Al convencerse de que en su expareja se había extinguido el fuego de la pasión, Eloy Escársega decidió poner el fuego en otra parte, y para eso escogió la casa de ella.

Como no podía entrar por enfrente de la casa (tenía orden de restricción), se introdujo por la parte trasera.

De allí pasó a la planta alta donde la mujer lo descubrió y llamó a la policía.

Los agentes le aconsejaron que se dejara de tonterías y se entregara, pero él hizo caso omiso ya que andaba con varias "caguamas" en el interior de su panza y de su cabeza.

Además él quería fuego y como no halló fuego de pasión pues prendió las cortinas de uno de los cuartos y provocó un incendió que ameritó la llamada al honorable cuerpo de Bomberos quienes con tremendas manguerotas apagaron las llamas.

Los hechos sucedieron en la colonia Miravalle, pero bien pudieron ocurrir en una lujosa residencia de la zona norte o en cualquier parte donde haya un marido necio y borracho.

De esos abundan.