Despide Suba a líder de inconformes
Sergio Anaya
Miércoles 13 de Junio de 2007
Ante la petición de mejores condiciones de trabajo presentada por conductores del transporte urbano, la directiva del Suba respondió de manera inmediata: Cesó a Juan Ángel Cervantes Cota, dirigente del grupo inconforme.

Él y otros conductores inconformes insisten en lo justo de sus demandas.

La más importante, coinciden, es que se respete la jornada de ocho horas de trabajo, como marca la ley, y se paguen todas las horas extras.

La jornada actual, explican, inicia a las 5:30 de la mañana cuando llegan a recoger el camión que ese día conducirán.

“Tardamos cuando menos una hora entre lo que llegamos y nos hacen esperar para darnos la unidad. Y luego trabajamos de corrido desde las 6:30 hasta las 9 de la noche”.

Las 16 horas
Pero allí no concluye la jornada, aclaran.

“Después de terminar el recorrido debemos ir a cargar la unidad de diesel para el día siguiente y al entregarla debemos esperar otra hora, mínimo, por lo que terminamos cuando menos a las 10 de la noche”.

Son alrededor de 16 de horas de trabajo y al otro días hay que levantarse temprano para llegar a las 5:30 de la mañana a empezar de nuevo, señalan.

A cambio de ese trabajo reciben un sueldo promedio de 140 pesos diarios. Durante la jornada, aseguran, no tienen derecho a un descanso para comer, por eso incluyeron entre sus peticiones una hora libre al mediodía.

Los conductores deben trabajar dos días seguidos, prácticamente, y descansan otros dos, pero este ritmo es extenuante, afirman, sobre todo en tiempo de calor y aunque algunas unidades tengan aire acondicionado pues el sol es inclemente.

“Quien paga todo esto es el usuario que resienta la calidad del servicio cuando uno está cansado”, comentan.

Era bueno
“El proyecto del Suba era bueno en un principio, cuando nos capacitaron y nos dijeron todo lo que iba a cambiar… se veía muy bien”, afirman.

Les prometieron respetar sus derechos laborales adquiridos en muchos años de trabajo con el sistema anterior, “y hasta dijeron que nos iban a mejores las condiciones de trabajo”.

“Pero todo lo echaron a perder desde que aceptamos la liquidación del trabajo anterior a cambio de renunciar a cualquier derecho por 10, 15 y hasta 20 años de antigüedad que tiene muchos compañeros”, señala Juan Ángel.

Pronto empezaron las presiones y las irregularidades, el establecimiento de las jornadas que van desde la madrugada hasta la medianoche.

“Quisimos hablar bien con la directiva, pedirle un cambio mejor, pero los jefes del sindicato nos detuvieron”.

“Si no les conviene, renuncien, váyanse, nos dijo el secretario general del sindicato, quien también es concesionario del Suba”, comenta.

Él y sus compañeros saben que no tienen ningún apoyo por parte del sindicato, pero aún así seguirán demandando que se respeten sus derechos como marca la ley.

Y Juan Ángel expone sus motivos:

“Es mi trabajo, con él atiendo a mi familia y tengo que defenderlo”.
 
 

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