Gabo pierde la memoria
Agencias
Martes 12 de Junio de 2012

Gabriel García Márquez solía opinarlo todo. Aparecer en las elecciones presidenciales, mediar en liberaciones, dar declaraciones que siempre revolvían el alma.

Del Nobel de Literatura no se sabía nada desde 2007, cuando viajó en tren a Aracataca, su pueblo en el Caribe colombiano, y se le vio con Mercedes, su esposa, hablando, inaugurando la remodelación de la que fue su casa, riendo, sí, pero cansado, muy cansado.
 
En 1999 le habían detectado un cáncer linfático que superó. En 2001 murió uno de sus hermanos, Gabriel Eligio García Márquez. «Eso fue un mazazo para él», le diría a ABC entonces Jaime García Márquez, el otro de sus hermanos que maneja la Fundación para un Nuevo Periodismo en Cartagena de Indias.
 
Gabo publicó «Vivir para contarla», sus memorias en 2002. Quería escribir más tomos. No lo hizo. Tenía ganas de terminar otro libro sobre amores contrariados, su tema. No se supo más.

No escribe, no opina, no aparece. O sí. Cuando cumplió 85 años, en marzo pasado, las revistas de farándula publicaron fotos de Gabo en México, país en el que ha vivido la mayor parte de su vida, con sobrinos, Mercedes, amigos.

Era él, sí, pero no era él. Parecía ausente, sin esa chispa de estrella que tienen sus ojos. Gabo estaba raro. El tema en Colombia es un tabú. Gabo es patrimonio.


La preocupación de un amigo
 
Pero el portal de internet Kien&Ke puso el dedo en la llaga. El periodista Édgar Artunduaga, en un artículo que título, «¿Se apagó la memoria de Gabo?», entrevistó a Plinio Apuleyo Mendoza, gran amigo del Nobel, autor de «El Olor de la Guayaba», un libro sobre recuerdos de infancia y juventud, amigos y literatura, con Gabo (1982).

En la entrevista Mendoza habla claramente de su preocupación por la memoria de Gabo. Cuenta que hace cinco años no habla con él. «Tiene que verte porque si no, por la voz, no sabe con quién está hablando», le dijo Rodrigo, uno de los dos hijos de Gabo.
 


El tema en Colombia es un tabú. Gabo es patrimonio
 
«La última vez que hablamos - comentó Mendoza en la entrevista- se le olvidaban ciertas cosas y me preguntaba: “¿Cuándo llegaste? ¿Dónde estás alojado?”; y repetía. En cambio, fuimos a almorzar y a recordar cosas muy antiguas de hace 30 o 40 años, remotas, y la memoria le funcionaba perfectamente».
 
Artunduaga también entrevistó a Carmen Balcells, la agente literaria de García Márquez. Le dijo que lo vio «un poco pachucho de salud en la celebración del último cumpleaños. Quizá porque nos hacemos mayores», justificó.

Dijo que Gabo se ha vuelto cascarrabias y tiene una mirada llena de nostalgia. «Muchos amigos con quienes he comentado el asunto me dicen que con ellos también se limitaba a iguales interrogantes. Entonces hay la sospecha de que simplemente tiene unas fórmulas.

Si no reconoce no dice “no sé quién eres tú”, sino que hace unas preguntas genéricas. Me duele mucho esta situación y me inquieta. Gabo siempre ha sido un gran amigo», remata Mendoza.

 

 
 

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