Columna de Hierro
Sergio Ibarra
Sábado 14 de Mayo de 2011

A propósito del enésimo enfrentamiento que acaba de registrarse en Ciudad Juárez entre agentes de la PFP y los escoltas del alcalde de esa fronteriza y sangrienta ciudad, quizá muy pocos recuerden que apenas entrando el presente año, el 26 de enero, precisamente, en otro altercado similar, un agente federal mató, en presencia del alcalde y de sus compañeros al policía municipal -escolta del munícipe- Jorge Humberto Muñoz Pérez de 29 años.

Los hechos se habían dado en las mismas circunstancias que ahora y es casi un hecho que si el alcalde Héctor Murguía hubiera enfrentado, como lo hizo en esta ocasión a los genízaros de García Luna, el agente Muñoz Pérez, aun estaría vivo.

Pero esto, naturalmente no gustó al alto mando de la PFP lo que motivó que el comisionado de la corporación, Facundo Rosas,  saliera a pedirle mesura al alcalde, y casi como olvidando la artera agresión en la que cayó muerto el agente municipal, casi regañó a nivel nacional a Murguía, dejando por un lado, también, la investidura de primera autoridad del munícipe el que, como bien le señaló al agente federal al que encaró, estos no son nadie para mandar en Juárez.
Que aprovechen el agua revuelta que genera el desaguisado de Calderón con su guerrita en contra de las drogas, eso es otra cosa.

En lo particular, yo lo viví en carne propia y de nada sirvió el haber denunciado el atraco cometido a plena luz del día, por un grupo de agentes de la PFP y en el que dí, con lujos de detalle, el robo en despoblado de que fueron objeto personas allegadas al suscrito, incluyendo hasta el número de la unidad.

Por eso es que entiendo el reclamo del alcalde de Juárez y desapruebo, a todas luces, el llamado de atención que pretende hacer don Facundo,--- el que maneja otra clase de ratas—no el artista.
Y, de veras, pues, ¿Qué esperaba que hiciera el alcalde después de que ya en una ocasión le mataron a un escolta estos mismos hombres que se presume están para resguardar la seguridad de los juarenses?

Y no le falta razón a don Héctor cuando se pregunta- al recordar el asesinato cometido en perjuicio de uno de sus hombres en enero pasado a manos de un agente federal-¿Cómo le explico, qué le digo a los padres, qué le digo a los hermanos y a la esposa del agente caído que éste no cayó en una refriega con los malandrines, sino a manos de quienes llegan a Juárez, supuestamente para resguardarnos?

-Por eso los repudia la gente- les dijo en su cara a los federales que encañonaron con sus rifles de alto poder a sus escoltas.

Y aquí es donde uno se pregunta ; ¿cómo es posible que quien jefatura un grupo de élite como la PFP no se haya presentado ante la primera autoridad para, sino para coordinarse, al menos conocerse y evitar este tipo de situaciones que ya costó una vida?

FIERRITOS EN LA LUMBRE

Dice el dicho y dice bien, que más vale un grito a tiempo y no muchos a destiempo. Va con manzanitas para los jefes de tránsito, Juan Carlos Arreola o el jefe operativo,  Navarro Salas (a propósito, ¿Monarez, todavía trabaja en la Municipal? ).
Desconozco si la estrategia que estaban desplegando la madrugada del sábado anterior, dos agentes de tránsito sobre la calle Jalisco, esquina con la Salcido, forme parte de las nuevas estrategias implementadas por el nuevo director de Seguridad Pública, Mario Alberto Andrade, pero a fe mía que además de riesgosa, es ventajosa y más que preventiva, es una campaña con afán recaudatoria y no precisamente a favor de las arcas municipales.

Y dígame usted si no es un riesgo (para conductores y agentes ) cuando de forma sorpresiva usted descubre que tiene ante sus ojos, en plena oscuridad,  a menos de diez metros a un par de agentes que le piden que se detenga para el clásico “chequeo de rutina”.

Hasta donde establece el sentido común y el mismo Reglamento de Tránsito, yo creo que lo más recomendable es que  las luces de la patrulla permanezcan prendidas, al lado de los agentes y no como en esta “operación” en la que la unidad, tampoco se advertía a la vista.

Lo que sí no tuvo progenitora fue la respuesta de uno de los agentes cuando el suscrito, les cuestionó el raro proceder. Es decir, un filtro cuasi particular en el que solo participa una unidad, con dos agentes que operan casi encubiertos, bajo la oscuridad de la noche.

-¡Es que si prendo las luces se me van! 

El número de la patrulla no lo pude anotar debido a que operaba a oscuras, pero se me quedó grabado el apellido—Mendoza—del agente, el que, hasta eso, se identificó al momento de abordarme.

Y en más de asuntos de barandilla, será para este 24 de mayo cuando tenga lugar la comparecencia del Secretario del Ayuntamiento de  Cajeme, “ el todas mías”, Luis Carlos Plascencia, ante el juzgado octavo federal, en la víbora que dejó chillando, polvo de los muchos lodos, pues, que dejó de herencia en los muchos frentes que dejó abiertos a su paso por Seguridad Pública, Víctor Landeros, el hombre orquesta de la administración municipal que lo mismo sabe de enrredos electorales (si no, que les pregunten a Atalo de la Vega y a Pedro Mexía ), asuntos de barandilla, de desarrollo económico y hasta de candidaturas a la diputación local. Como quien dice, todo un estuche de monerías. Se trata de que Plascencia explique cómo es que un detenido a quien se le acusa de llevar consigo algunos paquetes de droga en el vehículo en que se le detiene, es puesto en libertad treinta horas después de su detención y solo hasta un mes después es puesto a disposición de la autoridad federal, en este caso a la PGR. Todo un caso para la araña en la que también se hallan inmiscuidos los médicos que lo certifican y los jueces calificadores que lo ponen en libertad ante la falta de pruebas.

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