El llamado al bullpen en la novena entrada es uno de los momentos de mayor tensión en el béisbol. Para el cerrador mexicano, significa la hora de la verdad, con el juego en la balanza. Andrés Muñoz, conocido por su aparente frialdad en el montículo y sus lanzamientos potentes, compartió una perspectiva muy honesta sobre lo que pasa por dentro el cerrador de los Marineros de Seattle en MLB.

A pesar de la imagen de imperturbabilidad que suelen proyectar los closers, ellos también sienten la presión. Muñoz reveló esta sensación durante una entrevista.

En una entrevista en MLB Tonight, el lanzador mexicano fue muy sincero sobre el momento en que recibe la instrucción para entrar al juego.

"Tan pronto como llaman y dicen mi nombre", confesó Andrés Muñoz en la entrevista, "empiezo a sentirme todo nervioso". Una revelación que sorprende a muchos.

Esta declaración contrasta con la apariencia dominante que muestra en el campo. Lanza rectas que superan las 100 mph y sliders devastadores, ejecutando bajo la máxima presión.

Cerrar un juego en Grandes Ligas no es para cualquiera. Cada lanzamiento puede definir el resultado final del partido. La presión de proteger una ventaja mínima es inmensa.

La honestidad de Muñoz humaniza el rol del cerrador en el béisbol moderno. Muestra que detrás de esa apariencia imperturbable, hay nerviosismo. La clave está en cómo se maneja esa sensación.

Sentir nervios no significa que no puedan hacer el trabajo. El talento de Muñoz, a pesar de esa sensación inicial, le permite canalizar la presión. La transforma en la adrenalina necesaria para dominar a los bateadores rivales y asegurar la victoria para su equipo.