Aunque el cambio de horario no funciona para Sonora, sí tiene efectos en la vida cotidiana de los sonorenses.
El efecto más sensible sin duda es acomodarse a los horarios de la televisión nacional. Hay que ver la telenovela dos horas antes que en el D.F. Las amas de casa apenas están limpiando la cocina, después de servir la comida a toda la prole, y ya no les queda tiempo para una siestesita porque el drama ya inició en la barra telenovelera.
Ver y escuchar noticieros nacionales, en la mañana cuando apenas nos vamos levantando y allá, en el D.F., ya están cerrando la transmisión. Horas más tarde, apenas nos estamos sacudiendo del calor de la tarde, cuando aparece Joaquín en la tele anunciando todas las gracias que hicieron este día los funcionarios federales.
En el chat de Facebook y Whatsapp los plebes quieren platicar con amigos que viven en el centrod el país y tienen el biorritmo dos horas adelantado; eso puede provocar desavenencias.
Peor es el horario de los vuelos lo que más friega. Tener que madrugar al aeropuerto porque en el D.F, ya son las ocho de la mañana, y aquí apenas está amaneciendo. O tener que cumplir con los invitados que vienen en un vuelo dos horas adelantado a nuestro ánimo de cumplir con las visitas. Qué flojera!