El 22 de julio vence mi suscripción de “El Imparcial”. Anhelo que llegue esa fecha para descansar de la monotonía. Posiblemente tome unas vacaciones de junio a julio para que no me parezca tan larga la espera.

Me regalaron la suscripción cuando estuve en cama, enfermo, y no sé cuándo estrenaron ese insufrible modelo de primera plana que se repite cada día. Hay dos espacios reservados, el principal para el gobernador y el que le sigue en importancia para el presidente municipal de Hermosillo. Si uno de ellos dice “la patria es primero” o “el respeto al derecho ajeno es la paz” o “qué linda está la mañana”, lo publican con gran encabezado con otra nota más amplia de lo mismo en páginas interiores.

Si uno de los dos manda eliminar los baches de una calle, el reportero informa que el señor Durazo o el señor Toño “rescató” la calle fulana, y cuando uno de ellos inaugura una obra de relumbrón o declara que tantos causantes pagaron sus impuestos, se trata de un hecho “histórico”

Pobres los encargados de prensa del gobierno del Estado y del Municipio, que tienen que forzar el seso para encontrar un tema de propaganda para el jefe cada tarde, y pobres de nosotros, los ciudadanos, que tenemos que buscar las noticias de impacto mundial, como lo de Gaza y lo de Ukrania, si acaso las dan, en notas pequeñas y escondidas porque allá no hay quien pague los espacios. La presidenta de México da información muy importante diariamente, pero sólo si se relaciona con el gobierno de Sonora se da con amplitud..

Le echo un ojo a “Expreso” en internet, que publica las mismas notas con menos lambisconería. “El Diario de Hermosillo” me parecía distinto, pero de pronto dejaron de venderlo en el changarro cercano de mi casa y no sé si dejó de editarse.

¿Cómo les va con sus periódicos locales, amigos de Cajeme, Navojoa, Guaymas, Nogales? ¿Se aburren igual que yo? Ojalá que se aburran un poco menos.

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