El homenaje al difunto: La hipocresía política
Héctor Raúl Campa García
Domingo 18 de Diciembre de 2022

 

“Cuando vivía el infeliz, ya que se muera y hoy que ya está en el veliz, que bueno era”

Canción: Cerró los ojitos Cleto, de Salvador –Chava- Flores. Cantautor (CdMex. 14/01/ 1920-05/08/1987).

La muerte de una persona, en general, es lamentable, independientemente de la opinión que se tenga de ella. Sobre todo si se trata del fallecimiento de una figura pública, especialmente dentro del entorno político y a pesar del estigma que se han ganado a pulso, con lo que los adjetiva la ciudadanía, de corruptos y corruptores; que no es la esencia de la verdadera política.

Por supuesto que los políticos, así como tienen sus seguidores, leales unos, ya sea por intereses de sectores, grupos o personales; cuentan con acérrimos detractores, que “se los han ganado a pulso”. Tal parece que la política mexicana, en lugar de buscar la unidad social, la polariza, y esto se ha evidenciado en este sexenio. El multipartidismo, creo, que también ha dado lugar a que, referente a la vida política del país, este antagonismo social se exacerba cada vez más.

Cuando fallece un reconocido político su funeral se asemeja a una manifestación o parafernalia partidista y antes de las exequias (ceremonia religiosa), se le rinde un reconocimiento póstumo a su quehacer político, exaltando sus virtudes y “escondiendo” sus defectos. Tal como la canción popular de Chava Flores, Cerró los ojitos Cleto: que estando vivo lo denostaban y después muerto que bueno era, o sea le sale bonachón y el altruismo. Que no se duda que tal vez tuvo sus virtudes y sus defectos, en su actuar dentro de la grilla a la mexicana,

El reciente fallecido (este 13 de diciembre de 2022), Lic. Miguel Barbosa Huerta, no se libró de esta dualidad entre “el bienhechor y el malhechor”, el yin y el yang de la vida del ser humano, que se evidencia siempre en la praxis política. Barbosa, gobernador de Puebla (2019 hasta la fecha de su muerte), fue un exitoso abogado egresado de la UNAM, que obtuvo un reconocimiento de Doctor Honoris Causa, en ciencia política, por la Universidad de Hankuk de Estudios Extranjeros, en Corea del Sur. Militó, como muchos MoReNistas –arribista, olfateadores del poder- en el PRI (1977-1994), después en el PRD (1994-2017) siendo presidente Estatal del este Partido en Puebla y Consejero Nacional, Diputado Federal y Senador de la República (fue presidente del Senado), ambos escaños por la vía plurinominal; que por cierto en esa época despotricaba contra Andrés Manuel López Obrador (cuando formó su partido MoReNa), en 2017 renuncia al PRD y se incorpora al Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa, olvidando las ofensas ontra su fundador, AMLO).

En el 2018 fue candidato a la gubernatura del Estado de Puebla por MoReNa, perdiendo contra Martha Erika Alonso (PAN), esposa del Rafael Moreno Valle, ambos perdieron la vida en un accidente aéreo (al caerse el helicóptero donde viajaba la pareja. 24 de diciembre 2018), que hasta la fecha se ha especulado sobre las causas del mismo. Se le critico muchos a Miguel Barbosa, al comentar que el accidente fue un “castigo de Dios”, porque le habían “robado” la gubernatura, aunque sin mencionar nombres, se refería a la pareja de exgobernadores.

Otro de los dislates, siendo gobernador electo, por una minoría de votos (por un abstencionismo de casi el 70% del padrón electoral poblano) fue referente a la pandemia, diciendo: “nosotros los pobres, estamos inmunes al COVID-19”, que por cierto, pudo haberse contagiado y grave, por ser un paciente diabético de alto riego que se hubiese complicado por COVID-19 (pero parece que no se infectó), pero si tuvo problemas de circulación sanguínea de los miembros inferiores, siendo amputado parcialmente de uno de ellos (a causa de la Diabetes).

En sus funerales los discursos lisonjeros de parte del presidente y otras personas, no faltaron. Quizás el presidente se “atragantó” en su discurso del pésame a sus familiares, recordando que en una ocasión no lo saludó al gobernador Barbosa, en una visita que realizó a Puebla. Quizás, como Manlio Fabio Beltrones, AMLO no sea rencoroso, pero tiene “buena memoria”… escondida en una hipócrita retórica, de un sentido pésame a la familia Barbosa, por la muerte de su “compañero de lucha”, en el ring de los técnicos contra los rudos (“conservadores vs liberales”). Que en las pompas fúnebres de este activo político, la arena estaba repleta de “ídolos de la afición política de moda”, los de la 4 transformación y de otros Institutos Políticos, para robar reflectores.

Tal vez el sacerdote que ofició la misa de cuerpo presente del Lic. Barbosa, como en la Novela: De la muerte a la vida (página 39, perdón por la promoción), diría estas palabras, después de hablar sobre las virtudes del difunto: “[…] Quizás, lo sé, tuvo enemigos y algunos de ellos están aquí en este sagrado recinto, vinieron a despedirlo como un reconocimiento a lo que fue el doctor […]. Rindamos este reconocimiento y ofrezcamos a Dios nuestro Señor esta homilía por su eterno descanso”. “[…] algunos de la concurrencia, voltearan a mirarse y otros susurrarán comentarios, giraran sus ojos a todas partes o a ninguna como buscando al enemigo furtivo que se esconde en el tumulto y que se preguntará con expresión propia de Judas Iscariote ¿Acaso seré yo Señor?

Entre tantos amigos, que los tuvo el Lic. Barbosa ¿Cuántos enemigos furtivos, hipócritamente “fueron a despedirlo”? Así es la hipocresía en política. Algunos le llaman pragmatismo político.

Sea como sea, QDEP en el silencio de los sepulcros Miguel Barbosa Huerta.

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