En la lupa
Guillermo Noriega
Jueves 27 de Mayo de 2010

¿Acaso nosotros sí podemos colocar retenes militares y puntos de revisión carreteros para evitar que las drogas les lleguen a nuestros vecinos estadounidenses y ellos no pueden hacer lo mismo para evitar que lleguen las armas al crimen organizado en México?

Eso pensé hasta hace poco que supe de la decisión de enviar mil 200 efectivos de la Guardia Nacional a la frontera para labores de patrullaje y combate a la delincuencia organizada en la frontera más larga, porosa y compleja del orbe.

Recuerdo que el año pasado fui cuestionado en una reunión en Kansas City sobre la guerra contra el narcotráfico y el clima de violencia generalizada en el que vivimos.

Ante un auditorio 90% anglosajón me atreví a reclamarles directamente la visión limitada del problema, puesto que siendo Estados Unidos el gran consumidor, no se veían operaciones contundentes para dar una guerra similar de aquel lado de la frontera o, por lo menos, combatir de forma contundente el consumo.

Hasta entonces el entendimiento del problema era algo similar a culpar a quienes envenenan a la sociedad (oferta) y no aceptar que el consumo (demanda) genera el tráfico y que mientras el primero exista, el segundo nunca desaparecerá.

Al día de hoy me es positivo atestiguar cómo se ha transitado a una visión más integral del problema en el entendimiento bilateral.

Sobre la Iniciativa Mérida, como una estrategia de “co-responsabilidad”, siempre critiqué que nosotros pongamos los muertos mientras ellos ponen el dinero. Librar una guerra solamente de este lado de la frontera, aun con todo el apoyo del mundo, no es un arreglo justo, equitativo ni mucho menos efectivo.

Por lo mismo no debemos satanizar que se militarice la frontera. Nosotros mismos la tenemos militarizada, incluyendo nuestras calles, carreteras y aeropuertos.

Cierto que preocupa que desarrollen actividades de control de la inmigración ilegal, pero el “trade off” parece justo cuando vemos por el otro lado la posibilidad de al fin concretar una reforma migratoria con los paisanos que ya se encuentran allá sin documentos.


La SB1070 y la respuesta al racismo

Se sabe que en distintos estados del vecino país hay quienes buscan aprobar leyes similares a la controvertida SB 1070 de Arizona, lo cual por supuesto preocupa y enciende las luces de alerta.

Pero, no todo está mal. El efecto positivo del racismo convertido en política pública fue que México, los trabajadores ilegales y la agenda bilateral retomó un lugar importante en la saturada agenda pública estadounidense.

Casi 10 años después de que la reforma migratoria haya sido abortada por los atentados a las Torres Gemelas, el ambiente y contexto al parecer vuelven a ser propicios para poner un justo equilibrio entre el debate migración vs. seguridad.

Hace una semana Felipe Calderón realizó una visita a Estados Unidos y solicitó, en su discurso ante el Congreso americano, que se hicieran cargo del tráfico de armas hacia nuestro País.

Entre muchos otras consideraciones, el discurso no pudo ser mejor en estructura, lenguaje y mensajes, sin duda preparado por alguien que conoce las profundidades del psique americano y como consecuencia, Calderón recibió varias ovaciones de pie.

Su solicitud al parecer ya está siendo atendida (igualito de rápido y efectivo que aquí en México).

Por su parte, el presidente Obama, palabras más palabras menos, destacó que las acciones irresponsables como la SB 1070 solamente ponen en evidencia la necesidad de una reforma migratoria integral. Y precisamente el asegurar las fronteras será lo primero que le exigirán para hacerla realidad.

Así es como se pueden entender los mil 200 de la Guardia Nacional y los 500 millones de dólares adicionales para colocar más efectivos civiles en la frontera.

Por todo ello habrá que preguntarse si no habría que decirle: ¡Gracias gobernadora Brewer! porque su racismo ayudó a recordar al resto de su país que es una nación formada y enriquecida por migrantes y las injusticias que se han generado por retrasar el tema migratorio.

Ojalá estos escenarios y forma de entender lo que sucede sean lo más atinados, pues ello querrá decir que en algo podremos avanzar y sería un paso gigante en nuestra agenda.


En La Lupa: Y despertó…

Dicen que Felipe Calderón despertó de un sueño y creyó que los aplausos y ovaciones de pie provenían del Congreso mexicano. ¡Se vale soñar!


Guillermo Noriega Esparza
Internacionalista, UNAM y director de Sonora Ciudadana A.C.
Correo: noriega@sonoraciudadana.org.mx

 
 

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