Fraude en el ring
Sergio Anaya
Domingo 1 de Octubre de 2023

Nadie debería protestar por la deslucida pelea que protagonizaron "Canelo" Álvaez y Jermell Charlo este sábado en Las Vegas.

Desde que se anunció hace ya varios meses quién sería el rival del jalisciense, se supo que no podía esperarse mucho de un boxeador con poca actividad, sin el peso idóneo y escasa trayectoria ante púgiles sobresalientes. Todo eso es Charlo y lo que se vio ahora es natural.

El problema es la baja capacidad del Canelo para despertar emociones en los miles de aficionados que acuden a sus peleas y en los millones que lo siguen por televisión.

El de anoche ha sido el mismo boxeador de las peleas recientes. Camina bien sobre el ring, tiene buena preparación, acumula puntos round tras round, pero le falta contundencia no digamos para noquear sino ni siquiera para entrar en un tú a tú con sus contrincantes por más que los supere.

Y no corre riesgos cuando debe hacerlo, cuando debe jugarse el todo por el todo, como ocurrió contra Dmitry Bivol, a quien no le pudo arrebatar el título.

Será tal vez porque para ser un fajador, un boxeador que arriesgue, se necesita tener hambre y sed de triunfo, sueños de grandeza en este terrible y emocionante deporte que es el box.

El problema es ése: Canelo no tiene hambre ni sed de triunfo sino necesidad de prolongar sus peleas para que rinda el contrato publicitario y no arriesgar demasiado para llegar a las peleas previstas en su contrato de cientos de millones de dólares.

Así las cosas, los aficionados mexicanos seguirá a la espera de un Canelo que ya no existe.

 

 
 

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