Crían universitarios a niños
Francisco González Bolón
Lunes 03 de Agosto de 2009

Aunque los niños de hoy en día parecen “desempacados” con mayor inteligencia y capacidades físicas y emocionales, no faltan en el camino situaciones que inhiban su desarrollo social, psicológico y educativo.

Los maestros y padres son un estímulo importante en el aprendizaje y crecimiento integral de los menores, pero aún así la compañía de un buen amigo acrecienta sus ganas de aprender y fortalecer su formación individual y hasta profesional.

Hace 25 años, en Israel, nació el programa Peraj, que en hebreo significa flor, como un servicio social tutorial que pronto alcanzó dimensiones internacionales, pues al menos 20 países de Europa, Asia y América Latina han adoptado sus estrategias.

En México, relata la maestra Ana Beatriz Martínez Vizcaíno, coordinadora de Servicio Social del Instituto Tecnológico de Sonora (Itson), la Universidad Nacional Autónoma de México lo inició en el año 2004.

Y en 2007, esa universidad, junto con la Secretaría de Educación Pública, convocó a 13 casas de estudios profesionales más del país para ponerlo en marcha como un programa piloto, afirma.


Los primeros

En enero de 2008, el Itson es la primera universidad en el noroeste de México en usar este programa mediante el nombre de “Adopta un amigo”.

Con este plan, los jóvenes universitarios fungen como tutores de niños de 8 a 12 años durante un ciclo escolar.

A través de un acompañamiento individual, explica, se busca apoyar el desarrollo integral del menor, sobre todo mediante el vínculo entre tutor y alumno como amigos y mediante actividades escolares, deportivas, sociales y lúdico culturales.

Luego de una convocatoria a las escuelas primarias, sobre todo cercanas al Itson para facilitar el acceso a las instalaciones universitarias, los maestros seleccionan niños promedio que por alguna razón son un poco retraídos y eso les dificulta su aprendizaje.

Esos menores, asegura, necesitan un empujoncito para salir adelante y una vez seleccionados se habla con los padres para que, mediante una carta compromiso, acepten ser parte del programa, pues ellos también se involucran ampliamente.


Los tutores también son seleccionados minuciosamente para evitar cualquier complicación en las relaciones casi permanentes con los niños, afirma.

Basados en la etapa de desarrollo del pequeño, se desarrollan tareas acorde a su nivel físico, cognoscitivo, social y emocional, precisa, siempre con actividades dentro de las instalaciones del Itson.


Seleccionados

Los primeros 47 niños fueron de las escuelas Artículo Tercero, de la colonia Infonavit Yucujimari; Salvador Allende, de la Morelos, y Gregorio Torres Quintero, de la Tepeyac, y de ellos, 22 fueron niños y 25, mujercitas de quinto año.

En tanto, los 47 tutores y dos apoyos logísticos fueron universitarios de 14 de las 21 carreras ofrecidas en el Itson y a los cuales mediante el Programa Nacional de Becas se les apoyó durante el ciclo escolar con mil pesos mensuales.

Todos ellos disfrutaron, en el área cultural, de visitas guiadas a museos, cine, teatro, bibliotecas, la universidad, actividades artísticas o culturales y todas aquellas que sirvieran para incentivar sus habilidades de expresión, afirma.

También disfrutaron de la alberca, los campos de futbol, las canchas de basquetbol y otras instalaciones deportivas del Itson.

En lo académico, se les apoyó con temas de motivación al estudio, la promoción de hábitos de estudio efectivos, lectura y comprensión, expresión oral y escrita.

Y en el área motivacional se buscó en todo momento que la imagen del tutor fuera un modelo para el niño, además de que se fomentó en ellos aspiraciones profesionales y de vida, siempre en función de las metas y sueños de cada niño.

 

Ya brinda resultados el programa

De algún modo, subraya la maestra Ana Beatriz Martínez Vizcaíno, se fortalece la autoestima de los niños, su capacidad expresiva y el desarrollo de su inteligencia emocional.

La coordinadora de Servicio Social del Itson, afirma que de esa manera se logra abatir la deserción y el rezago escolar, al tiempo que se eleva la calidad de la educación mediante una relación afectiva que surge por la convivencia.

Graduada ya la primera generación, en junio pasado, afirma, puede decirse con orgullo que los menores muestran una gran mejoría en las áreas de desarrollo social, afectivo y motivacional.

Ya tienen un adecuado comportamiento de autogestión para el estudio y tienen un amplio conocimiento sobre las opciones para su futuro profesional, es decir se les pre orientó vocacionalmente.

Los maestros, los tutores e incluso los padres vieron en los pequeños un gran avance en su comportamiento, sus habilidades, sus actitudes y valores positivos como blindaje ante situaciones negativas, refiere.

Y, sobre todo, el Itson ha logrado ya la gestación de futuros “Potros”, muchachos dispuestos a ponerse la camiseta de una universidad preocupada no solamente por el aspecto académico sino el desarrollo integral de la comunidad.

 
 

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