Ni grandes ni chicos, ni profesionistas ni analfabetas, ni políticos ni comunicadores.
Ningún sector escapó al terror provocado por la posibilidad de contagiarse con la llamada influenza porcina que, de paso, parece impactar contra el consumo de carne de cerdo y enriquecer a los propietarios de farmacias.
Mientras los porcicultores rezan porque esta psicosis dure poco, los farmacéuticos dicen todo lo contrario pues los tapabocas y los medicamentos contra todo tipo de gripes, se acabaron.
El miedo al contagio inunda hospitales.
Rodolfo Quintero Castro, jefe de la Cuarta Jurisdicción Sanitaria, asegura que las consultas médicas han crecido hasta en 30%.
Pero en toda la región no se ha presentado un solo caso de esta enfermedad y únicamente están bajo análisis cinco casos.
Por ello, dice, la población debe mantener la calma pero sin descuidar las medidas higiénicas preventivas como el lavado constante de las manos y evitar asistir a eventos masivos en lugares cerrados donde pudiera haber personas enfermas.
La terminal de autobuses e incluso el aeropuerto internacional son objeto de revisión, a través de encuestas, para conocer el estado de salud de los viajeros.
En las agencias de viaje se quejan de que la alarma ha causado la disminución de hasta 40% en el número de personas que les compran boletos.
Para que usted esté informado...
Pero ni los periodistas, supuestamente bien informados, escaparon a la psicosis de la influenza.
No hacía ni un minuto que habían recibido la noticia de que no hay un solo caso del mal cuando alguien les dijo, “de muy buena fuente”, que en la cama 304 del Hospital de Especialidades falleció una dama “por una enfermedad pulmonar”.
Con la cámara al hombre y la libreta en mano, los reporteros casi volaron al hospital del IMSS, ansiosos por conocer la noticia y ser los primeros en difundirla.
En el trayecto aceleraron sus flamantes automóviles "chocolates", algunos pasaron semáforos en rojo, se estacionaron donde pudieron y en el hospital no esperaron el elevador, subieron corriendo las escaleras mientras volteaban a todos lados por si aparecía algún familiar llorando al muerto.
Tranquilo, los recibió el doctor Walter González Jaime quien les dijo que en el tercer piso era difícil encontrar un paciente con influenza no sólo porque no se ha reportado ningún caso, sino porque en ese piso se atienden huesos quebrados y males urológicos.
Hasta la fecha ninguno de estos males se relaciona con la sintomatología de la influenza porcina.
De todos modos reunió datos y resultó que en la cama 304 convalece una mujer de Guaymas desde hace tres días y en evolución favorable, pero su enfermedad no está relacionada para nada con la influenza.
La frustración de los reporteros complementó su incomodidad de tener que pasar por una “alfombra azul” llena de cloro y colocarse su tapabocas como requisito para permanecer dentro del hospital.
Por fortuna, dice el doctor José Luis Huerta, el calor mitiga un poco en Sonora la proliferación del virus, pues es una enfermedad propia de la época invernal.
Lo que sí puede ayudar al desarrollo del virus en la región es la humedad del medio ambiente, dijo el doctor y un reportero pensó que de seguro las autoridades los están tratando de confundir.
Medidas preventivas
El jefe de la jurisdicción IV insistió en conservar la tranquilidad y atender las acciones de prevención, al reiterar que no se tienen registros de la enfermedad en la entidad.
“Sólo se trata de acciones enfocadas a evitar posibles brotes de la enfermedad y basta con llevar acabo las labores de higiene como lavarse las manos y evitar sitios concurridos”, explicó.
En la jurisdicción, dijo, se han elevado en 30% las consultas médicas del sector salud y se tiene 5 casos en observación sintomatología sugestiva de influenza.
En el aeropuerto internacional y la central de autobuses, agregó, se cuenta con personal médico que levanta encuestas para conocer la situación de salud de quienes viajan.
“Al momento se han aplicado más de 600 encuestas entre quienes llegan a la ciudad o pretenden viajar”, apuntó.
Las casas saludables de colonias y zonas rurales también se han sumado a las actividades de prevención.