Expropiación, oportunidad de especulación
Carlos MONCADA OCHOA
Lunes 22 de Mayo de 2023

La expropiación es una figura que autoriza la Constitución General para que el gobierne adquiera terrenos de particulares previa indemnización, si para ello hay razones válidas, por ejemplo, si en los terrenos expropiados se construirán edificios para una institución educativa o un hospital, si se aprovecharán para ampliar vías de comunicación fundamentales para acelerar la actividad económica en una región, etcétera.

En Sonora se aprobó en 1938 la Ley para crear la Universidad de Sonora, que abrió sus puertas a la juventud en 1942, y pudo haberlas abierto al menos dos años antes pero a las propietarias del terreno afectado les ganó la ambición y exigieron una indemnización mucho más alta de la razonable y justa señalada por los avalúos técnicos. No les salió a las dueñas el intento de especulación y perdieron el asunto en la Suprema Corte de Justicia. El ejemplo es útil para entender lo que pasa en este momento en el escenario nacional.

Los latifundistas ven con temor las expropiaciones porque implican el peligro de que la autoridad les descubra alguna irregularidad que les conviene ocultar, y difunden falsedades contra el gobierno federal con la esperanza de “asustar” a los funcionarios y obligarlos a que den pasos atrás.

El presidente AMLO reconoció, sin que nadie lo presionara, que ha sido necesario operar docenas, quizá centenares de expropiaciones de superficies de diversas dimensiones para construir las obras que darán prosperidad al sureste del país. El incremento de la industria turística será gigantesco, y ni qué decir del ahorro en el movimiento de carga y de pasajeros.

Creo que una manera sencilla de alcanzar la verdad en esta lluvia de rumores es colocar en un platillo de la balanza los infundios, y en otro, los beneficios y el número de beneficiados que cubrirán las obras impugnadas. Y a un lado los mitotesl

 

BIENAVENTURADOS Y DESVENTURADOS

Bienaventurados quienes los que se divertirán en las Fiestas de Junio aunque tendrán que cubrir a golpe de calcetín las grandes áreas de las calles más céntricas de la ciudad, y desventurados quienes estamos obligados a ir a MUSAS y la Casa de la Cultura y tendremos que buscar, lejos de la Rosales, rutas alternativas y padecer los embotellamientos.

Pero el pueblo tiene derecho a divertirse con espectáculos gratuitos y de calidad al menos una vez al año. Y nosotros, los que andamos fuera de “onda”, estamos obligados a sobrellevar con paciencia los nudos del tráfico, aunque no se produzcan sólo una vez al año.

Este columnista tiene una obligación adicional: aclarar a los dos o tres amigos que le quedan al ex político Francisco Búrquez que no fue él quien puso en marcha las Fiestas del Pitic cuando era presidente municipal, sino Dolores del Río. Que no enchuequen la historia regional.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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