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<i>Julio Ernesto Félix</i>
Los resultados del proceso electoral en Sonora y en Cajeme son contundentes y nadie con un poco de juicio y de conocimiento de estos procesos podría ponerlos en duda.
Las ventajas logradas por Guillermo Padrés sobre Alfonso Elías y la de Manolo Barro sobre Ernesto Vargas, son ventajas bastante amplias, tanto que era imposible objetarlas en términos numéricos. En términos técnicos pero contundentes: No cabía la impugnación de los resultados.
Vino entonces la idea de pedir la anulación alegando que había bastantes irregularidades en los proceso y para ello los “estrategas” del PRI colectaron las supuestas pruebas de sus reclamos y con ellas se han apropiado de la escena política desde hace ya más de un mes. Pruebas endebles, algunas veces irrisorias y en otros casos nefastas, como los procesos que se siguen contra ciudadanos funcionarios de casilla en Cajeme.
A unas cuantas horas de que el Tribunal Estatal Electoral y de Transparencia Informativa, el famoso TEETI, dé su veredicto definitivo sobre el proceso electoral, la información difundida por el PRI a través de los medios de comunicación que controla, y que son casi todos los medios de Sonora, pretende crear un clima de confusión en el que una sola “certeza” debe imponerse: la elección fue fraudulenta.
Sé que a estas alturas, y con la escasa cultura democrática que tenemos en nuestra región, es casi una irreverencia poner en duda, cuestionar o rechazar por insidiosa la propaganda política difundida por el PRI Sonora. El primer ataque, inevitable, para el que haga esto es que lo tachen de panista o de interesado en quedar bien con el nuevo gobierno.
Sin embargo no debemos temer a estas calumnias que son inevitables viniendo de quienes vienen; es hora de decir también con energía, como ciudadanos libres y creyentes del sistema democrático, un ya basta a tanta mentira, insidia y calumnia que nos han endilgado los priístas y los medios de comunicación a su servicio. Es hora de decirles a los comentaristas que ya estamos hartos de sus “objetivos dudas” sobre el proceso, de que hablen como si en verdad creyeran que los resultados del 5 de julio pueden ser anulados y que volveremos a una nueva elección.
No hablo por los panistas ni me interesa su suerte en particular, además ellos también tienen mucha cola que les pisen.
Pero ya basta de seguir con esta simulación, con esas palabras a medias que dejan entrever la posibilidad de la anulación, como lo manejan muchos comentaristas a sueldo. Sí, los mismos que ya empezaron a hacer cola en las oficinas de los ganadores para negociar “su apoyo”, y que mientras tanto no se quieren despedir de los beneficios que les trajo su relación con los ahora perdedores.
Si me dicen que no debemos asustarnos porque esto es parte de la vida política, entonces qué poca esperanza tenemos para nuestra sociedad si esta es la cultura política que nos rige.
