Otros árboles han caído ya en Cócorit
Francisco González Bolón
Jueves 30 de Julio de 2009

No es la primera ocasión en que los viejos álamos o una ceiba se vienen abajo en Cócorit.


Humberto Ramírez Alonso, historiador de Cócorit, afirma que el año pasado una tragedia similar a la de ayer estuvo a punto de ocurrir, pero el álamo que cayó quedó a unos centímetros de un camión transportador de trabajadores de una maquiladora.

Pero hace casi tres años, recién iniciada la administración de Francisco Villanueva Salazar, una ceiba cayó sobre la escuela “Cámara Junior”, pero afortunadamente en un fin de semana, sin alumnos.

Los viejos álamos no llegan a los 100 años, argumenta, aunque afirma que a principios del siglo pasado eran usados para ahorcar a los presos por las llamadas “cordadas” de Porfirio Díaz.

Durante los años recientes se han realizado reforestaciones, como los 200 álamos recién plantados por el Consejo Cultural que encabeza Rodolfo Robinson Bours Muñoz, dice, o bien la de 1994, aproximadamente, por Héctor Durón, un enamorado de Cócorit.

Una de las posibles causas del acelerado “envejecimiento” de los álamos en la calzada “Jorge Valdez Herrera” es la falta de agua, considera, pues los mantos freáticos se han ido secando por la operación del acueducto Yaqui-Guaymas.

“Antes a los seis metros había agua y ahora nos dicen que tuvieron que excavar unos 180 metros para obtenerla y las raíces de los álamos son como de unos 30 metros hacia los lados”, explica.

Similar situación pudiera vivirse en la calzada que va de Cócorit a Tajimaroa, incluida en la zona aluvial del río Yaqui.

De modo que cuando envejece el árbol, por dentro queda hueco y son los brazos los que regularmente caen, afirma, pero en tiempos de lluvia nacen algunos retoños que con su peso hacen que el álamo hueco caiga de golpe, como el de ayer.

Se han hecho algunos intentos por rescatar el agua para los mantos freáticos, como los drenes construidos en esta administración que aprovechan el agua de la lluvia en las calles y las canalizan al subsuelo, precisa.

Una recomendación es que, así como el Consejo Cultural ya sembró algunos álamos, se siembren otros en forma escalonada, es decir dentro de unos cuatro años, para que cuando se hagan viejos los primeros, ya tengan sustitutos.

Las ceibas de la plaza de Cócorit y las palmeras sí tienen mucho más de 100 años, afirma, pero son árboles más resistentes al paso del tiempo, aunque sí se ha dado la caída de algunas como la que daño la escuela primaria hace unos tres años.

 
 

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