamericano de que “el tiempo es dinero”, no es cierto, más bien “el tiempo es vida” y hay que saberla disfrutar, con dinero y sin dinero debemos ser los reyes de nuestras acciones.

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