Álamos es un pueblo de fantasmas. Raro es el adulto cincuentón que no tiene en su libro de anécdotas el caso de un aparecido, una mujer de blanco, o al menos un bulto de forma humana que se le apareció una noche en este barrio o en aquél. Es bien sabido que en la habitación 11 del hotel La Casa de los Tesoros se sentía una presencia del más allá.

Doy estas referencias para que las personas que se encuentran en el FAOT de Álamos sepan que no hago sin fundamento la pregunta que arriba se lee: ¿Qué haría usted si se le aparece el fantasma del doctor Ortiz Tirado?

Los valentones tienden a hacer preguntas simplonas a los fantasmas. ¡Cuidado! No le vayan a preguntar al famoso cantante en qué lugar jugaba de niño o en donde compraba sus dulces. El fantasma se pondría muy triste porque su infancia no transcurrió aquí, a los tres años de edad se lo llevaron sus padres a Culiacán. Y sólo tenía 5 años cuando murió su padre, que también era médico, y que se llevó a la tumba el resentimiento contra los alamenses.

Porque fíjense ustedes, lectores, que el doctor Alfonso Ortiz Retes, padre del cantante, prestó sus servicios profesionales al hospital del lugar, y las autoridades municipales se negaron a pagarle. Y cuando don Alfonso demandó al Ayuntamiento enredaron el asunto con trampas y sólo le dejaron al distinguido médico la indignación y el coraje.

La historia es larga y no tengo espacio para contarla entera. Pero si alguien tiene un ejemplar de mi libro “Recuerdo que recuerdo” la encuentra ahí, a partir de la página 46. Y los que no tienen el libro se quedarán sin saber, y les digo que eso les pasa por no comprar mis libros. Llevo años y años escribiendo y ustedes, indiferentes. Merecen que esta noche les dé un susto un fantasma horrible (no el del doctor, que descansa en paz).

carlosomoncada@gmail.com