7 de junio. ¿Por qué votar?
Rafael Lucero Ortiz
Martes 05 de Mayo de 2015

A partir de 1911, la primera elección de transición de un gobierno dictatorial a una democracia, fueron excepcionales los procesos electorales que plantearon alguna pregunta a los ciudadanos mexicanos y coincidieron con resultados fraudulentos.

Son, las elecciones de 1929, con la participación de José Vasconcelos; las de 1940, con Juan Andrew Almazán, las de 1952 con la participación del General Miguel Henríquez Guzmán y de las que fuimos participantes, en el año 1988, con el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas y la del 2006 con AMLO.

En estos cinco procesos electorales, la pregunta central de los electores fue una: ¿por quién votar? Y la respuesta ciudadana fue contundente y la reacción del poder también, fraude. El caso de AMLO, fue diferente porque se trató de una elección cerrada, que se cerró por la vía del voto corporativo.

En los catorce procesos restantes, el elector no tuvo opción, aunque formalmente se presentaran dos o tres partidos; el partido oficial se adjudicaba de manera contundente y unívoca todos los triunfos. En protesta del PAN, por esta situación, retiró a su candidato presidencial, dejando sólo José López Portillo. En estos casos la pregunta retórica pudo haber sido ¿para qué votar? Si ya se sabía quién ganaría.

En el 2000, con la introducción el voto útil, se incorporó una  pregunta más: ¿por qué votar? Pregunta que se ha fortalecido en los últimos comicios y en particular frente a este proceso, los argumentos son fuertes y divididos. Las respuestas se han traducido, políticamente, en un voto de protestas múltiples; jurídicamente en una anulación del voto, que en el distrito 10 de Zapopan fue la tercera fuerza política.

Si damos por buena la afirmación del analista Alberto Olvera: “en estas elecciones, no tenemos alternativa digna”, la pregunta no es por quien votar. Ante la falta de alternativa digna, la pregunta obligada es: ¿por qué votar? Y la respuesta lógica y ética, para mí es: por aquello que dignifique el voto. Por el ya basta. Por justicia para las víctimas de Ayotzinapa. Por cadena perpetua a funcionarios corruptos. Por un nuevo constituyente. Por la desaparición del fuero y la aparición de la revocación de mandato. Por un voto de rechazo político, aunque se convierta en anulación jurídica.

Una propuesta que tiene su significado en fortalecer el voto de rechazo al sistema y a la clase política; aprovechar el centenario de la Constitución en el 2017 y convocar a una transformación de fondo del sistema político mexicano e ir en el 2018 a la renovación de poderes.

A un mes, tiene valor ciudadano, pensar la pregunta y la respuesta todos los días y negarse  a contribuir a la urna vacía y a la boleta en blanco.  Ejercer el derecho al voto de rechazo.

 
 

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