¿ Y si no hubiera fùtbol?
Adolfo González Riande
Martes 06 de Julio de 2010

I
Muy probablemente mi madre hubiera tenido un profesionista más en casa, y no hubiera tenido que pasar gran parte de su vida, lamentándose de que su hijo Antonio, por cierto muchacho brillante en el estudio, mejor que yo me sincero, abandonara las clases de secundaria en Orizaba, para irse a jugar los fines de semana con sus amigos del puerto de Veracruz.

II
Las callejuelas de Tepito o del barrio de La Boca, o de las polvorientas calles de la Marte R. Gómez, o de cualquier otra parte del mundo, estarían silenciosas de las risas alegres de los mocosos, buquis, pibes o garotos corriendo tras una ilusión materializada en cuero, hule o simplemente trapo.

III
Los miles de campos deportivos de nuestras comunidades urbanas, serranas y suburbanas, tal vez resplandecerían de cultivos y de oportunidades de empleo.

IV
Cientos y miles de entusiasmados jóvenes de nuestro país, tal vez no estarían a la espera del “correo de la ilusión como el Coronel (el de García Márquez) alimentando su gallo de pelea”, y en lugar de correr tras la pelota, correrían junto al Coronel por los horizontes de la jungla de Macondo.

V
Millones de abandonadas esposas, novias y madres de familia, tal vez aplaudirían emocionadas ante la posibilidad de reunir cada fin de semana al querido esposo, novio o hijo, interesarlo en temáticas más productivas, cuando menos más hogareñas.

VI
Muy posiblemente la economía familiar fuera un poco mejor.

VII
Nunca hubiera encontrado textos de Galeano sobre el gol, ni una prosa tan fina como la de Benedetti, ni versos de Valdano sobre el pibe que corre tras la pelota, ni hubiera existido un filósofo como Menotti, ni un virtuoso como Maradona, ni yo mismo me hubiera emocionado aquella tarde en que anoté un gol espectacular en el campo de la galletera, ni mi compadre Enrique hubiera tenido tema de conversación para el resto de su vida (¡y eso que no estuvo presente en el juego!)

VIII
Por supuesto que Sergio Anaya, Oscar Trejo y el Goyo Belmonte pasarían mudos ante mí, ocultando su prosapia puma azul y oro.

IX
Los seguidores del América, ¿de qué hablarían cada lunes?

X
Las paredes de la oficina de Elías González quedarían desiertas, sin iconos del chiverío, y el Tiburón y el Tuca (no Ferreti) ¿què llegarían a compartir con sus amigos, semidesnudos sin sus casacas de escualo e hidrorrayo, respectivamente?.

XI
Tal vez, los enormes monitores del King Kong, La Pasadita, La Central y El Nuevo México, serian habilitados como mesas para los parroquianos émulos de Fred Astaire, sedientos de bailar con una eventual “Ginger Rogers”.

XII Si, es cierto, el fùtbol no lo es todo,no es sino el espejo social donde semana a semana un pueblo nefelibata se asoma absorto para quemar incienso a distancia,ante el televisor,para perpetuar un ritual ante los hèroes en calzones, en un paìs donde los futbolistas alcanzan dimensiones de semidioses.

 
 

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