Grilla, ¿nueva clase en los programas de El Colegio de Sonora?
Carlos MONCADA OCHOA
Martes 21 de Junio de 2022

La semana pasada se registró un episodio singular en el interior de El Colegio de Sonora. Se presentó el libro que lleva este largo título: “Sonora en clave de Derechos Culturales. 2021-2027. Propueste preliminar para un Programa de Desarrollo Cultural,” de Diana Reyes González y Patricio Chaves Zaldumbide.

Diana Reyes Tiene como antecedente cultural su actuación como bailarina de danza contemporánea en los grupos Espiral, Truzca y Aldo Siles, en la década de los noventa. Desapareció de escena y apareció de nuevo como directora del Instituto Municipal de Cultura y Arte de 2018 a 2021. Ese último año, alentó el anhelo, animada por sus amigos, de que la nombraran directora general del Instituto Sonorense de Cultura. No fue así.

Llama la atención que la “propuesta” corresponde al ciclo 2021-2027, aunque hay una funcionaria experimentada e inteligente que desde el año pasado desarrolla con notable éxito una propuesta enmarcada en el marco cultural delineado por el presidente López Obrador a nivel nacional y por el gobernador Durazo por lo que toca a Sonora. ¿Supone Diana que estos altos funcionarios quitarían su puesto a la maestra Beatriz Aldaco para entregárselo graciosamente a ella, a Diana, tan limitada de cultura y de experiencia?

Eso es posible suponerlo porque ha invitado públicamente a seguir discutiendo su libro en otras reuniones. Podría decirse que está en campaña.

En la elaboración del libro fue auxiliada por varios intelectuales colombianos que la acompañaron esa noche. Al parecer se divirtieron, festejándose mutuamente las ocurrencias que sólo ellos comprendían, eso que no fue posible para el público, que aguantó una sentada de dos horas consumiendo un banquete de palabrerío. No hay nada novedoso en esta obra, vertida en 126 páginas, pues contiene los buenos propósitos con que llega a su cargo un funcionario (o que sueña con llegar, caso de Diana Reyes).

Para crear la ilusión de que, ¡al fin!, alguien ha descubierto la fórmula para satisfacer los derechos culturales de la sociedad sonorense, se reitera la idea de que nada se ha hecho al respecto en Sonora, que todo comenzará cuando asuma la cumbre cultural Diana, con su corte de colombianos. Cierran neciamente los ojos ante la influencia del teatro universitario en los sonorenses, ignoran la existencia de la Orquesta Sinfónica del Noroeste y de los compositores populares, la proeza de sostener tres sinfónicas, una de ellas juvenil, nuestros éxitos en la Ciencia y en el Arte, la producción de óperas, la posición de nuestra Universidad de Sonora en el continente.

Tampoco se molestan los autores en tocar el tema del financiamiento, como si los apoyos económicos indispensables para mantener en marcha los mecanismos culturales y la subsistencia de los creadores fueran a llover como el maná en el desierto.

La última nota curiosa de este episodio, y quizá la principal, es que haya ocurrido en las instalaciones de El Colegio de Sonora, la institución que hace unos días se mostraba agradecida al titular del Ejecutivo por las reformas a su Ley orgánica y el reconocimiento de su autonomía. Quizás debemos entender que estrena su autonomía haciendo grilla.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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