Alegorías

Jesús Huerta Suárez
Sinceramente, que hay veces en que quisiera mejor rajarme.
La verdad que no es fácil, creo que para nadie, salir adelante cada día sin enfadarte de tanta estupidez, de tan poca belleza, de tanta corrupción pública y privada, del dolor en el cuerpo que se hace viejo, de la añeja ansiedad que te carcome el presente, del círculo vicioso de los políticos que sólo piensan en servirse con la cuchara cada vez más grande sin pudor alguno, de que me roben los focos de mi casa, de la falta de trabajo, de ver gatos atropellados en las calles y no levantarlos, de comer poco y engordar mucho, de que quieres sexo pero con amor, de los muertos del diario, de que nadie entiende a nadie, de que querer que los niños no crezcan mientras ellos se mueren por ser grandes, de darte cuenta que es difícil ser amigo y más aún tenerlos, de que solo oyendo lo que te gusta y con una cerveza en la mano estás a gusto, de levantar la mierda de los perros, de que lo único que te hace saber que empieza un nuevo mes son los cobros, de que mi naranjo perdió los frutos, del jueguito de los partidos políticos, de mi desgano, de que los locutores de la radio no digan nada, de que las rutas de los camiones sean la nota del día y yo ni los use, de que junto con el calor volvieron las cucarachas, de que nadie lea lo que escribes, y, lo peor de todo, de dudar de mi fe.

Puedes decir que cada quién ve alrededor sólo un reflejo de lo que es, y que nada es verdad, nada es mentira que todo es según el cristal con que se mira, entonces te pido que me prestes tu cristal para verlo como tú lo miras, aunque sea por un ratito, mientras se me pasa el enfado; mientras le seguiré pidiendo a Dios que me dé fuerzas para no rajarme y para que no me se me pudra el alma.

Los Tirabichis
Mis respetos para estos humildes hombres que día a día se llevan lejos toda nuestra basura con una sonrisa en la cara.
Trabajan sumergidos en el hedor nauseabundo de algún animal en descomposición que alguien tuvo a bien ponerlo en el cesto, misma pestilencia que en ocasiones invade hasta una cuadra entera, me consta, y ellos ahí, dándole, mientras sus familias los esperan en casa sobreviviendo con los raquíticos sueldos que nuestros gobiernos insensibles les pagan, mientras que ellos se aumentan y se consienten sin pudor alguno.

Nadie dijo que la vida era justa.

La realización espiritual consiste en ver claramente que no somos lo que percibimos
Eckhart Tolle

Jesushuerta3000@hotmail.com