Avatar: Ni muy muy, ni tan tan
Agencias
Domingo 20 de Diciembre de 2009

Avatar, primer película de James Cameron en más de una década, resultó ser una buena película, pero realmente lejos de ser el milagro que cambiará la vida del cine que tanto alaban los críticos.

Sí: tiene muy buenos efectos especiales—que costaron arriba de 230 millones de dólares según diversos reportes. Sí: tiene tensión, acción, y extraterrestres con cuerpos que parecen de modelos de Victoria Secret. Pero también tiene muchos lugres comunes, una historia que realmente ya hemos visto antes varias veces, y un mensaje ambientalista demasiado forzado para ser efectivo.

La película trata sobre un marine llamado Jake Sully, quien es contratado por una empresa ¿transgaláctica? para ir a Pandora, una luna con una atmósfera tóxica para los humanos pero con vida animal y vegetal a pesar de esto.

Sully tiene la misión de infiltrar y ganarse la confianza de los nativos llamados Na’ví, que son unos gigantes con cara de gato que llevan una vida que podría describirse como una cruza entre tribus indígenas de América, tribus indígenas de África… y Wookies de Kashyyyk (el árbol donde viven es i-dén-ti-co al de Kashyyyk). La idea es que Sully los convenza de dejar sus tierras para que la empresa haga una mina de un metal llamado “unobtanium” que se paga a 20 millones de dólares el kilo.

¿Cómo va a lograr esto? Usando un “avatar”, que es un cuerpo hecho con ADN humano y alienígena controlado a control remoto.

Hasta ahí todo bien. La premisa es original como quiera que sea.

PERO…

En su primera misión Sully se pierde en la selva y es adoptado por los Na’ví para que aprenda a ser como ellos.

Es decir, se repite la historia de Dances With Wolves, de Kevin Costner, de The Last Samurai, con Tom Cruise, y varias historias similares del “hombre blanco civilizado adoptado por los nativos salvajes.”

De aquí en adelante tenemos varias viñetas de Jake Sully aprendiendo a montar a caballo, a montar reptiles voladores, a cazar, etc. Y claro, como en todas las películas estilo Dances With Wolves, se enamora de la muchacha más codiciada de la tribu y ya no se quiere regresar con los suyos.

Aquí es donde una y otra vez nos martillan en la cabeza la onda hippie-ecológica de una manera tan reiterativa que termina uno fastidiándose de que insistan tanto con lo mismo. Si lo que James Cameron quería era que la gente saliera del cine diciendo “híjole, si es cierto, hay que cuidar al medio ambiente”, falló miserablemente. El mismo mensaje estuvo mucho mejor presentado en Wall-E y sin tener que insistir tanto como en Avatar.

Total que la mega-empresa manda al ejército a derribar el arbolote en donde viven los nativos, causando caos y forzando a Sully a declararle la guerra a la mega-empresa.

De aquí en adelante lo que sigue es una serie de lugares comunes que echan a perder mucho de lo interesante que tiene la película. Todos absolutamente predecibles. El peor de todos es un ataque “sorpresa” causado por la diosa de los Na’ví que además de inverosímil dentro del contexto de la película supongo que lo que buscaba era copiar el rescate de último minuto de Han Solo en Star Wars… pero en onda de Tarzán.

Por cierto: la batalla final que tanto festejan los críticos de cine es un auténtico refrito de la batalla de Endor al final de Return of the Jedi. Hubo varias veces en las que realmente pensé que estaba viendo Return of the Jedi.

Oh-oh. Momento. ¿Dije que Pandora es una luna y no un planeta? Porque Endor también era una luna y no un planeta. ¿Dije también que la de Endor es una batalla entre nativos usando arcos y flechas contra soldados con super-tecnolgía? ¿Dije que esa tecnología son máquinas de dos patas tripuladas por humanos? ¿Dije que los Na’ví son gigantes y que los Wookies son gigantes? ¿No? Wait….

En fin, el final es absolutamente predecible y, honestamente, muy chafa. Aunque, claro, al igual que District 9, queda completamente abierto para una secuela.

Por cierto: al parecer insistieron mucho los de la mega-corporación 20th Century Fox (propiedad del ultra-conservador Ruppert Murdoch) en que la película sólo se viera en 3D en el primer fin de semana en cartelera en la Ciudad de México. El estudio lo justificó diciendo que era una maravilla en 3D.

Pero francamente no le encontré NADA a esta película que se tuviera que ver en 3D forzosamente para disfrutarse mejor. De hecho, los subtítulos en 3D distraen demasiado (yo se inglés y no me hacen falta los subtítulos, pero por el hecho de que están literalmente flotando frente a uno es imposible no verlos). Fuera de eso inclusive en las escenas donde hay precipicios el 3D no hace más impresionante la imagen.

Así que no nos hagamos tarugos: exigieron que se presentara en 3D en el primer fin de semana para evitar la piratería y de esta manera tratar de recuperar los 230 millones de dólares que se supone que James Cameron gastó en la película. No porque en 3D fuera mejor.

Vaya, honestamente creo que será una mejor experiencia ver esta película en blu-ray que en el cine.

En fin, los efectos especiales son muy buenos. Sin embargo, son TAN buenos que realmente uno olvida que está viendo personajes digitales. Dicho de otro modo, los efectos son tan buenos que muchas veces resultan imperceptibles. Por esta razón un se enfoca más en la historia que en los efectos. Pero al tener la historia muchos lugares comunes, hay veces en las que uno se pregunta “¿se gastaron 230 millones de dólares en estos efectos pero no pudieron tener un mejor guión?”

Lo cual no quiere decir que la película sea mala. Para los que gustan de películas de acción y ciencia ficción Avatar es una película muy entretenida. Con lo que de ninguna manera estoy de acuerdo es con la insistencia de muchos críticos de que esta película cambiará para siempre la vida del cine y de los que vamos al cine. Ese trofeo lo sigue teniendo Star Wars. Avatar, en el mejor de los casos, es una versión hecha con más gigabytes de lo que ya se hizo en las películas de Star Wars. Pero nada más.

¿Merece verse más de una vez en el cine? Claro que sí. ¿Se merece la nominación al Globo de Oro a mejor película del año? La verdad no.

 

 
 

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