En su edición del jueves, nota principal, publicó InfoCajeme una foto del presidente municipal Lamarque junto con su declaración triunfal: “En seguridad pública Cajeme sigue mejorando”. ¡Qué bueno!, dije en voz alta, y me puse contento como siempre que me dan buenas noticias de mi tierra.
Pero el contento no me duró un minuto. Debajo de la foto venía la nota “Otro día violento”, un enfrentamiento armado en la colonia Villavista, en donde murieron personas que nada tenían qué ver con los rijosos, pero estaban ahí a la hora de los balazos.
Y en la misma página, otra: EJECUTAN A TRES CERCA DE SEGURIDAD PÚBLICA. Se ve bien que el homicidio está mejorando en Cajeme.
Me pongo chinito cuando los políticos manejan la estadística para caerle bien a la gente. En este trimestre, dicen a los medios con inocultable satisfacción, los homicidios han bajado en 24.2 por ciento. Qué bien, ¿y el porcentaje que falta? ¿Ese 24.2 por ciento cura el dolor de los hijos que se quedaron sin padre o sin hermanos?
Hace unos días la presidenta Sheinbaum anunció una de estas rebajas, la de homicidios dolosos. Hay homicidios intencionales y homicidios dolosos. ¿Cómo se clasifican los que mueren en la escena del tiroteo y mueren por balas que no iban dirigidos a ellos? Supongo que las autoridades responsables ya crearon una clasificación especial o quizá para los mafiosos que no pretendían matar al que pasaba por ahí, se trata de un “accidente de trabajo”.
Volviendo a la declaración del alcalde Lamarque, no aporta nada al tema. Habló sólo como aspirante a gobernador. Así sostiene su primer lugar en la lista, la lista de los que quieren llegar a ser pero no serán. Aquí no pasa nada.
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